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La fábula de las abejas

Joaquín Estefanía

Una joya acaba de ser publicada; se trata de La fabula de las abejas, un texto del médico holandés Bernard Mandeville (1670-1733) cuyo contenido ha influido durante varios siglos en la historia de las doctrinas económicas. En traducción del inolvidable José Ferrater Mora, el libro (Fondo de Cultura Económica) llega ahora a España. La fábula es el antecedente más científico de la teoría del laissez-faire de Adam Smith, y su filosofía influyó en personajes como Rousseau, Montesquieu e incluso en Marx. La obra -que se subtitula paradigmáticamente Los vicios privados hacen la prosperidad pública- plasma una ética repulsiva que defiende el lujo" la envidia y el orgullo, y que justifica el egoísmo. Muchos liberales consideran a Mandeville el san Juan Bautista de su ideología.Las tesis económicas de Mandeville, qué años después dieron lugar al capitalismo, son, entre otras, las siguientes: los asuntos comerciales son, más afortunados, cuanto menos regulados están por el Gobierno; las cosas tienden a encontrar por sí mismas el equilibrio que mejor les conviene; el egoísmo sin trabas de cada individuo intervendrá en la sociedad de manera tan recíproca que ésta se ajustará por sí misma y redundará en beneficio de la comunidad. En cambio, una intervención del Estado tendería a trastocar la delicada armonía de la sociedad.

Leía este libro de gran originalidad, de extraordinaria belleza y de tan inquietantes recetas ("la paradoja es un paracaídas del pensamiento", escribió Bergamín) cuando se conoció la enésima crisis financiera de Japón: tres de las filiales del Nippon Credit Bank, uno de los principales bancos japoneses de crédito a largo plazo, se declararon en quiebra, con unas deudas que suman dos billones de yenes (2,28 billones de pesetas), al tiempo que el banco cerró sus sedes en el extranjero para superar un pasivo que en 1996 alcanzó un total de 1,4 billones de pesetas.

A pesar de la profunda recesión que ha padecido desde el inicio de los años noventa; Japón es el país más rico, del mundo (una renta per cápita de 28.000 dólares, el doble que España), después de Suiza. La crisis del milagro capitalista japonés se ha debido, fundamentalmente, a las siguientes causas: la fuerte revalorización del yen frente al dólar; la multiplicación de fenómenos de corrupción; el desplome bursátil tras unos años de burbuja y el hundimiento del sector inmobiliario hinchado con precios artificialmente altos, lo que significó, grandes pérdidas para las sociedades de crédito hipotecario. Estas sociedades, creadas en los años setenta por los grandes bancos como entidades especializadas en créditos a particulares para la compra de viviendas, sufrieron el impacto de la caída de los precios del suelo. Por último, el caos en el sector financiero, en el que a pesar de que los más poderosos bancos del mundo son de matriz japonesa, 17 de los 21 más importantes en el ranking interior nipón están en números rojos.

¿Cómo se han superado tradicionalmente estas crisis bancarias multimillonarias (y las de los principales países del mundo)?: no a través de la mano invisible, sino con dinero público de los contribuyentes que cubren las deudas de las entidades. ¿Cómo se ha expandido tanto la industria japonesa, una de las más agresivas en sus exportaciones?: con la ayuda del todopoderoso Ministerio de Comercio Internacional e Industria (MITI).

Las preclaras tesis de Mandeville son influyentes, pero no se ajustan a la realidad: la delicada armonía de la sociedad no se da, porque los vicios privados casi nunca llegan a producir beneficios públicos. A pesar de las motos que nos venden.

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