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La banca española pide menos dinero al BCE tras la apertura de los mercados

Íñigo de Barrón

Ya llueve menos. Bancos y cajas de ahorros se han beneficiado del cese de hostilidades contra España que tuvieron los mercados en mayo (por las medidas del Gobierno para recortar gastos) y sobre todo en julio, tras las pruebas de esfuerzo a la banca. El reflejo se notó en agosto y también en el dato de septiembre, publicado ayer. Según el Banco Central Europeo (BCE), la banca española pidió prestados 97.680 millones de euros, un 11% menos que en agosto.

Es la cifra más baja desde mayo y, por primera vez, en estos cuatro meses, inferior a la cota psicológica de los 100.000 millones. El récord está en julio, cuando se pidieron 146.000 millones, con una subida de casi el 50% sobre el mes anterior. Sin embargo, la situación está lejos de regresar a la normalidad. El sector financiero español todavía absorbe el 21,8% de todo lo que presta la institución dirigida por Jean-Claude Trichet, cuando su peso natural en la banca europea está cerca del 10%.

Ahora la apertura de los mercados mayoristas de financiación así como la posibilidad de colocar emisiones a corto plazo, conocidas como repos, han quitado presión al sector. No obstante, solo han sido los grandes bancos y cajas los que han podido pedir prestado a los inversores internacionales y pagando siempre precios altos.

Los expertos esperan que, si los mercados vuelven a la calma, continúe disminuyendo esta apelación al BCE. Incluso, según fuentes del mercado, algunas de las más grandes entidades han escuchado una recomendación del Banco de España para que disminuyan su apelación al banco de Fráncfort con el objetivo de mejorar la cifra global del sector. La dependencia del BCE es otro de los datos que se utilizan para atacar a la banca española desde los mercados anglosajones. El hecho es que hay grandes entidades españolas que piden dinero al BCE al 1% para colocarlo en bonos al 2,5% o más, con lo que obtienen un buen margen financiero. Precisamente ese margen que ganan con esta operación compensa el que pierden con la guerra de depósitos, en la que se están pagando tipos del 4%.

De los casi 100.000 millones pedidos al BCE, la mitad corresponde a las cajas y el resto a bancos. Sin embargo, lo que demuestra que las cajas son más dependientes del BCE es que cuando se cerraron los mercados y se pidieron 40.000 millones más, la mayoría correspondió a las entidades de ahorros. Es decir, quedó demostrado que dependían de la financiación del BCE mucho más que sus competidores. En esta situación destaca la fusión fría de Caja Madrid-Bancaja, que triplicó su apelación al BCE, y la de CatalunyaCaixa. Las entidades saben que no podrán seguir con la manguera del BCE mucho tiempo ya que ha anunciado que retirará esta ayuda en próximos meses. El BCE también ha advertido de que puede denegar préstamos a determinadas entidades (las que abusen) o a activos financieros concretos.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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