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La crisis provoca un brusco déficit después de tres años de superávit

El Gobierno admite que el desequilibrio se mantendrá en los próximos meses

Seis meses han bastado para liquidar el excedente que las arcas públicas habían acumulado en los últimos tres años. La crisis y las inyecciones de liquidez que ha realizado el Gobierno para reanimar la actividad han resucitado el fantasma del déficit en las cuentas del Estado. Los números rojos suman 4.683 millones de euros hasta el mes de junio, un 0,42% del producto interior bruto (PIB). Con esta evolución tan adversa, el Gobierno ha admitido por primera vez que el año se cerrará con "unas décimas" de desequilibrio, de momento sólo en la Administración central.

El Gobierno, por tanto, ha visto desaparecer uno de los logros económicos más alabados en la anterior legislatura. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero presumió de haber desterrado el déficit histórico de las cuentas del Estado, aunque también avisó de que ese remanente se usaría en época de dificultades. Y las dificultades han llegado antes de lo previsto.

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Junio suele ser un mes difícil para las arcas públicas porque los ingresos fiscales escasean. Pese a todo, los años de bonanza económica han arrojado superávit incluso en ese periodo. El último rastro de desequilibrio se produjo en junio de 2005, aunque el año se cerró con el primer excedente de la democracia. No ocurrirá lo mismo en 2008, pues el mal dato de junio presagia un cierre adverso. "El deterioro de las cuentas está en línea con el resto de datos económicos del país", argumentó el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, en la presentación de las cifras.

Este deterioro tan vertiginoso choca más si se tiene en cuenta que en la caída de ingresos del Estado aún no está incluida la medida que más minará la hucha pública: los 400 euros que el Gobierno está devolviendo a asalariados, pensionistas y autónomos en el IRPF. Aunque las empresas ya han reintegrado 200 a sus trabajadores en la nómina de junio, Hacienda aún no ha contabilizado esa menor recaudación, que resta 3.000 millones de euros. Sólo se han descontado 130 millones correspondientes a los funcionarios de la Administración central.

Lo que sí hace mella en las cuentas de junio son otras medidas de impulso de la actividad, como el pago del cheque-bebé, la segunda fase de la rebaja del impuesto de sociedades, el adelanto de las devoluciones de IVA y algunos cambios en la presentación del impuesto de sociedades (el que pagan las empresas por sus beneficios). Todas esas novedades restan 4.638 millones de euros, según una portavoz de Hacienda. Ése es prácticamente el déficit que se registra hasta junio, lo que supone que, sin medidas de reactivación, los ingresos estarían ahora equilibrados, no en déficit.

Pero el bache económico impide mejores resultados. La partida más afectada es el impuesto de sociedades, que cae un 17,6% en el último año. La atonía de los beneficios empresariales, la rebaja del impuesto que se ha aplicado este año y un cambio en la presentación de los pagos fraccionados han provocado el desplome de un tributo que ha crecido exponencialmente en los últimos años.

Casi el mismo deterioro ha sufrido el IVA, el mejor indicador del ritmo de consumo. Las pequeñas y medianas empresas, especialmente las de la construcción, lideran los descensos, lo que "pone de manifiesto la crisis inmobiliaria y el impacto del petróleo", según el secretario de Estado. De momento, las grandes empresas sortean los apuros con mayor fortuna. Sí crece aún el IVA de las importaciones, lo que refleja que la factura energética sigue engordando por los altos precios del crudo.

Al igual que en meses anteriores, el impuesto de carburantes revela que las subidas de las gasolinas retraen al consumidor a la hora de llenar el depósito. La recaudación por este tributo ha descendido un 2,5%.

El único capítulo que mantiene la buena salud es el IRPF, que crece un 14,9%. El motivo es que el empleo sigue creciendo -aunque con menos fuerza que antes- y que todavía no se ha registrado el impacto de los 400 euros.

Con todas esas partidas, la recaudación total cae un 0,9% en comparación con el primer semestre de 2007. Con esa cifra convive una subida del 4,2% en los gastos del Estado, lo que genera el desequilibrio. Entre esos gastos destaca el aumento de la inversión civil, principalmente motivado por el Ministerio de Medio Ambiente. Por el contrario, las inversiones de Fomento siguen cayendo. Esa partida crecerá previsiblemente a final de año, pues una de las medidas que ha adoptado el Ejecutivo para capear la crisis es acelerar las licitaciones de obra pública, que en algún momento habrá que pagar.

Con el deterioro de las cuentas públicas, España se aproxima a sus socios comunitarios, cuyas cuentas públicas están en números rojos. La media de déficit de la zona euro cerró el año pasado en el 0,6%, según datos de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea, mientras que España registró un superávit del 2,2%. Salvo los países nórdicos y algunos de los recién incorporados como Bulgaria y Chipre, la inmensa mayoría presentan desequilibrios.

El Partido Popular considera que la desaparición del superávit en una coyuntura como la actual "es añadir crisis sobre crisis". Así lo cree el portavoz económico de este partido en el Congreso, Cristóbal Montoro, para quien el Gobierno "debería haber sido más austero". El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, replica: "El superávit no es un objetivo en sí mismo".

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