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La familia Ruiz-Mateos vende Nueva Rumasa al gestor que liquidó Marsans

Las deudas suman 1.500 millones, pero se desconoce el importe de la operación

Íñigo de Barrón

La web de Aszendia, una de las empresas propiedad del misterioso gestor Ángel de Cabo (que liquidó Marsans) recuerda las palabras de Albert Einstein: "La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y países porque trae progresos". Un mensaje inequívoco de alguien que se dedica a encontrar beneficios cuando todos pierden su trabajo y sus empresas.

Back in Business, una sociedad con seis meses de vida y 3.000 euros de capital, anunció ayer la compra de empresas del grupo Nueva Rumasa, propiedad de la familia Ruiz-Mateos y que actualmente están en concurso de acreedores. "Los nuevos propietarios han adquirido las sociedades matrices que sustentan la actividad económica del grupo empresarial -que acumula un pasivo de 1.500 millones de euros-, culminando de esta manera una operación cuyas negociaciones se iniciaron hace cinco meses". Con esta enigmática frase, que oculta el valor real de compra, se despacha la nota oficial. Fuentes de Back in Business no aclararon nada más sobre la transacción, realizada siete meses después de la suspensión de pagos.

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La firma dice que el proceso "ha sido muy complejo". No es de extrañar porque los Ruiz-Mateos tejieron una maraña de sociedades cruzadas mayoritariamente radicadas en paraísos fiscales. La razón era, según ellos, evitar otra nacionalización como la ocurrida en 1983. La venta supone el final del segundo imperio de José María Ruiz-Mateos (Rota, 1931), creado en 2007 tras su adquisición a Parmalat por 188 millones.

Curiosamente, los gestores del desastre, la familia Ruiz Mateos, se presentaron ayer otra vez como víctimas. Según ellos, la causa de todos los males ha sido "la injusta, cruel, encarnizada y continuada persecución", por lo que "se han visto obligados a mal vender" el grupo "a precios irrisorios" e insisten en valorar los activos "en unos 6.000 millones", una cifra que ningún técnico ha corroborado. José María Ruiz-Mateos no recuerda aquello de que "me pegaría un tiro" si alguno de los inversores pierde su dinero. Lo rebaja a "compromiso moral" de que todos cobrarán. Por segunda vez, Rumasa se despide con escándalo.

Back in Business pertenece a este grupo especializado en liquidar sociedades en dificultades, lo que se conoce como fondo buitre. Su propietario, Ángel de Cabo, es un empresario valenciano ligado a la construcción, habitual en procesos judiciales y con alguna empresa ligada al caso Gürtel. En junio de 2010, a través de otra firma, Posibilitum Business, se hizo con Viajes Marsans, también en suspensión de pagos. Marsans, que fuera propiedad del expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, está en proceso de liquidación, con sus empleados despedidos, y sin haber hecho frente a todas sus deudas hasta ahora.

Una de las incógnitas es qué pasará con los pagarés emitidos, que suman unos 140 millones de unos 5.000 ahorradores. Fuentes de la operación comentaron que no se alteran las garantías concedidas a los inversores a los que se les facilitarán "los medios adecuados para canalizar sus peticiones, que serán atendidas en todo momento".

Las prioridades del nuevo dueño de Nueva Rumasa (un grupo que no existe como sociedad u holding), son: "A corto plazo, tener claridad y transparencia con las distintas administraciones concursales, evitar el desmembramiento del grupo y alcanzar una sostenible vía de convenios que consoliden el futuro de las distintas compañías". Esto incluye "analizar todas las líneas de negocio y tomar las medidas necesarias con el fin de que las sociedades entren en valor y conseguir así la mayor satisfacción de sus acreedores". No obstante, cuando de Cabo adquirió Marsans realizó unas declaraciones similares y al final despidió a toda la plantilla.

En este caso, fuentes del sector consideran que puede haber interés por algunas empresas del grupo por parte de competidores. La plantilla de Grupo Rumasa llegó a alcanzar los 9.000 empleados en 2007. Algunas firmas están en proceso de venta, como Cacaolat.

Los asesores legales de los sindicatos de esta empresa mantienen que la compra por Back in Business no afectará a la marca de batidos, porque el juzgado mercantil número 6 de Barcelona acordó el 31 de agosto apartar a Clesa -propietaria del 95% de las acciones- de la administración y dejarla en manos de los administradores concursales, informa Clara Blanchar.

Los sindicatos consideran que la operación no tiene ni "legitimidad ni validez" y coinciden en que se ha efectuado "a espaldas de los trabajadores". El secretario general de la Federación agroalimentaria de CC OO, Jesús Villar, cree que los Ruiz-Mateos no tienen "legitimidad" para negociar la venta de Nueva Rumasa ya que las administraciones judiciales le han retirado la "capacidad de administración" de la "inmensa mayoría" de las empresas del grupo. Al mismo tiempo, el secretario de política industrial de UGT, Sebastián Serena, aseguró que existen "dudas" sobre el alcance de esta transacción e incluso de su "validez", ya que varias sociedades están en liquidación.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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