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coyuntura nacional
Columna
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Menos teatro y más acción

Después de refundar el capitalismo en 2008, tras la quiebra del banco norteamericano Lehman Brothers, los monarcas europeos se aprestan ahora a refundar la Unión Europea. Palabras grandilocuentes que muestran la impotencia de los dirigentes políticos para ponerse de acuerdo y, mejor que refundar, apañar el mal funcionamiento de los mercados y las instituciones políticas. Lo más positivo con lo que los confusos ciudadanos podemos quedarnos es el giro que parece estar dispuesto a dar el BCE, actuando con más contundencia (comprando mucha más deuda pública en los mercados). Es decir, haciendo lo debió hacer ya en julio de este año cuando los inversores se dieron cuenta de que la deuda pública europea, que hasta entonces se consideraba exenta de riesgo, también era un activo peligroso porque no había nadie detrás con el suficiente poder financiero que la avalara. Si hubiera actuado entonces, posiblemente nos hubiéramos ahorrado la recesión que se nos avecina.

Que estamos ya en recesión en España es seguro, la cuestión es hasta dónde vamos a caer esta vez La Seguridad Social lleva cuatro meses en números rojos, con lo que acabará el año en déficit

Eso sí, nos dice el BCE que esta actuación estará condicionada a que los Gobiernos lleven a cabo las medidas necesarias para reducir los déficits públicos a cero cuanto antes (si puede ser en un año mejor que en dos) y que se firme un pacto fiscal que impida la aparición de estos déficits en el futuro. Dos objeciones: la primera, que hasta ahora nos decían que el BCE no podía intervenir masivamente porque se lo prohibían sus estatutos y ahora nos damos cuenta de que no era eso; la segunda, que se olvidan de que, en la mayoría de las ocasiones, los déficits públicos elevados los ocasionan las recesiones y no tanto las políticas de los manirrotos gobernantes (aunque hay excepciones sonadas, claro está). Por mucho que se refunde la UEM, en el futuro volverá a haber recesiones, se dispararán los déficits públicos y, si no hay un banco central que haga bien su trabajo, es decir, proporcionar estabilidad financiera al sistema, volveremos a estar como ahora.

Mientras, la economía española se hunde en la recesión. Entre todos la tenían y ella sola se murió, como dice el refrán. El indicador más significativo a este respecto es el de los afiliados a la Seguridad Social, que en los meses de octubre y noviembre ha registrado una disminución de 187.031 personas, cuando, un año antes, en estos mismos dos meses, la disminución fue de 58.771. Como se ve en el gráfico superior izquierdo, el ritmo de caída de los afiliados se va acelerando, alcanzando una tasa anualizada de en torno al -3,5%. Durante la primera mitad del año esta tasa apenas alcanzó el -1,5%. Siguiendo las tendencias de los últimos meses, el sector donde se está produciendo el mayor deterioro relativo es la construcción, cuya caída anualizada supera el 20%. Pero, en términos absolutos, es en los servicios donde se observa la mayor destrucción de empleo, ya que casi las dos terceras partes de la disminución de los dos últimos meses señalada son atribuibles a este sector.

En consonancia con estos datos de destrucción de empleo, el paro registrado aumentó en octubre y noviembre en 193.718 personas, más del doble de lo que lo hizo en los mismos meses del año anterior. No es de extrañar que con estos datos -más el impacto de las noticias diarias provenientes de los mercados financieros-, la confianza y perspectivas de los consumidores y empresarios se esté viniendo abajo de nuevo, como muestran los indicadores que elabora la Comisión Europea recogidos en el gráfico superior derecho. Que estamos ya en recesión es seguro, la cuestión es hasta dónde vamos a caer esta vez.

La evolución del empleo está afectando negativamente a los ingresos de la Seguridad Social, cuyos datos de octubre, al igual que los del Estado, se conocieron esta semana. Haciendo las cuentas en función de suma móvil de 12 meses, la Seguridad Social lleva ya cuatro meses en números rojos

[gráfico inferior derecho], lo que quiere decir que, salvo que reciba transferencias del Estado, va a acabar el año en déficit, cuando tiene establecido como objetivo un superávit del 0,4% del PIB. Sin embargo, el Estado está cumpliendo razonablemente bien con su objetivo, aunque ya nos ha advertido la vicepresidenta en funciones para Asuntos Económicos que no se espera una mejora respecto a dicho objetivo que pueda compensar la desviación del resto de administraciones.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

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