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Cumbre financiera mundial
Columna
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El aumento del paro

José Luis Leal

El aumento del paro registrado en el mes de octubre es un dato que produce consternación. Hasta septiembre, el incremento mensual (corregida la estacionalidad) había sido del orden de los 60.000 parados mensuales. En el mes de septiembre se produjo un escalón al incrementarse esta cifra hasta algo más de 100.000. Era importante por ello esperar a los resultados de octubre para ver si septiembre había sido una anomalía o si, por el contrario, el deterioro del mercado laboral había dado un nuevo, y peligroso, paso adelante. Desgraciadamente el resultado ha sido peor de lo esperado, ya que el aumento ha sido de más de 192.000 (151.000 si se corrige la estacionalidad).

Lo que se anunciaba hace unos meses se ha convertido en realidad. Las consecuencias del derrumbe de la construcción alcanzan ya a todos los oficios relacionados con el sector. A ello hay que añadir el impacto de una crisis financiera que se refleja en la parálisis del crédito a las familias y a las empresas. La economía española ha entrado en recesión: a la caída del PIB del tercer trimestre, anticipada por el Banco de España, seguirá, casi con seguridad, la del trimestre actual.

Si el desempleo sigue ascendiendo a las tasas actuales, superaremos los tres millones de parados

El aumento del número de parados, en el mes de octubre, en la industria y en los servicios equivale al incremento registrado en los seis primeros meses del año, lo cual da una idea de la magnitud del deterioro. El desempleo golpea más a los jóvenes que al resto de la población y a los hombres más que a las mujeres. En lo que va de año, el paro masculino aumentó un 66,4% (450.000 personas), mientras que el femenino lo hizo en un 19% (238.000 personas). Por su parte, las afiliaciones a la Seguridad Social se redujeron en 130.900 personas en octubre.

Estas cifras prolongan la tendencia registrada en la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre, publicada hace unos días. Según la Encuesta el nivel de ocupación (corregida la estacionalidad) había comenzado a caer en el segundo trimestre de este año, después de haber crecido en apenas unos miles de personas en el primero. Como era previsible, la desaceleración económica se reflejó inmediatamente en el nivel de empleo.

La EPA contiene otros resultados que deben incitar a la reflexión. La población activa ha seguido creciendo, tanto por el aumento de la tasa de actividad como por el incremento de la población. Ambos resultados son sorprendentes en su magnitud, especialmente el primero, ya que lo normal en tiempos de desaceleración económica, y no digamos en tiempos de recesión, es que la tasa de actividad permanezca estable, o se reduzca, como consecuencia de la renuncia a la búsqueda de un trabajo por quienes piensan que tienen muy pocas probabilidades de conseguirlo. La caída del PIB en otros ciclos económicos, tanto a principios de la década de los años ochenta como en la de los años noventa, indujo un descenso de la tasa de actividad. El que no haya sido así hasta ahora se debe, en buena medida, al aumento de la inmigración que incide tanto en el nivel de la población activa como en las tasas de actividad, al ser éstas mayores en los inmigrantes en la primera etapa de su llegada a nuestro país, antes de que se produzca la reagrupación familiar.

Las perspectivas para los próximos meses son bastante sombrías. La Comisión Europea predice para 2009 una disminución del empleo de dos puntos (unos 400.000 empleos menos), y un aumento del paro de tres hasta un 13,8% de la población activa en media anual (unos 600.000 parados más). Si las tendencias actuales persisten lo más probable es que se queden cortos, pues esas previsiones son la consecuencia de una ligera caída del PIB (un 0,2%) y de un aumento de la población activa muy inferior al que se viene registrando en los últimos meses.

Lo sucedido en otras recesiones hace pensar que tendrán que pasar largos meses tras el inicio de la recuperación económica para que vuelva a crearse empleo de manera significativa. Las previsiones de la Administración según las cuales el ajuste de la construcción sería gradual y la entrada de inmigrantes se reduciría notablemente en caso de desaceleración económica, no se han cumplido. Si en los meses de noviembre y diciembre el desempleo sigue aumentando a las tasas actuales superamos los tres millones de parados a finales de año. Una cifra más que preocupante.

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