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La crisis empieza ya a contaminar el resultado de las empresas

Las compañías no financieras ganan menos dinero por su actividad ordinaria

La crisis empieza a salpicar ya los resultados de las compañías españolas, y, en particular, los de la industria, que en los primeros tres meses del año dijo adiós a un año de expansión a todo gas. Las empresas no financieras ganaron en ese periodo un 6,3% menos por su actividad ordinaria de lo que se embolsaron en el primer trimestre del año anterior, según la central de balances del Banco de España.

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Boletín Económico del Banco de España

Sólo la suculenta tajada que sacaron esas mismas compañías con la venta de paquetes accionariales o debido a la revalorización de algunos de sus activos les permitió sacar pecho y presentar, gracias a unos mayores atípicos, un incremento global de su beneficio neto del 9,4%.

Hasta ahora, la contaminación por la crisis apenas se había dejado notar en los datos de las empresas. Los pesos pesados que cotizan en el Ibex 35 capearon el temporal al presentar, en el mismo periodo, un beneficio conjunto un 16,7% superior al del primer trimestre de 2007, en parte debido al poder de arrastre de Santander, BBVA y Telefónica, con fuerte presencia en el exterior.

Pero el panorama que dibujó ayer la central de balances del Banco de España, a partir de la información facilitada por 666 compañías no financieras, confirma la existencia de una clara desaceleración de la actividad productiva, que acusa una tibia inversión en bienes de equipo y cierta atonía en las exportaciones. Los datos del Banco de España no reflejan el comportamiento global de las empresas, ya que aporta datos de las sociedades individuales que operan en España sin incluir las alegrías que puedan haberles dado sus negocios en el exterior, pero sí es un buen termómetro de cómo van las cosas en este país.

Y el resultado es tan sombrío que el Banco de España formula incluso una advertencia: el Gobierno va a enfrentarse a un año de magra recaudación por la vía de impuestos, sobre todo los ligados a la vivienda, y debería mostrar "cautela" con la política fiscal. Uno de los últimos anuncios en este sentido ha sido la supresión del impuesto de patrimonio, al margen de la carrera liderada por las comunidades del PP para suprimir el de sucesiones y donaciones.

Casi nadie se salva de la tendencia a la ralentización, iniciada en 2007 y ahora agudizada, salvo las empresas de refino -cuyos resultados festejan los precios festivos del petróleo- y, con moderación, los grupos de agua, gas y electricidad. Tampoco se salva el comercio, ya que el consumo se desmaya. Pero es la industria quien más sufre.

Si el arranque del año estuvo marcado por una desaceleración del valor añadido bruto (VAB) -éste sólo avanzó un 2%, ni la tercera parte que en el mismo periodo de 2007-, en el caso del sector industrial este mismo indicador se contrajo un 3,5%. Un contraste importante con el avance del 15,1% registrado en el primer trimestre del año pasado. Este encogimiento lo provocó, aunque no sólo, el peso importante de las empresas ligadas a la construcción.

La cara b de la industria, que enlaza con el encarecimiento del precio de los alimentos, la encarnó el sector de la alimentación, las bebidas y el tabaco, cuyo valor añadido subió un 17%.

La misma tónica negativa general de la industria se reflejó en el índice de producción industrial (IPI) de mayo, difundido ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Corregidos los efectos calendario, el IPI cayó un 5,5% al compararse con mayo de 2007 (un 7,3% sin la corrección). Desde diciembre de 2001 no se había producido una caída tan brutal.

En los resultados de las empresas se reflejan también la restricción y el encarecimiento del crédito por las subidas de tipos. A las empresas les cuesta más dinero financiarse. Y este mayor coste, unido al aumento de la deuda, contribuyó a que sus gastos financieros se disparasen en el primer trimestre, en el que escalaron un 26,7%. Este incremento duplica el registrado por los ingresos financieros (11,8%).

Es precisamente el cóctel de unos gastos financieros disparados muy por encima de los ingresos, y que pesan hoy en la cuenta de resultados el doble que en 2006, lo que explica la caída del beneficio ordinario (6,3%, frente al avance del 13,7% de 2007).

Como certificado del parón general, en los primeros tres meses del año el Banco de España constata que no se registraron operaciones de compra importantes que hicieran endeudarse más a las empresas, al contrario de lo que ocurría el año pasado.

El escaso pulso de la actividad, también de la industrial, ha continuado en el segundo trimestre, según avanzó el Banco de España. Lo constató tras aludir a la caída interanual de las ventas del comercio al por menor registrada en mayo (5,3%) y que se aceleró en junio, y tras recordar el hundimiento interanual de las matriculaciones de automóviles de hace dos meses (28,4%). Todo ello sobre un trasfondo de confianza de los consumidores en mínimos históricos: en junio, ésta retrocedió hasta los niveles de 1986.

En realidad, salvo el turismo, que hasta mayo aguantó el tipo, todos los indicadores van a la baja, liderados por la construcción, sector en el que, en mayo, el incremento del número de parados se desbocó: creció un 63%.

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