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La economía británica cae un 2,4%, el peor dato en 50 años

Reino Unido lleva ya un año inmerso en la recesión

La economía británica se contrajo un 2,4% en el primer trimestre de este año respecto al trimestre anterior. Se trata de la caída más drástica desde el segundo trimestre de 1958 y supone un inesperado recorte de medio punto en los datos iniciales de la Oficina Nacional de Estadística, debido sobre todo al mal comportamiento del sector de la construcción.

Los analistas esperaban una corrección en sentido negativo, pero no de ese calibre, y apostaban mayoritariamente porque el dato final sería de una contracción del 2,1%. En términos anuales, la caída en el primer trimestre fue de un 4,9% en comparación con el primer trimestre de 2008, lo que supone la contracción más aguda desde que en 1948 empezaron a registrarse los datos de la evolución trimestral del PIB de Reino Unido.

Lo peor de la crisis puede haber pasado, pero la salida será larga y penosa

Los últimos datos oficiales señalan también que la economía cayó un 0,1% entre abril y junio del año pasado, en lugar del crecimiento cero apuntado inicialmente. Eso significa que Reino Unido lleva ya un año en recesión.

A pesar del dramatismo de estas cifras, que convierten en muy difícil que se cumpla el objetivo del Gobierno de cerrar el año con una caída de sólo el 3,5% del PIB, el Tesoro insistió ayer en que no va a rebajar los pronósticos oficiales de crecimiento. Y analistas y economistas ratificaron ayer su impresión, cada vez más extendida, de que lo peor de la recesión ya ha pasado. Lo que sí aceptan es que la recuperación será lenta y penosa.

El mayor problema para el Gobierno es que estos datos añaden aún más escepticismo a las crecientes dudas que existen sobre la evolución de las cuentas públicas. El déficit público alcanzará este año los 175.000 millones de libras (205.000 millones de euros) y en términos de PIB llegará al 12,5%. Eso, si se cumplen las previsiones de crecimiento.

Políticamente, el Gobierno de Gordon Brown está en aprietos porque el debate político se está trasladando en los últimos días a los recortes de gasto público que serán necesarios en el futuro para cumplir los objetivos en materia de cuentas públicas. Un tema especialmente sensible porque el país deberá celebrar elecciones generales a más tardar a principios de junio de 2010. Los laboristas han acusado a la oposición conservadora de preparar un drástico recorte de gastos si alcanza el poder, pero se niega a clarificar cuál es su propia posición.

La ambigüedad del Gobierno es tal que Brown se ha negado a confirmar si este año el Tesoro va a presentar las tradicionales prioridades del gasto público, con el argumento de que las dudas que existen sobre cuáles serán las verdaderas cifras de crecimiento hacen innecesario modificar esas prioridades hasta 2011. Es decir, hasta después de las elecciones.

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