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La banca portuguesa deja de comprar deuda pública

El sector presiona para que se pida la ayuda exterior

El crédito se agota para Portugal y la necesidad de un rescate financiero exterior parece cada día más irremediable. Los presidentes de los grandes bancos han comunicado al gobernador del Banco de Portugal, Carlos Costa, que no están en condiciones de comprar más deuda pública en los próximos meses. La sobreexposición de las entidades y la rebaja de su nota de solvencia por las agencias calificadoras son las razones de esta decisión -revelada ayer por el Jornal de Negócios- que puede dejar al Estado en una situación desesperada.

Los bancos portugueses han desempeñado un activo papel de intermediarios, junto al Banco Central Europeo (BCE), acudiendo de manera indirecta a las subastas de bonos, lo que ha colocado a las entidades de crédito en una peligrosa sobreexpo-sición. Sin nuevos préstamos y con los tipos de interés por las nubes, el Estado afronta hoy un duro examen con el intento de colocar en el mercado entre 750 y 1.000 millones de euros en dos líneas de títulos del Tesoro, a seis y 12 meses. Se trata de la primera emisión de deuda que no tiene garantizados compradores, desde la dimisión del primer ministro, José Sócrates, el 23 de marzo. Ayer la rentabilidad del bono a cinco años rebasó el 10%.

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Horas después de la reunión de los grandes banqueros, Carlos Santos Ferreira, presidente del Banco Comercial Portugués (BCP), primer banco privado de Portugal, dijo sin rodeos que Portugal deberá acudir al Fondo Europeo de Estabilización Financiera entre julio y agosto, según sus cuentas. Hasta entonces, precisó, "es indispensable" que Portugal pida un préstamo de emergencia a la Comisión Europea para hacer frente a los compromisos financieros de aquí a finales de junio, cuando asumirá el poder el nuevo Gobierno que saldrá de las elecciones anticipadas convocadas para el 5 de aquel mes.

Amadeu Altafaj, portavoz de la Comisión Europea recordó que Bruselas no puede ofrecer financiación de corto plazo a Portugal y que el único mecanismo de ayuda es el fondo de rescate del euro.

Las agencias de calificación dieron una nueva vuelta de tuerca, con nuevos castigos a la solvencia de Portugal. Moody's rebajó de A3 a Baa1 la nota de la deuda soberana, mientras que Fitch revisó a la baja la nota de seis bancos: Caixa Geral de Depositos, BCP, Banco Portugués de Inversión (BPI), Santander Totta, Banco Internacional de Funchal (Banif) y Montepío Geral. Estos dos últimos pasan a tener la peor calificación, de manera tal que toda inversión en ambas entidades puede ser considerada meramente especulativa.

En medio del clamor que vaticina un rescate financiero exterior, siguiendo los pasos de Grecia e Irlanda, se levanta la voz, enérgica y cada día más solitaria, del primer ministro José Sócrates. En una entrevista, el jefe de Gobierno en funciones insistió una y otra vez en que hará todo lo que esté a su alcance para evitar que Portugal pida ayuda externa.

"El país perdería reputación y prestigio, quedaríamos fuera de los mercados por mucho tiempo, como Grecia e Irlanda, y tendríamos que comprometernos con un conjunto de medidas más duras todavía", que las contenidas en el Programa de Estabilidad y Crecimiento (PEC), rechazado por el Parlamento portugués el pasado 23 de marzo.

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