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El Tesoro adjudica deuda a tipos más bajos gracias a la mayor confianza

El rendimiento de las letras cae por primera vez desde el inicio de la crisis fiscal

Luis Doncel

Las dudas sobre el crecimiento futuro de la economía española y sobre la capacidad recaudatoria del Estado envalentonaron durante los últimos meses a los compradores de deuda pública, que cada vez exigían rentabilidades más altas. En las letras a un año, por ejemplo, pasaron del 0,86% de enero -en los niveles más bajos que recuerdan las estadísticas- al 2,45% de medio año más tarde. Pero parece que algo está cambiando. Ayer, por primera vez en este año, el Tesoro logró en el mercado tipos más bajos que en subastas anteriores.

Los 5.968 millones de euros que se colocaron en letras a 12 y 18 meses no llegan ni a la mitad de lo que habían demandado los inversores. Además, esta cantidad se sitúa dentro de la horquilla que el Tesoro se había fijado como objetivo. Pero lo más importante es que los rendimientos marginales -del 2,249% para las letras a 12 meses; y del 2,45% para las de 18- se quedan por debajo de los niveles del mes anterior. Del total adjudicado, 4.248 millones corresponden a los títulos a un año; y los 1.720 restantes, a los de 18 meses.

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Según la vicepresidenta Elena Salgado, la subasta supone una "señal de confianza" que indica que la crisis se está quedando atrás, aunque también reconoció que aún queda "un tiempo de crecimiento lento". La titular de Economía añadió que la publicación el próximo viernes de las pruebas de resistencia a la banca contribuirá a restaurar esta confianza. Juan Ignacio Crespo, director de Thomson Reuters, apunta en la misma dirección que Salgado. "Estamos en una senda de vuelta a la normalidad", asegura.

Hay más síntomas que hacen pensar que las zozobras de los últimos meses se alejan. La prima de riesgo de la deuda española respecto a la alemana, que el mes pasado llegó a superar los 230 puntos básicos, acumula varios días de descensos y ayer cayó por debajo de los 170 puntos. Además, la Bolsa de Madrid fue de las pocas europeas que cerró en verde. Tras una jornada de fuerte volatilidad, el Ibex ganó un 1,3% y reconquistó la barrera de los 10.000 puntos. Crespo añade a la lista de buenas noticias el hecho de que entidades como el BBVA hayan dado el paso de acudir al mercado para obtener financiación; o que los CDS o seguros contra impagos de los bancos europeos estén a la baja.

Pero no todos los analistas hacen una lectura tan positiva. José Luis Martínez, de Citigroup, considera que el éxito de ayer obedece más a una generalización del riesgo que a su desaparición. "Es muy peligroso hablar de normalidad. En Europa vemos ahora menos tensión, pero es porque se agrava la preocupación sobre otras zonas, como Estados Unidos. Si finalmente se confirma que el crecimiento de la economía mundial será menor del esperado, esto afectará también a las perspectivas de déficit de España y Europa. Creo que este es un tiempo muerto que debe ser utilizado para buscar financiación. Vivimos una tensa calma", resume.

El Tesoro español no fue el único en respirar hondo ayer. Irlanda y Grecia -dos de los países en la diana de los especuladores- también lograron sus objetivos de colocación de deuda. Tanto Atenas como Dublín recibieron una fuerte demanda en las subastas que convocaron ayer. No le fue tan bien a Hungría, cuyo Gobierno había anunciado el pasado junio su quiebra inminente... para desdecirse tan solo un día más tarde. Budapest suspendió durante el fin de semana las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional por negarse a adoptar medidas de austeridad más drásticas. Y la subasta que convocó ayer no logró el objetivo que se había marcado: los inversores compraron 35.000 millones de florines -122 millones de euros-, 10.000 millones de florines menos de lo solicitado.

La próxima cita de este mes crucial para el Tesoro español -en el que se refinanciarán 24.663 millones de euros, la cifra más alta de todo el año- llegará el próximo martes, con la subasta de letras a tres y seis meses.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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