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El coste fiscal por trabajador baja un 1,16% en 2008

Las cotizaciones sociales en España, entre las más altas de la OCDE

España es uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) donde las cotizaciones de las empresas a la Seguridad Social por cada empleado son más elevadas. De los 30 miembros, ocupa el sexto lugar: de cada 1.000 euros que ingresa un trabajador, 232 son cotizaciones que paga su compañía, cuantía sólo por detrás de Francia, la República Checa, Suecia, Italia y Bélgica.

Pero éste no es el único coste a tener en cuenta. Si se consideran las cargas fiscales totales, España se sitúa sólo ligeramente por encima de la media de la OCDE. Y, en 2008, fue el tercer país en que estos costes no salariales disminuyeron más para los trabajadores sin hijos y con un sueldo medio: un 1,16%, tras Polonia y Turquía. Si en España bajaron, no fue porque el Gobierno recortara las cotizaciones, sino por la rebaja del IRPF.

Los ingresos del Estado caen por la reforma del impuesto de la renta

La diferencia entre lo que un trabajador cobra neto y lo que le cuesta a la empresa es en España del 37,8%, así que 37,8 euros de cada 100 van al Estado. Este coste incluye, además de las citadas cotizaciones empresariales, la parte que el trabajador cotiza a la Seguridad Social y los impuestos que el empleado paga según su renta. En el caso de una familia con dos hijos y un sueldo medio, España fue el cuarto país en que bajó más (-1%), hasta el 31,8%.

Según la OCDE, el coste global de la mano de obra "es un factor esencial" en las decisiones de las empresas de contratar o no, así que "tiene una incidencia directa sobre el paro". Rumbo a los cinco millones de parados, las patronales reclaman además de un despido más barato, cotizaciones más bajas.

"Una bajada podría ser defendible, en la medida en la que rebajaría los costes de las empresas. Otra cosa es que fuera sostenible", subraya el profesor de IESE Antonio Argandoña, para quien "en todo caso, las elevadas cotizaciones no son el gran problema de la economía española, frente al coste del despido, la estructura de contratos o el tipo de negociación colectiva".

El Gobierno dice no a una rebaja de las cotizaciones. Es caro y necesita recursos para garantizar la protección social. Y es que, según el Ministerio de Trabajo, un punto menos de cotización son 3.500 millones de euros menos de ingresos.

"Reducir el coste no salarial para las empresas podría incrementar la demanda de trabajo, por ejemplo en sectores donde la competitividad vía precios es significativa", comenta el jefe del Servicio de Estudios de Caixa Catalunya, Xavier Segura. "La cuestión es si ese dinero que se ahorrarán realmente se destinaría a firmar nuevos contratos", añade Segura, que, por otra parte, advierte de que elevar las cotizaciones al trabajador "puede contribuir a aumentar las actividades sumergidas".

Y es que las empresas no se comportan tan distinto de como lo hacen los ciudadanos. Y éstos, pese a la mayor renta disponible que les libera unos tipos de interés y una inflación bajos o el cheque fiscal de los 400 euros aprobado por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, lejos de consumir más, ahorran y pagan deudas. "Rebajar cotizaciones atajaría la escalada del paro, pero no se incentivarían las contrataciones", apunta Llorenç Bagur, profesor de Economía Financiera de la Pompeu Fabra.

En definitiva, si en España bajaron las cargas fiscales totales sobre el trabajo en 2008 no se debió a un recorte de las cotizaciones sociales. El ligero retroceso del -1,16% lo que recoge son los últimos cambios introducidos en el IRPF (reforma de tipos y tramos, desgravación de 400 euros y la nueva deducción por nacimiento o adopción).

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