La cena del desencuentro

La cena tuvo su parte de incertidumbre y decepción. Estaba convocada desde el viernes para las 21.15 del miércoles; es decir, con tiempo para acercar las posiciones. Sin embargo, hasta una hora antes los invitados no sabían si se iba a celebrar porque la evolución de las negociaciones en las reuniones del lunes y del mismo miércoles no auguraban precisamente el acuerdo que le hubiera gustado a José Luis Rodríguez Zapatero consagrar antes de irse de vacaciones.

Al final hubo cena, aunque se supiera el final. Los comensales se sentaron a la mesa apenas sin tiempo para saludos protocolarios. El presidente estaba flanqueado por Elena Salgado, a su derecha, y Celestino Corbacho y José Enrique Serrano, a la izquierda; después, en el sentido de las agujas del reloj, Jesús Bárcenas (Cepyme), Gerardo Díaz Ferrán, (CEOE), Ignacio Fernández Toxo (CC OO) y Cándido Méndez (UGT). Despacharon el menú con premura (sopa fría de puerros, merluza y flan con fruta) y entraron enseguida en harina en la misma mesa.

La tensión era palpable. Fue Serrano el que explicó el estado de la cuestión. Le siguieron Méndez, Toxo, Díaz Ferrán y Bárcenas. A continuación, tomó la palabra con contundencia Zapatero, quien le espetó a Díaz Ferrán que los problemas del mercado de trabajo no se resuelven con una reforma laboral como la que plantea la patronal y que una bajada de cotizaciones pone en jaque el sistema de Seguridad Social, pero no crea empleo. En esto redundó Corbacho, mientras Salgado trató de desmontar los argumentos por la incidencia en el gasto.

Ferrán despejó como pudo los ataques de Zapatero, comprometiéndose al final a hacer unas matizaciones que, a la vista del documento difundido ayer, no parecen tales. Quedaron palmarias, en todo caso, las diferentes visiones, incluido Bárcenas, que sin contradecir a su jefe puso el acento en la falta de liquidez de las pymes más que en las cotizaciones.

El desencuentro acabó sobre la una, tras casi cuatro horas.