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Las constructoras piden a Zapatero apoyo a la inversión y un mínimo intervencionismo

El sector, que supone un 17,7% de la economía española, creció un 3,9% en 2003

Ramón Muñoz

Las grandes constructoras están muy satisfechas con la situación actual y quieren que el nuevo Gobierno asegure su apoyo al sector como motor de crecimiento. Seopan, la patronal que las agrupa, advierte de que están en juego muchos empleos y la propia salud de la economía. Y es que el sector representa ya el 17,7% del PIB, tras crecer un 3,9% el año pasado, y cuenta con dos millones de empleos. Al nuevo Ejecutivo las constructoras le piden que no paralice la licitación de obra pública, reformas prudentes y un intervencionismo mínimo en materia de vivienda que se centre sólo en ayudas para las menores rentas.

El balance de 2003 presentado ayer por Seopan, la patronal de las grandes constructoras, demuestra no sólo que la construcción goza de buena salud, sino que se ha afianzado como principal sostén de la economía española. El pasado año generó una producción de 131.000 millones de euros, elevando un punto porcentual su aportación al PIB hasta alcanzar el 17,7%, y representa el 59,4% de la inversión (formación bruta de capital fijo).

Y es que el sector lleva ocho años seguidos de crecimiento. En 2003 aumentó un 3,9%, un ritmo menor que un año antes (cuando aumentó un 4,9%), pero muy por encima del crecimiento general de la economía (2,4%). Para este año, se espera que siga creciendo entre un 3% y un 4%.

Este peso se demuestra también en la aportación al empleo, ya que la construcción ocupa a cerca de dos millones de personas, absorbiendo el 11,9% de la población laboral. En 2003 se crearon 85.000 nuevos puestos de trabajo.

Pero no todos piensan que ese protagonismo sea sano para la economía española. Muchos analistas han venido advirtiendo del peligro de que el crecimiento económico se base en la construcción y el consumo en lugar de hacerlo en otros sectores más dinámicos como el industrial o el tecnológico. Ese peligro fue recogido en el programa electoral del PSOE que apuesta por una diversificación mayor de los pilares del crecimiento, no dejando todo el protagonismo al ladrillo.

Tras el triunfo socialista en los comicios, las grandes constructoras han querido curarse en salud frente al anunciado cambio de modelo. El presidente de Seopan, Enrique Aldama, pidió ayer al nuevo Ejecutivo que sea "prudente" en las reformas, que no paralice los actuales planes de contratación de obra pública -la patronal teme que el cambio de Gobierno puede suponer seis meses de parón en las licitaciones- y que no intervenga en exceso en el mercado de la vivienda. Las grandes constructoras advierten de que de ello dependen la inversión, el empleo y la salud de la economía.

A las grandes constructoras no les parece mal que otros sectores ganen protagonismo, pero porque crezcan más por sí mismos, "no a costa de la construcción", según Aldama. El presidente de la patronal se mostró muy pragmático cuando se le inquirió por anunciados giros en la política de obras públicas como la reforma del Plan Hidrológico, de la ley de financiación de infraestructuras o de la paralización de autopistas de peaje. Citando las palabras del ex presidente Felipe González en la última reunión del Comité Federal del PSOE, Aldama indicó que "se gobierna desde el Gobierno, no desde el partido", y que lo importante no es estudiar lo que decía el programa electoral del partido socialista, sino la política que haga el nuevo Ejecutivo.

Y la misma prudencia se aconseja en el tema de la vivienda. El gasto de adquisición de vivienda nueva en 2003 se situó en el entorno del 10% del PIB, incluyendo los impuestos recaudados. Esa importancia económica y fiscal aconseja, según Seopan, que se obre también con prudencia a la hora de plantear cualquier reforma. Lo ideal para la patronal es que el Gobierno descarte cualquier tentación de intervencionismo, y que se centre en las ayudas para el acceso a la vivienda de las familias con menores rentas, en torno al 22% del total, permitiendo para el resto que el mercado funcione libremente de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda. "Cualquier actuación debe considerar el impacto que una paralización o disminución del ritmo representará en el PIB y en la recaudación fiscal a corto y largo plazo", dice Seopan a este respecto.

La patronal estima que, en lugar de reformas radicales del actual marco legal, el Ejecutivo debe centrarse en aprobar un nuevo plan de infraestructuras que asegure la obra pública una vez que España pierda buena parte de los fondos europeos a partir de 2007.

Licitación pública

En 2003, el conjunto de administraciones del Estado licitó proyectos de obras públicas por 26.807 millones de euros, un 2,2% más que en el ejercicio precedente. El total de adjudicaciones del pasado año alcanzó los 35.596 millones de euros, de los que el 68% correspondió a proyectos de más de seis millones de euros. Las 30 primeras empresas acapararon el 75% de este último importe.

El sector privado generó el 78% de la demanda constructora en 2003, y continúa siendo el quinto mercado constructor de la UE, por detrás de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia.

Por subsectores, la edificación residencial constituyó la principal fuente de actividad, ya que generó el 33% de la producción total, tras crecer un 3%. La obra civil representó un 28%, si bien ralentizó su crecimiento hasta el 7%, desde el 9% de 2002. En cuanto a la actividad en el exterior, las constructoras facturaron 3.090 millones de euros, un 0,32% menor.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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