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La crisis de las 'hipotecas basura' pasa factura a las agencias de calificación

La Bolsa castiga a las firmas de 'rating', y la banca cuestiona sus métodos

Íñigo de Barrón

"Deberían ser como linternas en la oscuridad, pero lo cierto es que ahora no lo son". Con esta frase, un alto ejecutivo de un gran banco define lo que está ocurriendo con las agencias de rating o de calificación en la crisis de las hipotecas basura o subprime. Standard & Poor's (S&P), Moody's y Fitch Ratings son las tres agencias más importantes, por este orden, aunque las dos primeras se reparten la mayoría del mercado en un duopolio no declarado.

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La misión de estas agencias es evaluar la capacidad que tiene una entidad o un activo (como los paquetes de hipotecas subprime, de alto riesgo) para cumplir con sus obligaciones de pago. En lenguaje sencillo, son las que dicen quién es de fiar y quién no o, si se quiere, hasta qué punto unos activos son buenos o malos.

En plena crisis de confianza los mercados no se creen los dictámenes de las agencias de rating o calificación, sobre todo en lo que afecta a los activos hipotecarios. Sus veredictos se han puesto en entredicho. "Hay activos hipotecarios calificados con triple A [la máxima nota], que es el rating de la deuda norteamericana. Es difícil que el mercado lo entienda", dice un consejero de un gran banco español. El sector cree que no han utilizado métodos adecuados. "Las agencias no han comprendido cómo funcionan los vehículos de las hipotecas subprime y han cometido errores", dice Stephen King, economista jefe del HSBC, el tercer mayor banco del mundo. Los problemas se han reflejado en sus cotizaciones: desde el comienzo de la crisis, el 8 de agosto, Moody's ha perdido un 29,8% de su valor y McGraw Hill, a la que pertenece Standard & Poor's, un 17,8%.

Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, cree que hay que revisar "la actuación de las agencias". "No soy partidario de que se cree nueva legislación sobre ellas, pero sí que se analice la transparencia de sus métodos y los criterios utilizan para valorar activos". Bruselas les acusa de reaccionar con lentitud y no usar las alarmas que tienen para advertir a los inversores de posibles problemas.

Con el final de la crisis de liquidez aún lejano, la urgencia es solucionar la situación. "Pero cuando pase, las agencias no se van a ir de rositas. Tendrán que dar muchas explicaciones y no sé cómo acabarán", dice el director general de un gran banco.

Sin embargo, estas compañías se defienden. S&P asegura que informó al mercado en abril de 2006 de que eran necesarias más garantías para los préstamos subprime de mayor riesgo. Pese a todo, esta agencia y Moody's están dispuestas a "dialogar" con la Comisión Europea y aclarar su actuación. "El peor castigo es que el mercado deje de utilizar nuestras calificaciones, como ocurrió con los problemas de liquidez del pasado verano", comenta Richard Hunter, de Fitch Ratings.

En Standard & Poor's se reconoce que "hay paquetes con activos hipotecarios con la calificación de máxima solvencia que no son apreciados por el mercado no por riesgo crediticio sino por el riesgo de mercado o de liquidez", confiesa Juan de la Mota, máximo responsable de S&P en España. Vickie Tillman, primera ejecutiva de esta agencia, en una declaración ante las autoridades norteamericanas, afirmó que "sólo tres de entre más de 14.000 valores subprime de primer rango calificados por S&P han resultado fallidos desde el 1 de julio".

Entonces, ¿por qué nadie se fía de las calificaciones? En opinión de Juan de la Mota porque "hay una percepción negativa de todo lo que sea hipotecario que inunda el mercado". Este directivo comenta que es una situación impensable en crisis pasadas "porque nunca había desaparecido casi del todo la liquidez". Juan Pablo Soriano, director general de Moody's España, opina que las agencias "no somos responsables de la crisis de liquidez. El subprime ha sido sólo la chispa que ha encendido la mecha". Las agencias recuerdan que no fueron ellas las que crearon estos paquetes, sino los bancos de inversión, que cobraban por colocarlos entre hedge funds y otros inversores ávidos de altas rentabilidades. De hecho, estos paquetes de hipotecas ofrecían rentabilidades de hasta el 12% y el 14%.

El sector coincide en que se concedieron calificaciones muy altas a productos "casi basura". Las agencias lo niegan y aclaran que "los activos subprime que tienen la máxima calificación cuentan con otros soportes financieros adicionales", según S&P. Es decir, los bancos debían financiar la liquidez de esas hipotecas, aunque llegada la crisis, han sido incapaces de hacerlo. Hunter, de Fitch, reconoce que "la situación que hemos vivido ha superado todas las expectativas de pérdidas. Cualquier proceso que requiera predecir comportamientos futuros está abierto al riesgo de que en el futuro no se cumplan los pronósticos". Todo un acto de sinceridad.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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