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Los efectos del Plan E empiezan a difuminarse

La Comisión Europea publicó el 3 de noviembre sus previsiones de otoño. El mensaje principal de las mismas podría resumirse en las palabras de presentación del comisario Joaquín Almunia: "La economía de la UE está saliendo de la recesión... Sin embargo, queda un difícil camino por recorrer... También debemos empezar a considerar el medio plazo y estudiar cómo abordar los efectos perjudiciales de la crisis en los mercados laborales, las finanzas públicas y el crecimiento potencial". Es decir, las aguas del tsunami empiezan a retirarse, y ahora hay que hacer un balance de los daños y un plan de reconstrucción que devuelva, si puede ser reforzado, el potencial de crecimiento a las economías europeas, pues, si no se recupera un crecimiento elevado y sostenido, vamos a tener problemas graves durante años en el mercado laboral (paro) y en las finanzas públicas (financiación de nuestro querido estado de bienestar). Este crecimiento no va a venir solo, menos en España, por lo que es necesario abordar reformas. La capacidad de iniciativa y de liderazgo de los dirigentes políticos es más necesaria ahora que nunca.

El crecimiento medio anual del PIB será aún negativo en 2010 (-0,8%) y alcanzará un escuálido 1% en 2011
La Comisión nos sitúa a la zaga de la recuperación. El PIB tardará un año más que en la UE en ser positivo

Dentro de este contexto europeo, España tiene connotaciones propias. En primer lugar, la Comisión nos sitúa a la zaga de la recuperación, dado que no prevé la primera tasa positiva de crecimiento del PIB hasta el tercer trimestre de 2010, un año más tarde que en la zona euro y la UE en su conjunto. En segundo lugar, la intensidad de la recuperación va a ser inferior a la de nuestros socios hasta la segunda mitad de 2011, cuando el crecimiento alcance tasas trimestrales del 0,5% (2% anualizadas) en España y en la zona euro. Por eso, el crecimiento medio anual del PIB español será aún negativo en 2010 (-0,8%) y sólo alcanzará un escuálido 1% en 2011, 1,5 y 0,5 puntos porcentuales, respectivamente, menos que la zona euro. Desde fuera, los organismos internacionales y la mayoría de analistas nos ven con mucho lastre y muchos problemas. Esto no debería hacernos caer en la depresión o en una dinámica de ataques autodestructivos, sino que debería servir para concienciarnos de que, si Europa tiene muchos retos y mucho trabajo por delante, España los tiene en mayor grado, así que pongámonos a trabajar. Si respondemos bien, es posible que superemos las nada favorables previsiones de la Comisión.

Que los efectos del tsunami están siendo más graves en España lo ponían de manifiesto los datos del paro y afiliaciones a la Seguridad Social conocidos esta semana. Como se ve en los gráficos adjuntos, durante la primavera y primeros meses del verano se produjo una relativa mejora en el mercado laboral, en el sentido de que, tras un fortísimo deterioro a lo largo de 2008 y primeros meses de 2009, la destrucción de empleo y el aumento del paro se ralentizaron rápida e intensamente. De una reducción de unos 160.000 afiliados por mes (datos desestacionalizados) se pasó a unos 30.000 entre mayo y agosto. Pero a partir de septiembre la tendencia se invierte y en octubre se volvieron a perder 60.000 afiliados. Ello cabe atribuirlo principalmente al Plan E, que tuvo un efecto notable y rápido en el sector de la construcción, pero que se está agotando, con lo que la destrucción de empleo vuelve a intensificarse. En la industria y los servicios no se nota este efecto y prosigue la tendencia de mejoría, especialmente en este último sector, donde en los últimos meses la reducción de los afiliados es ya mínima. Lo que apuntan estos datos es que en el cuarto trimestre de este año la caída del PIB puede ser de una intensidad similar o superior a la del tercero (-1,6% en tasa trimestral anualizada, según las recientes estimaciones del Banco de España), rompiéndose así la tendencia de mejora de los dos trimestres precedentes.

Otro indicador importante conocido esta semana fue el Índice de Producción Industrial de septiembre. El dato no fue especialmente bueno, pero se inscribe en una tendencia de recuperación, con dientes de sierra. Agregando los datos trimestralmente, hemos pasado de una tasa trimestral anualizada de -21,3% en el primer trimestre a -6,5% en el segundo y a -4,2% en el tercero. Cabía esperar algo más en este último, dada la recuperación del comercio internacional y de las exportaciones, lo que pone de manifiesto que la debilidad del consumo y la inversión internos siguen lastrando al sector.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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