_
_
_
_
_

El coste de emitir deuda se abarata por la mayor confianza en España

El Tesoro coloca 3.500 millones en bonos a tres años con una alta demanda

Álvaro Romero

Tras un julio que se anunciaba tormentoso para España por el vencimiento de 24.600 millones de euros de deuda en plena crisis de déficit, agosto ha arrancado con la calma propia de la época estival y otro éxito del Tesoro. El organismo que dirige Soledad Núñez colocó ayer 3.500 millones de euros en bonos a tres años con una alta demanda y un nuevo recorte en su precio por tercera subasta consecutiva. Si el 10 de junio tuvo que abonar un interés del 3,394% por el mismo tipo de títulos, ahora le ha bastado con ofrecer un 2,30%, más de un punto porcentual o un 30% inferior, para alcanzar el objetivo más alto del rango previsto.

El resultado de la subasta, calificada de "positiva" por el Ministerio de Economía ya que "confirma el interés de los inversores por España", consolida el cambio de tendencia en el coste de la deuda. Así, tras ver como el interés que el mercado exigía por comprar bonos españoles se disparaba al calor del desbordamiento de la crisis de Grecia y el temor a un impago de la deuda, la llegada de nuevos planes de austeridad y la publicación de las pruebas de resistencia a la banca han permitido a España recuperar la confianza de los inversores.

La subasta se cierra a un tipo marginal del 2,3%, un punto inferior
Las peticiones han superado 1,9 veces la cantidad adjudicada
Más información
El mal dato de empleo en EE UU lastra a las Bolsas pero impulsa al euro

Además, aunque la alta demanda que está cosechando España en sus emisiones ha dejado de ser novedad, los analistas destacan la importancia de que se haya mantenido incluso en el mes con menor actividad del mercado y pese al recorte en los intereses. "Agosto es complicado ya que la actividad en el mercado de deuda se para en seco", reconoce Miguel Arregui desde Analistas Financieros Internacionales, pero el Tesoro "coloca todo lo que quiere colocar", destaca. Ayer, los inversores solicitaron 6.625 millones frente a los 3.500 colocados, lo que arroja una ratio de cobertura -títulos reclamados frente a los emitidos- de 1,9 veces. En la subasta del 10 de junio esta tasa fue de 2,1 veces.

Sobre la evolución en el coste, el experto destaca no solo el descenso en el interés marginal -el último antes de cortar la subasta-, que con el 2,30% de ayer ha vuelto a sus niveles de abril, cuando aún no se habían trasladado las tensiones de la crisis fiscal del euro a las emisiones de deuda. En su opinión, incluso es más positivo el recorte frente a la referencia de los bonos alemanes a tres años. Desde junio hasta ahora, el diferencial entre ambos títulos se ha reducido de forma muy significativa al pasar de los 245 puntos básicos que marcó en junio a los 146 de ayer.

En los bonos a 10 años, la prima de riesgo de España, índice que se establece a partir del diferencial entre estos títulos y los emitidos por Alemania al mismo plazo y que condiciona la financiación tanto del Estado como de las entidades financieras, transitaba ayer sobre los 156 puntos básicos. Aunque este nivel supone un leve aumento de tres puntos básicos con respecto a la jornada anterior, sigue estando muy lejos del récord de 221 puntos básicos que alcanzó el 16 de junio.

Con vistas al futuro, Arregui espera que la tendencia positiva continúe durante las dos subastas que quedan de aquí a final de mes pese a la caída de la actividad en el mercado.

Las próximas emisiones, especialmente la de obligaciones a cinco años programada para el 19 de agosto, deberán ratificar que la recuperación iniciada tras los test de estrés llega a todos los tramos de la deuda. Desde la publicación de los resultados de los exámenes a la banca europea solo se han llevado a cabo colocaciones de títulos a corto o medio plazo como la de ayer, pero no a 5, 10 o 15 años, por lo que aún hay margen de mejora.

La principal consecuencia de este alivio es el menor coste que supone para las arcas del Estado financiarse, especialmente en periodos como el actual en los que ahorrar gastos para reducir el déficit -que cerró 2009 en el 11,2% del PIB- se ha convertido en la prioridad del Gobierno y de los mercados. A más confianza, menos riesgo. Y a menos riesgo, menor es también el dinero que hay que poner sobre la mesa para superar las dudas de los cautos e hipersensibles inversores.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Álvaro Romero
Redactor del equipo de Redes Sociales y Desarrollo de Audiencias en EL PAÍS. Es licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_