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Trichet apunta a una subida de tipos para el 3 de julio

El BCE alerta una vez más del repunte de la inflación

En la semana de su décimo cumpleaños, el Banco Central Europeo (BCE) demostró ayer un gusto inédito por las sorpresas. Y para quienes tengan hipotecas o deudas, no precisamente gratas. Con una claridad sin precedentes, su presidente, Jean-Claude Trichet, explicó que estudia subir los tipos de interés en su próxima reunión del 3 de julio. No importa que la desaceleración sea la tónica en muchos de los países europeos: el BCE sigue teniendo entre ceja y ceja la inflación, y el petróleo tira con fuerza de los precios en toda Europa.

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Reunida en Francfort, la cúpula del BCE dejó por este mes los tipos inalterados en el 4%, pero Trichet se refirió con desacostumbrada llaneza a un "pequeño ajuste de tipos" que "no descarta" aplicar en julio. Si bien adujo que dicho paso es "posible pero no seguro", el énfasis retórico que el francés dio a sus avisos sobre la inflación galopante en la eurozona apenas deja lugar a dudas: la primera subida de tipos en más de un año está casi cantada y el banco de bancos quiere prevenir a los agentes económicos.

Las tasas de inflación en la eurozona "han aumentado significativamente desde el pasado otoño", advirtió Trichet, que corrigió al alza las previsiones. De cumplirse sus cálculos, la inflación en los 15 países del euro alcanzará en 2008 el 3,4%, la tasa más alta en 10 años de Unión Monetaria. La inflación se reducirá al 2,4% en 2009. Ambas cifras superan con creces las estimaciones publicadas por el BCE en marzo (2,9% para 2008 y 2,1% para 2009).

Sorpresa en verano

Pese a estos datos, la sugerencia de Trichet sobre la subida del precio del dinero llega por sorpresa. Casi nadie esperaba una rebaja antes del otoño, y menos aún su aumento. El dilema en el que se debate el BCE no ha cambiado desde que la crisis financiera llegó en agosto a los mercados europeos. El eurobanco trata de frenar la inflación manteniendo elevados los tipos de interés. Sus críticos señalan los riesgos que conlleva esta medida respecto al crecimiento económico: el encarecimiento de los créditos, el fortalecimiento del euro respecto al dólar y el descenso de las exportaciones.

Pero el BCE considera que los fundamentos económicos de la zona euro "son sólidos" y espera un crecimiento del 1,8% para 2008, una décima por encima de la estimación de marzo. Sin embargo, Trichet corrigió ayer a la baja las previsiones de crecimiento para 2009: en lugar del 1,8% que esperaban en marzo, el eurobanco prevé ahora que la economía crezca en la eurozona un 1,5% durante el año que viene. El crecimiento potencial está en torno al 2%.

La inflación alcanzó en mayo el 3,6%, casi el doble del 2% que el BCE considera idóneo. Ante este panorama, la discusión en el Consejo fue "animada", según Trichet, que reconoció que entre los 21 miembros del Consejo no faltaron algunas voces partidarias de una subida inmediata de los tipos. Para los economistas del BCE, los riesgos inflacionarios en Europa acucian ahora más que en mayo, de modo que la institución "observa minuciosamente" los factores que la propician y se mantiene, según Trichet, en "estado de alerta".

Algunos expertos dudan sobre la efectividad de la política monetaria del BCE. Si la inflación se explica sobre todo por los fuertes incrementos de los precios de la energía y los alimentos y ambos son fenómenos mundiales, como admite el BCE, cabe preguntarse si podrá frenarla una subida de tipos limitada a la eurozona, apuntan los analistas.

Jean-Claude Trichet, en la conferencia de prensa de ayer.
Jean-Claude Trichet, en la conferencia de prensa de ayer.AP

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