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Las cajas gallegas negocian desde hoy la fusión

Un correo electrónico de tres líneas es toda la información que ayer ofreció Caixanova sobre el inicio formal de las conversaciones para integrarse con Caixa Galicia. En él ni siquiera se mencionaba la palabra fusión. La entidad de Vigo se limita a admitir que analizará "la posible confluencia de las cajas gallegas en un proyecto común", tal y como avanzaba el documento suscrito entre su presidente, Julio Fernández Gayoso y el director de la caja coruñesa, José Luis Méndez, hace una semana, cuando todavía no contaban con el respaldo de sus respectivos consejos.

"Caixanova va a estudiar el plan de mala gana y quiere darlo a entender", explicaba ayer una fuente próxima a la caja. Que sea cierto o una estrategia negociadora, se verá en las próximas semanas, cuando ambas se sienten a hacer números. La más pequeña en activos, Caixanova, quiere imponer sus condiciones sobre la grande y aspira a controlar el 70% de los órganos de gobierno y a tener en sus manos la presidencia, la sede y la dirección general. Otra cosa es que el Banco de España, que ha pedido a ambas una solución antes del 30 de junio, acepte las pretensiones económicas del proyecto, que superan con creces los 2.000 millones de euros.

Fuentes financieras explican que, además del FROB, la unión puede soldarse con avales del Banco de España, dado que el Fondo de Garantía de Depósitos ha agotado parte de sus recursos en las operaciones de Caja Castilla-La Mancha y CajaSur con Unicaja. También será difícil que haya un acuerdo entre las propias direcciones. Ayer surgieron los primeros roces por cuál será la empresa auditora del proceso.

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