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La crisis del euro

El deterioro de la demanda aumenta el riesgo de recesión

Merrill y Citi prevén caídas del PIB de más del 1% en 2012

Llueve sobre mojado. Lo que antes iba mal ahora va igual o peor; y los escasos indicadores que daban alguna alegría han dejado de hacerlo. El tercer trimestre del año concluyó con un estancamiento en toda regla: el PIB creció menos de una centésima. La economía solo se escapó de retroceder gracias a la notable aportación de las exportaciones y del turismo. Pero las cosas pintan peor en la última parte del año. El supervisor alerta ahora de que se acentúa la debilidad de la demanda nacional y la actividad económica. Influyen en este diagnóstico, cómo no, las tensiones financieras y la rebaja en las perspectivas de crecimiento mundial.

Tras el estancamiento del primer trimestre, los datos de octubre, todavía preliminares, auguran algo peor. El último boletín mensual del Banco de España, publicado ayer, señala que los indicadores de confianza de los consumidores y de los comerciantes minoristas experimentaron "sendos retrocesos" que se explican por el deterioro de las expectativas de empleo y del ahorro. Todo ello bañado en un empeoramiento de las perspectivas por el agravamiento de la crisis de deuda soberana en la zona del euro.

La destrucción de empleo continuó en el inicio del cuarto trimestre

También caen los indicadores de inversión en equipo, lo que el supervisor interpreta como un intento de las empresas por hacer frente a aumentos de producción sin incurrir en más gastos. La construcción, auténtico huevo de la serpiente en esta crisis que dura ya más de cuatro años, sigue en proceso de ajuste a un ritmo mayor al registrado en los meses centrales del año. Por ahora solo da alegrías el sector exterior: tanto las exportaciones como el turismo mantienen su dinamismo, pese a que en el tercer trimestre disminuyera su contribución positiva al PIB.

Como corolario, el Banco de España advierte de que la destrucción de empleo continúa en el inicio del cuarto trimestre, ya que el recrudecimiento de las tensiones financieras ha influido en la debilidad de la demanda y de la actividad.

Merrill Lynch Wealth Management presentó ayer sus previsiones económicas para 2012. La entidad estadounidense calcula que el PIB español caerá un 1% el próximo año, un retroceso superior al que estiman para el área euro (-0,6%). "No hemos pasado lo peor", avisó Alberto Spagnolo, director de inversiones del Banco para España y Portugal. "Ya no somos independientes para solucionar por nosotros mismos los problemas. Necesitamos el respaldo de nuestros socios europeos", añadió.

Merrill Lynch cree que España se encuentra ante un momento "decisivo" en su historia: o unirse a los países motores de la UE o quedarse "definitivamente" descolgada en la periferia. "La primera opción requiere una solución rápida a las cuestiones pendientes: saneamiento del sector financiero, menor dependencia externa, reestructuración del sector público y mejora de la competitividad a través de ajustes en los salarios, describió", Spagnolo.

Más pesimista aún se muestra Citigroup. El banco estadounidense prevé que la economía española caiga un 1,9% en 2012 y un 0,8% en 2013, mientras hace tan solo un mes pensaba que el retroceso del próximo año se quedaría en un 0,8% y que el siguiente se estancara. Este sombrío panorama se explica por el impacto sobre el consumo y el gasto público del ajuste fiscal al que se van a someter las Administraciones públicas.

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