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Reportaje:Conflicto en el sector aéreo

"Tendré que trabajar meses sin librar"

En Barajas 50 ecuatorianos se quedan tirados; en El Prat 200 personas cortan el paso a la pista

"He mandado 2.700 euros a la mierda. ¿Sabe usted lo que significa? Tendré que trabajar sin librar durante meses para recuperarlos". William Guanoquisa lleva un día y medio esperando en la terminal 1 del aeropuerto de Barajas y junto a un grupo de 50 ecuatorianos está al borde de un ataque de nervios. A las 11.00 de la mañana del pasado sábado tenía previsto salir con el vuelo 7906 de Air Madrid con destino Quito para pasar la Navidad en su tierra. Ahora espera con su mujer y su hijo y exige una solución: "Queremos que nos digan algo ya. Aquí no hemos visto a ninguna autoridad de nuestro país", comenta.

Hasta las 12 de la mañana de ayer nadie se hizo cargo de este grupo de ecuatorianos con billete de ida y vuelta. Las cosas cambiaron con la llegada de la ONG Remar. Han empezado a recibir géneros de primera necesidad y atención médica. "Les hemos dado galletas, colacaos y potitos para los niños y sobre todo agua", cuenta Juan Luis del Castillo, responsable de la ONG. "Y es que los niños son los más desprotegidos", comenta un compañero de Del Castillo. Ayer por la tarde, enseñaban sonriendo los chavales unas pancartas con el lema: "¡Queremos volver!". "Como hay muchos niños, hay momentos en los que se entretienen, pero se llega a un punto en que ya no pueden aguantar más", apunta Marta, la madre de uno de ellos.

"¿A qué hora salimos, papá? Mi hijo me hace constantemente esta pregunta", dice Mario
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El personal de AENA instaló, además, una sala de emergencia para ofrecer atención médica a los ancianos y a los viajeros enfermos. Ayer por la tarde, el grupo recibió la visita de Ana Pastor, secretaria de Política Social y Bienestar del PP, y Guillermo Llano, presidente de la Federación Española de Inmigrantes. Pero los pasajeros sólo quieren viajar.

"¿A qué hora salimos, papa?". "Mi hijo me está haciendo esta pregunta continuamente y ya no sé qué contestarle. Hemos puesto una reclamación pero a ver si de verdad nos hacen caso", cuenta Mario Clipantisa, que lleva desde el nacimiento de su hijo Clever, de cinco años, sin volver a Quito. "Estamos desesperados", apunta ronco.

El personal de AENA y Air Madrid no facilitaban ayer información acerca de su situación, pero en el grupo aumentó el revuelo cuando alguien dijo que empezarían a salir hoy lunes por la mañana. Quienes en cambio no disponían ni siquiera de rumores sobre su incierto futuro eran los pasajeros de otro vuelo de Air Madrid con destino Lima. Habrían tenido que salir ayer por la mañana, pero anoche aún no sabían nada. "Me estoy planteando viajar a Quito y luego comprar otro billete para Lima", cuenta Ana María Rojas. "Para comprar este billete de ida y vuelta he tenido que pedir un crédito a mi banco. Voy a visitar a mi hermana, que ha sido desahuciada y tiene cáncer. Sólo pido una cosa: ayuda".

En el aeropuerto de El Prat, en Barcelona las caras de los damnificados por Air Madrid presentaban parecido color a las de sus homónimos en Barajas. "He sufrido crisis de ansiedad", dice Mary Sacón, ecuatoriana que tenía billete para Guayaquil.

El argentino Fermín Echenique ve peligrar la celebración de las fiestas navideñas en Buenos Aires. Fermín asegura que presentará una denuncia para que le indemnicen de algún modo: "Esto no se arregla sólo devolviendo el dinero", señala con desesperación Echenique, que se disponía ayer a última hora a pasar su segunda noche en el aeropuerto de El Prat.

Junto con otros dos compañeros de Buenos Aires, se mostraban dispuestos a no marcharse de las instalaciones hasta que les facilitaran el vuelo. "Hemos dejado nuestros trabajos. Nos esperan allí. Parece que no lo entiendan", añade con desesperación.

Durante el día tuvieron lugar diversas episodios de protestas. A las ocho un grupo de 200 personas cortaron las escaleras de embarque durante 20 minutos, impidiendo al resto de usuarios ir a buscar su respectivo avión. "Si nosotros no viajamos, que no lo haga nadie", afirmaban los concentrados. Seguidamente, hacia las 8.30 horas, impidieron el paso de vehículos por la carretera de entrada al aeropuerto durante sólo cinco minutos, ya que los Mossos d'Esquadra les obligaron a disgregarse.

La policía autonómica les invitó a instalarse en un lugar apartado de la terminal A. "Se nos quieren quitar de encima para que no armemos follón", se dijeron los unos a los otros, por lo que al fin se negaron a seguir las indicaciones. AENA les entregó un botellín de agua y un bocadillo. Más tarde, un responsable del Ministerio de Fomento se reunió con los afectados por grupos de 20 personas. Anotó sus datos y les comunicó que ya se pondrían en contacto con ellos. La mayoría, con signos de gran cansancio, optó por irse a su casa.

Los viajeros de Air Madrid siguieron acudiendo ayer a Barajas y a El Prat para solicitar información y buscar alternativas a la suspensión de sus vuelos. No obstante, la afluencia de personas afectadas por el cese de actividad de la aerolínea fue muy inferior a la de las 48 horas anteriores.

Al llegar al aeropuerto madrileño, los viajeros de vuelos programados para ayer y los próximos días se dirigen a la sala habilitada por AENA para presentar reclamaciones. Por otro lado, los que se disponen a retornar a su lugar de origen (sin vuelo de regreso) son atendidos por personal de Aviación Civil para reubicarlos en las rutas especiales programadas en el dispositivo de emergencia del Ministerio de Fomento.

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