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Ultimátum a Islandia para que pague a Holanda y Reino Unido

La asociación europea de libre comercio amenaza con recurrir a la Justicia si el país no abona los 4.000 millones por la bancarrota de uno de sus bancos

Tres meses para pagar. Islandia tiene ese plazo límite para compensar a los Gobiernos británico y holandés con unos 4.000 millones de euros si no quiere ir a los juzgados. La asociación europea de libre comercio (EFTA, por sus siglas en inglés) anunció ayer por carta al Ejecutivo islandés que tomará medidas legales al final de ese periodo para poner fin al denominado caso Icesave, una filial de uno de los grandes bancos islandeses (Landsbanki) a cuyos clientes compensaron los fondos de garantía de depósitos holandés y británico tras la quiebra de la entidad. El Parlamento islandés ha llegado en dos ocasiones a acuerdos para hacer frente a ese pago. En ambos casos, la negativa del presidente Ólafur Grímsson a firmar la ley obligó a convocar sendos referéndums. Las dos veces los islandeses votaron no al pago de esa factura por los desmanes causados por una de sus entidades financieras.

La EFTA sostiene que Islandia está obligada por las leyes europeas a garantizar una compensación de 20.000 euros a los clientes de su filial Icesave, que captaba depósitos en Reino Unido y Holanda ofreciendo altas remuneraciones. Pero los islandeses sostienen que no están obligados a efectuar ese pago. Y aducen que fue el Gobierno británico el que precipitó la bancarrota de Islandia al aplicar las leyes antiterroristas a la banca del país del ártico para evitar la fuga de capitales. Cerca de 350.000 personas en Reino Unido y Holanda perdieron sus ahorros cuando eso sucedió, en octubre de 2008, el fatídico mes de la quiebra de Lehman Brothers. Se trata del segundo aviso serio de la EFTA en poco más de un año. Islandia "debe asegurarse de pagar la compensación antes de que las condiciones prescriban", dijo Per Sanderud, el presidente de la EFTA.

El caso islandés es excepcional en muchos sentidos. Islandia se vio obligada a dejar quebrar a sus bancos. Pidió ayuda al FMI y se vio abocada a una grave crisis económica que supuso una fuerte devaluación de su moneda, una subida de impuestos y un fuerte recorte del gasto público. Inyectó miles de millones de euros en sus bancos para evitar un pánico financiero, y mantiene desde hace ya más de dos años un corralito que impide a los islandeses disponer libremente de sus ahorros. Pero Islandia también promueve un cambio en la Constitución, los islandeses han votado por dos veces en contra de pagar por los desmanes del sector financiero, e incluso la fiscalía islandesa ha encausado a varios banqueros y al exprimer ministro, Geeir Haarde, por su gestión de la crisis. Paradójicamente, Islandia está saliendo de la crisis con más holgura que Irlanda, que garantizó el 100% de las deudas de sus bancos y se vio obligada a pedir un rescate a la UE y el FMI cuando el déficit público se disparó por ese motivo. Los seguros de impago de deuda (CDS) islandeses -que indican la probabilidad que asignan los inversores a una suspensión de pagos- son ahora mucho más baratos que los irlandeses.

"Es casi como si el impago de las deudas acumuladas por un sector bancario fuera de control y la depreciación del tipo de cambio funcionaran mejor (incluso desde el punto de vista de los inversores) que socializar las pérdidas del sector privado y mantenerse en un sistema con un tipo de cambio fijo", escribe hoy el Nobel Paul Krugman en su blog del New York Times.

Un cliente entra en una oficina de Landsbanki.
Un cliente entra en una oficina de Landsbanki.AFP

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