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Reportaje:

Sueldos bajo la tormenta

La retribución de los directivos bancarios españoles crece un 54% hasta junio, pero queda muy lejos de las escandalosas cifras de los estadounidenses

No hay liquidez. El mercado interbancario está seco. La crisis financiera ha reducido el acceso al crédito. La morosidad se dispara. Los beneficios crecientes de la banca española se frenaron en el primer semestre de 2008. Pero los salarios de sus directivos han corrido mejor suerte: hasta junio, los miembros de los consejos de administración y de las altas direcciones de las 14 entidades españolas que cotizan en Bolsa ganaron 115,6 millones de euros, un 53,8% más que en los seis primeros meses de 2008, según los datos que los propios bancos han depositado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

El aumento de más de 40 millones de las retribuciones de los banqueros españoles en 2008 se debe, en gran medida, a los históricos resultados de los bancos hispanos en 2007.

El aumento se debe en gran medida a los beneficios históricos de 2007
El plan del Gobierno no contempla límites salariales para los ejecutivos

La espectacularidad del salto de las ganancias no se explicaría sin las retribuciones con las que el grupo Santander ha compensado a sus directivos, tan aplaudidos en los últimos tiempos desde diferentes púlpitos. La gestión de la crisis del banco cántabro, su participación en la adquisición y desguace de ABN Amro (el único bien parado en esta operación, a tenor de la evolución de sus socios: Fortis y RBS) y las oportunidades aprovechadas en estos meses de dificultades ha sido recompensada con 48 millones, destinados al consejo de administración y a la alta dirección.

En total, los altos cargos del primer banco español casi han triplicado su retribución. La multiplicación se debe al vencimiento de un plan de opciones sobre acciones de tres años correspondiente al trienio 2005-2007, periodo en el que los beneficios de la entidad se han triplicado y el dividendo se ha duplicado, según explican fuentes de la propia entidad. Sin las cantidades pagadas por el grupo cántabro (Banco Santander y Banesto), los ingresos de los banqueros de las entidades que cotizaban en junio hubieran subido un 12,45%.

Poco tiene que ver esta evolución salarial en los 14 bancos cotizados con el castigo que recibieron hasta junio las propias entidades. El que menos cayó fue el Banco de Andalucía (-13,04%), filial del Banco Popular, y el que más Bankinter (-42,39%). Y la sangría no quedó allí, se ha agravado en la mayoría de casos.

La cuenta de compensaciones para los financieros podría ir a más si se sumaran las remuneraciones diferidas, dicho de otra forma, los planes de pensiones. Baste el ejemplo de los dos mayores bancos. El Santander destinó 699.000 a las jubilaciones de sus consejeros, y acumulan así 251 millones para cuando decidan retirarse. El BBVA no destinó ninguna cantidad, si bien ya acumula 125 millones para las pensiones de sus administradores.

Pese al incremento de las retribuciones financieras ibéricas, éstas quedan lejos de las que se pagan en Wall Street. El antiguo consejero delegado de Merrill Lynch Stanley O'Neal, cobró al dejar su cargo 161 millones de dólares (120 millones de euros), más que toda la cúpula bancaria española en medio año.

En plena crisis financiera mundial, las ganancias de los ejecutivos han levantado ampollas en todo el planeta. Como "escandalosas" y "azote social" las calificó hace unos meses Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo (que reúne a los ministros de Economía de la zona euro). El secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, ex presidente del sacrosanto banco de inversión Goldman Sachs, afirmó: "Los ciudadanos americanos están muy enfadados por los altos ingresos de los ejecutivos, y tienen razón". Y el pasado viernes, sin ir más lejos, el comisario europeo de Economía, Joaquín Almunia, definió la situación como "intolerable y económicamente torpe".

Conforme se ha acentuado la crisis financiera mundial, han llegado las quiebras y los rescates gubernamentales, y han aparecido intentos de limitar las grandes retribuciones de los ejecutivos. El plan de 700.000 millones de dólares del Gobierno de Estados Unidos prevé que las empresas que paguen más de 500.000 dólares a sus ejecutivos no puedan acogerse a las deducciones fiscales correspondientes por el pago de salarios a partir de esta última cantidad. Planea también limitar las millonarias cláusulas de despido o los ya famosos golden parachutes; si bien no dice nada sobre las retribuciones en especie: coche de empresa, aviones privados, viviendas o conacciones.

En el Reino Unido, el Gobierno de Gordon Brown ha impuesto restricciones a los salarios de los ejecutivos para los tres bancos que se han acogido a su plan de recapitalización (HBOS, RBS y Lloyd's), además de haber acordado que los bonos de 2008 los cobrarán en forma de acciones.

En España, la situación no es comparable. Y no sólo por la distancia que hay en las retribuciones. Al citado ejemplo de O'Neal se puede añadir el de James E. Cayne. El primer ejecutivo de Bear Stearns ganó el año pasado, tres meses antes de que su banco quebrara, 38,31 millones de dólares (28,4 millones de euros). No hay ninguna entidad quebrada y la solvencia de los bancos y cajas españoles parece sólida. No ha habido ninguna entidad afectada directamente por la crisis.

Las muestras de fe en el sistema financiero español se suceden por parte de las patronales bancarias, el Banco de España, el Gobierno y hasta la prensa internacional. A pesar de esto el Ejecutivo ha aprobado un plan de apoyo para el sector. Y en él, a falta de su desarrollo, no se contempla ninguna medida de contención de remuneraciones. Desde el Ministerio de Economía no se aclara si se incluirá algún límite en este punto. Atendiendo a sus palabras, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, confía en la buena voluntad. El pasado martes apeló a la "prudencia" en las retribuciones. Y apostilló: "Siempre es muy aconsejable".

Un grupo de manifestantes protesta contra los planes de rescate del Gobierno de EE UU ante la sede de la Bolsa en Nueva York.
Un grupo de manifestantes protesta contra los planes de rescate del Gobierno de EE UU ante la sede de la Bolsa en Nueva York.AFP

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