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Sebastián minimiza la histórica subida de la luz: "Es poco más que un café"

El ministro no descarta que el recibo pueda volver a aumentar en 2011 - El butano se encarece un 3,1%, hasta los 13,2 euros, a partir del 1 de enero

Amanda Mars

Miguel Sebastián se puso ayer ante los focos para dar pomada y pedagogía sobre la subida de la luz recién aprobada, del 9,8% a partir de enero, la mayor en 28 años. Pero las palabras del ministro de Industria cayeron en la llaga como granos de sal gorda: no pudo descartar nuevas alzas de la factura en 2011 y tuvo la ocurrencia de minimizar el impacto de la subida de enero al compararla con "poco más que un café" al mes por ciudadano. De paso, avanzó que el butano también subiría 40 céntimos en enero (un 3,13%, hasta los 13,19 euros, casi un punto sobre la inflación hasta noviembre, del 2,3%). Esta subida corresponde a la aplicación de una fórmula automática, sin intervención del Gobierno.

Tres puntos del aumento de la tarifa se deben a las ayudas al carbón
El PP da por finiquitada la posibilidad de un pacto energético
El ministro admite que España ha ido "demasiado rápido" con las renovables
La asociación Facua estima el impacto en 6,77 euros por factura al mes
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En plena cascada de críticas, Sebastián salió a dar ungüento, pero consiguió el efecto contrario, tal como manifestaron incluso sectores del Ejecutivo.

España es una suerte de isla energética. El suministro depende en un 80% del exterior; y el Ejecutivo, más allá de su poder en la parte regulada de la tarifa, no puede vaticinar lo que ocurrirá con los precios internacionales de la energía. "Ojalá la escalada se frene. El Gobierno está trabajando para que esta sea la última subida del año, pero no lo puede comprometer", admitió.

El motivo estructural de la subida es el déficit tarifario: la factura de luz no recoge desde hace años lo que en realidad cuesta producir la energía, con lo que el Estado -o sea, los consumidores- debe dinero a las eléctricas desde 2000: un déficit de unos 20.000 millones al acabar el año. "No hay ninguna racionalidad en esa hipoteca invisible", señaló el ministro, quien defendió que el problema es "heredado". Heredado, sí, pero también engordado. El cálculo de tarifa que ha permitido acumular para los consumidores del futuro esta colosal deuda nació con el Gobierno del PP, en 2000, pero casi siete años de Gobierno socialista no lo ha solucionado. Para el ministro, "el ejercicio de asignación de responsabilidades sobre el origen del problema no aporta al debate".

Sebastián sacó pecho por su equipo -en el Ministerio de Industria desde 2008-, pero no mencionó a anteriores titulares socialistas del departamento (José Montilla y Joan Clos), ni al PP.

Al déficit se han añadido la subida de los precios internacionales de la energía -con la subida del petróleo como locomotora- y el coste unitario de las infraestructuras, que crece al reducirse el número de hogares y empresas entre las que se reparte. "Antes de la crisis, cuando la demanda crecía, el problema no era tan grande", justificó Sebastián, como "descargo" a anteriores equipos.

El ministro también atribuyó tres puntos de la subida a las ayudas al carbón, que defendió por el componente social que tiene, pero, sobre todo, por la necesidad de proteger "la única fuente propia" de producción.

La tarifa eléctrica se compone de la parte que regula el Gobierno y las subastas trimestrales de las empresas. Industria congeló su parte de la tarifa para enero, pero la subasta subió el coste un 21%. Para la próxima subasta, sin embargo, el Gobierno confía en que bajen los precios y pueda subir los peajes (regulados) sin que se note en los bolsillos.

Sebastián reconoció que España también ha ido "demasiado rápido" con las energías renovables,pero recalcó que su equipo "ha puesto racionalidad". El Gobierno aprobó el 23 de diciembre un real decreto ley que, entre otras medidas, recorta un 30% las primas de los huertos solares, y en general busca ahorrar unos 4.600 millones en tres años.

Aun así, el encarecimiento de enero afecta a más de 20 millones de usuarios acogidos a la Tarifa de Último Recurso (TUR), con potencias contratadas inferiores a 10 kilovoltios, que pagarán una media de 4,25 euros más al mes, aunque el Gobierno lo calcula en 3,2 euros. El Ejecutivo quiere que los tres millones de hogares acogidos al bono social, exentos de la subida, pasen a cinco millones.

El incremento se produce en plena crisis, después del incremento del IVA en julio y otra subida en octubre. Sebastián le quita hierro: "Sé que el tema es difícil y levanta pasiones", aunque "la subida de tres euros y pico al mes por hogar equivale a 1,7 euros por persona, poco más que un café".

Las asociaciones de consumidores se llevan las manos a la cabeza. Facua discrepó del cálculo del Gobierno -que se basa en un coste medio de 35 euros por mes- y advirtió de un incremento de 6,77 euros por factura.

Sí ha celebrado la subida, lógicamente, la patronal de las compañías eléctricas, Unesa. El presidente, Eduardo Montes, la cree "imprescindible". La deuda puede poner en entredicho los balances de las empresas, a pesar de que entre enero y septiembre ganaron 5.986 millones limpios.

También vio "positivo" que el Gobierno y el PP sellen un Pacto de Estado por la Energía , pero no es fácil. El portavoz de Economía del PP, Cristóbal Montoro, dio ayer por finiquitada la posibilidad de acuerdo tras conocer que el ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, culpó al PP.

Sebastián cree que la oposición se retratará en su apoyo o no al decreto ley de la semana pasada: "Ahí se verá si están con las eléctricas o con los consumidores y por tanto con el Gobierno".

Hay otras medidas en marcha. La titulización del déficit tarifario (la colocación en el mercado de deuda, con aval del Estado, del déficit reconocido a las empresas) podría cerrar la primera operación en enero. Pero el déficit sigue creciendo. El ministro fue claro en su comparecencia: "Lo tenemos muy difícil, la única arma es el ahorro energético".

Miguel Sebastián durante la rueda de prensa, ayer, en el Ministerio de Industria.
Miguel Sebastián durante la rueda de prensa, ayer, en el Ministerio de Industria.ULY MARTÍN

El bono social, infrautilizado

España es el único país europeo con un bono social, según el Gobierno. Un bono que congela la tarifa de la luz de sus beneficiarios hasta 2013 inclusive, con lo que no se verán afectados tampoco por la subida del 9,8%.

Pueden acogerse al bono los titulares de contratos de luz menores a tres kilovatios de potencia; los pensionistas que perciban las cuantías mínimas; las familias numerosas y aquellos hogares con todos sus miembros en paro.

Hay unos cinco millones de clientes que cumplen estas características, según Industria, pero solo tres millones se han acogido. Sebastián se declaró ayer "insatisfecho" con las eléctricas en esta materia y criticó que no ha habido suficiente "información y facilidades" del sector hacia los consumidores para que soliciten el bono, así que anunció una campaña para dar a conocer esta posibilidad existente desde 2009 (con motivo de la liberalización del mercado eléctrico español) como mecanismo de protección a los más desfavorecidos.

"A ningún Gobierno le gusta subir la luz, pero lo hemos hecho por necesidad, con responsabilidad y sin olvidar a los más vulnerables", defendió ayer el ministro.

Además, negó que en España se pague la luz más cara de Europa y puso como ejemplo Alemania y Dinamarca, debido a la apuesta española por las costosas energías renovables.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press
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