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Reportaje:Economía global

Contra las cuerdas

Rumania no encuentra soluciones para evitar el desplome fiscal y económico

La economía rumana se encuentra en su peor momento desde la adopción del capitalismo, a comienzos de los años noventa. Los datos del primer trimestre han sido demoledores y apuntan a una caída del PIB del 2,5%, la tercera peor caída de todos los miembros de la Unión Europea en este periodo. Este despeño se suma a un año 2009 sumamente negativo en el que el PIB se contrajo un 7,1%. El problema es que, según coinciden los analistas, no hay ningún síntoma de recuperación a medio plazo.

La puntilla a este oscuro panorama marcado por la desconfianza de los mercados internacionales se la ha dado el Fondo Monetario Internacional (FMI), que hace unas semanas pronosticó que el crecimiento rumano sería cercano a cero o probablemente negativo durante este curso, la segunda rebaja en sus predicciones en lo que va de año. Antes de conocerse los datos del primer trimestre, muchos apostaban por un crecimiento del 1% para 2009, algo que comienza a quedar descartado a la vista de los retrocesos apreciados en el consumo interno, las exportaciones y la producción.

La recuperación se retrasa con el ajuste impuesto por el FMI

Pero el principal problema para Rumania no es el crecimiento, sino su elevado déficit. El año pasado, el país acordó con el FMI un préstamo de 20.000 millones de euros para afrontar sus obligaciones financieras más inmediatas y a cambio se comprometió a realizar reformas estructurales que equilibrasen sus cuentas. La prioridad era recortar el gasto público y aumentar la recaudación fiscal. Doce meses después, pocas de estas promesas se han cumplido y, lo que es peor, el déficit fiscal se disparó en 2009 al 8,3% del PIB, el más alto de toda la década.

Este mes, y en medio de una visita del FMI, el Ejecutivo presidido por Traian Basescu se comprometió a realizar un drástico recorte del 25% en los salarios públicos y del 15% en las pensiones, y se especula con una reducción de cerca del 30% en el número de funcionarios. Estas medidas han sido consideradas insuficientes por el FMI, que pide más esfuerzos para aumentar la recaudación elevando el impuesto sobre la renta hasta el 20%, desde el actual 16%, y elevar el IVA hasta el 25% desde el 19% que se soporta en estos momentos.

Rumania está pendiente de los 8.000 millones de euros que el FMI debería liberar este semestre -como parte del préstamo acordado hace un año- para seguir afrontando sus compromisos financieros. Incluso algunos analistas privados creen que el país deberá buscar otros 7.500 millones en el mercado internacional para costear el déficit de este año. El Ejecutivo ha prometido cerrar el desequilibrio fiscal de este año en un 6,8%, un punto más que la anterior meta convenida con el FMI. En dos años, la deuda pública podría subir del actual 30% del PIB hasta el 50%.

Esta situación financiera se enmarca dentro de un fuerte descontento social. Rumania ha sido históricamente uno de los países con más carencias económicas de Europa, y sus tres años como miembro de la UE no han servido para rebajar el nivel de pobreza, estancado en el 25% desde el año 2006. Con un desempleo del 8%, la reducción de las pensiones y probablemente muchos empleados públicos en el paro, las cosas parecen que no mejorarán este curso y probablemente tampoco lo hagan el siguiente, a pesar de que en 2011 el país podría volver a crecer a tasas del 3%. -

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