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Reportaje:Economía global

Venezuela, frenazo a la actividad

Los controles al cambio de divisas complican la recuperación económica

Las divisas ni entran ni salen de Venezuela. Los ajustes al control cambiario aplicados por el Gobierno de Hugo Chávez durante los últimos tres meses han derivado en una suerte de corralito financiero que impide a las empresas multinacionales repatriar sus dividendos y limita aún más el acceso de los venezolanos a monedas extranjeras. Que la revolución no puede otorgar "dólares baratos" a la "burguesía apátrida" es uno de los argumentos que utiliza el presidente para justificar las medidas. Consideraciones políticas aparte, el Gobierno tampoco dispone de suficientes ingresos en dólares, ni para dárselos a los burgueses ni para financiar el gasto corriente de una economía socialista basada en las importaciones.

Los venezolanos conviven con tres tipos de cambio legales
Los empresarios denuncian que los controles recortan la producción

El control de cambio rige en Venezuela desde marzo de 2003. Desde entonces y hasta enero de 2010 operó con una tasa única de canje de 2,15 bolívares fuertes por dólar que, previa solicitud, en montos limitados y con mucha lentitud, otorgaba la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi). El 8 de enero pasado el Gobierno devaluó su divisa con respecto al dólar y estableció dos tipos de cambio: uno de 2,60 bolívares fuertes por dólar para las importaciones del sector público, de alimentos y del sector salud, y otro de 4,30 bolívares fuertes por dólar para el resto de las transacciones.

Existía, sin embargo, un tercer tipo de cambio legal y a tasa libre, que no manejaba Cadivi: el del dólar permuta. Los venezolanos necesitados de divisas accedían a este mercado comprando bonos denominados en dólares, emitidos por el Estado y vendidos por las casas de Bolsa, a precios que duplicaban el valor oficial más alto. El 18 de mayo Chávez ordenó el cierre de las casas de Bolsa e ilegalizó estas operaciones al promulgar una reforma a la Ley de Ilícitos Cambiarios que, entre otras modificaciones, otorgó al Banco Central de Venezuela (BCV) el manejo exclusivo de los títulos de valores y estableció multas y penas de cárcel para quien "compre, venda o de cualquier modo ofrezca, enajene, transfiera o reciba divisas" sin intervención del BCV por sumas superiores a 20.000 dólares durante un año.

Desde junio, el mercado permuta lo maneja el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme) del BCV, con base en una banda máxima de cambio de 5,30 bolívares por dólar permuta y límites en los montos de compra. A los importadores solo les está permitido comprar hasta 350.000 dólares al mes y a los particulares hasta 10.000 dólares al año, siempre y cuando demuestren que el dinero será invertido en gastos de salud o educación. Aun empleando esos topes, el Sitme no es capaz de atender la demanda de los compradores.

"Hay una oferta de títulos muy limitada. El promedio de operaciones no pasa de 30 millones de dólares diarios, cuando el mercado demanda de 60 a 70 millones diarios", explica el ex director del Banco Central de Venezuela Domingo Maza Zabala. Según Maza, el BCV no cuenta con dólares suficientes para cubrirlo todo -importaciones, servicio de la deuda pública y privada, gastos del Estado y repatriaciones de dividendos- porque han caído la producción y las exportaciones petroleras, que financian más del 50% del presupuesto nacional. En lo que va de año, apenas han ingresado al BCV 23.000 millones de dólares, mientras en Venezuela, solo el gasto en importaciones es de 40.000 millones de dólares anuales.

Las perspectivas de ingresos no son alentadoras. Parte de la producción petrolera futura ya ha sido vendida a China y cobrada a través de un anticipo de 20.000 millones de dólares en bienes y en efectivo. Mientras tanto, las inversiones, dejan de llegar. "La repatriación de dividendos esta retenida porque no hay manera de financiarla. Esto hace que Venezuela esté en uno de los últimos lugares en la valoración de riesgo-país. Ningún inversionista va a arriesgar su capital donde no podrá sacar ni la amortización de sus dividendos", sostiene Maza.

Movistar, filial de la española Telefónica, es una de las compañías con más dinero atrapado en Venezuela: desde 2006 no ha logrado repatriar sus ganancias, que ya suman 1.800 millones de dólares. En la misma situación se encuentran otros grupos españoles como Mapfre y BBVA.

A los venezolanos tampoco les va mejor. A un empresario local le lleva hasta nueve meses completar todo el proceso burocrático para importar bienes o servicios y hasta tres meses para exportar, cuenta Carlos Larrazábal, presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Conidustria). El 98% de los afiliados a Coindustria señala que los controles han afectado sus niveles de producción y el 55% dice que estos han comprometido el total de sus operaciones. A falta de divisas para importar insumos, muchos producen a costa de sus inventarios; otros han optado por vender sus equipos y cerrar sus puertas, a la espera de tiempos mejores.

Ahorradores venezolanos hacen cola ante una sucursal del Banco Federal en Caracas el pasado 14 de junio.
Ahorradores venezolanos hacen cola ante una sucursal del Banco Federal en Caracas el pasado 14 de junio.ASSOCIATED PRESS

En recesión

Desde los frijoles del pabellón -el plato típico venezolano- hasta los repuestos de los coches: el 80% de lo que se consume en Venezuela es importado. Por eso, cuando no hay dólares, muchos productos comienzan a escasear, en especial los alimentos, y la diezmada industria nacional, a falta de materias primas, también deja de producir.

La escasez y los controles de precios en algunos rubros son dos de las razones que explican que Venezuela sea el país con la más alta inflación de América Latina. Según cifras oficiales del Banco Central de Venezuela, el alza de precios acumulada entre enero y julio de 2010 es del 18%, y se calcula que para fines de año superará el 30%.

A la inflación de Venezuela se suma el estancamiento económico, que entre los países de América solo se compara con el que atraviesa Haití, tras el devastador terremoto del 12 de enero. "La economía venezolana está en una profunda recesión. El año pasado el PIB se contrajo en un 3,3% y este año es muy probable que la contracción se ubique ligeramente por debajo del 5%. Eso nos pone, junto con Haití, entre los dos únicos países del continente que van a tener contracción económica este año", prevé Pedro Palma, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Venezuela.

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