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Las exportaciones dan aliento a la recuperación en el tramo final de 2010

El PIB baja un 0,1% el año pasado, tras volver a crecer en el cuarto trimestre

Alejandro Bolaños

El consumo no se ha repuesto del doble impacto que supuso la subida del IVA y el fin de las ayudas a la compra de automóviles el pasado verano. El desplome de la construcción, tres años después del estallido de la burbuja inmobiliaria, no cesa, acelerado ahora por el recorte de la obra pública. El ajuste presupuestario se deja notar también en el gasto de las Administraciones. La onda destructiva de la crisis muerde aún en el mercado laboral, tras llevarse por delante más de dos millones de empleos. Y, pese a todo, la recuperación de la economía española volvió a ponerse en marcha en el tramo final de 2010, tras el estancamiento del tercer trimestre.

Con la demanda interna en retroceso, son las exportaciones las que suministran combustible al crecimiento. "El sector exterior volvió a desempeñar un papel fundamental para amortiguar los descensos de la actividad interna", señala el Banco de España en su boletín económico de enero. En la primera estimación sobre lo que ocurrió en el cuarto trimestre, el organismo supervisor cifra la aportación positiva del sector exterior en 0,6 puntos porcentuales, suficientes para contrarrestar la caída de la demanda interna. El resultado es que entre octubre y diciembre el PIB creció un 0,2% respecto al tercer trimestre y un 0,6% en comparación con el mismo periodo del año anterior.

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Si la estimación del Banco de España se confirma -el Instituto Nacional de Estadística publica un avance del cuarto trimestre en una semana-, los datos reflejarían que la economía española se estancó el año pasado, tras sufrir la crisis económica más dura desde la posguerra. En 2009 el PIB cayó un 3,7%; en 2010 el retroceso se habría quedado en el 0,1%.

Los cálculos del Banco de España mejoran el pronóstico del Gobierno (-0,3% en 2010) e incluso la revisión que hizo sobre la marcha esta misma semana el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, cuando anticipó que el PIB bajaría un 0,2%. Pero habrá que esperar a los datos definitivos, porque la cifra final está a medio camino entre el -0,1% y el -0,2%. El deterioro de la producción industrial en diciembre (la estimación del Banco de España se hizo sin este dato, conocido también ayer) y las bruscas oscilaciones del gasto público en el trimestre de cierre presupuestario añaden incertidumbre sobre esa cifra final.

Décima arriba o abajo, el Banco de España constata que el "tímido avance de la producción no fue suficiente para generar empleo neto", como evidenció la última entrega de la Encuesta de Población Activa: eliminadas las variaciones estacionales, en el cuarto trimestre se perdieron casi 240.000 puestos de trabajo respecto al mismo periodo del año anterior. Y aunque en tasa interanual la destrucción de empleo (-1,3%) es mucho menos acentuada que en lo peor de la Gran Recesión (con retrocesos superiores al 7%), el mercado laboral sigue ajeno a la incipiente recuperación.

El organismo supervisor también destaca que "el débil avance de la actividad contrasta con registros más elevados de la zona euro", que cerrará 2010 con un crecimiento cercano al 2%. España es la única gran economía mundial que encadena dos años con tasas negativas en el PIB, una circunstancia que tampoco se produjo en las últimas grandes crisis de la economía española (1959, 1981 y 1993). Y la inversión residencial, el síntoma más evidente del descalabro, apenas supone ahora un 4% del PIB, en una pérdida de relevancia también sin precedentes.

El Banco de España concentra en la industria, la inversión en bienes de equipos y las exportaciones la esperanza de una recuperación más rápida. La demanda interna seguirá bajo mínimos, atrancada por la alta tasa de paro, el endeudamiento de empresas y familias y el ajuste presupuestario, que, según el organismo supervisor, cumple lo previsto. En suma, la salida definitiva de la crisis dependerá del buen ritmo del crecimiento mundial. Y de que la economía española sepa aprovecharlo.

El repunte de la inflación, temporal

El tabaco subió el doble de lo que debía por impuestos

El Banco de España no suele ser amigo de predecir la evolución de los precios. El último boletín económico es una llamativa excepción. Su servicio de estudios hace estimaciones sobre cuál será la inflación dentro de un año, para llegar en todos los casos a la misma conclusión: el repunte del IPC, que en enero marcó una tasa interanual del 3,3%, más notable aún si se compara con la atonía del consumo, "debería ser temporal".

El análisis del Banco de España aquilata lo que ya habían subrayado servicios de estudios privados. El acelerón en los precios del consumo debería perder fuerza en la segunda mitad del año, cuando deje de pesar en la comparación interanual la subida del IVA (del 16% al 18%) que entró en vigor en julio pasado.

El organismo supervisor calcula que hasta entonces el incremento del IVA aportará 0,6 puntos porcentuales a la tasa interanual de inflación; un aumento que habría sido mayor si las empresas no hubiesen disminuido sus márgenes para absorber parte de ese incremento impositivo. Justo lo contrario de lo que hizo en diciembre el sector del tabaco, que aumentó los precios del tabaco un 20% interanual, "más del doble de lo que justificaría la subida de impuestos" sobre este producto, en opinión del Banco de España.

Según como evolucione el precio del petróleo, la inflación fluctuará entre el 1,2% y el 2,2% en diciembre de este año, según el Banco de España. Una previsión que sirve en bandeja el llamamiento a trabajadores y empresarios para que no tomen en cuenta el repunte "temporal" en sus expectativas de inflación. El supervisor se congratula de que el incremento salarial se haya moderado al 1% en 2010, una subida que queda por debajo de la inflación media (1,8%) y de la productividad (2,2%).

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