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Las grandes mentiras del PER

El Gobierno y los jornaleros se enfrentan por la reforma de un sistema con 20 años de historia

Francisco Peregil

Si alguien hubiese presenciado en Sevilla el pasado 1 de mayo la manifestación de jornaleros lanzando tomates sobre la sede del PP, al grito de '¿dónde están..., ¡que no se ven!, los niñatos del PP?', le habría sido fácil trasladarse 20 años al pasado.

Altavoces en mano, volvían a acaparar la atención de los medios los alcaldes de entonces, conocidos ya en buena parte de España: José Sánchez Gordillo con su barba, de Marinaleda; Diego Cañamero, de El Coronil, con su camisa de cuadros y pantalones vaqueros... Las banderas andaluzas, las gorras del Che y, como siempre, al concluir la manifestación, el himno de Andalucía: 'Los andaaaaaluces queremos, volver aaaa seeer lo que fuimos; hombres de luz que a los hombres, almas de hoooombres les dimos. An-daaaa-luuu-ces, lee-van-taaaaaaa-os. Peeedid tieeerra y liiiibertad. Sea por Andalucía libre, España y la humanidad'.

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Todo aquello recordaba a las muchas manifestaciones, cortes de carretera y huelgas de hambre que convocaron los jornaleros antes de 1984, cuando el PSOE aprobó el Régimen Especial Agrario para Extremadura y Andalucía. Sin embargo, muchas cosas han cambiado desde entonces en el campo. Marinaleda, en la provincia de Sevilla, con 3.000 habitantes, es sólo un ejemplo entre decenas de pueblos: 'En los últimos 20 años hemos construido 350 viviendas, una casa de cultura, un polideportivo, un consultorio médico, y hemos iluminado y asfaltado muchas calles', sostiene Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde del pueblo con mayoría absoluta desde las primeras elecciones municipales de la democracia.

Y todos esos avances en el municipio, ¿gracias a qué? 'Al Plan de Empleo Rural', contesta el alcalde. Nadie cuestiona la eficacia y validez del PER. Ni patronal, ni jornaleros, ni ayuntamientos ni el propio Gobierno. 'El PER sólo le reporta a la gente unas 80.000 pesetas cada tres años por 15 o 25 días de trabajo en las obras del Ayuntamiento', explica Diego Cañamero, secretario general del Sindicato de Obreros del Campo (SOC).

'Es una gran verdad que los pueblos de Andalucía y Extremadura han pegado un cambiazo histórico por las inversiones del Inem.Los 20.000 millones de pesetas al año de PER sólo en Andalucía no se cuestionan. Eso no se cuestiona', reconocía el pasado viernes a EL PAÍS el secretario general de Empleo, Juan Chozas.

Entonces, ¿qué es lo que se cuestiona con la reforma laboral? El subsidio agrario de desempleo, el sistema por el cual un jornalero que acredite haber trabajado 35 peonadas al año tiene derecho a cobrar el equivalente a 21.600 pesetas al mes durante los 12 meses del año.

El Gobierno pretende que, a partir de la nueva reforma de la ley, quien ya cobre este subsidio lo siga cobrando, pero... no podrán acceder a él los que lo soliciten por primera vez, los que no lo hayan percibido en los últimos tres años y los que hayan visto cercenado su derecho al subsidio por sanción administrativa.

En cifras redondas, según Chozas, 260.000 jornaleros seguirían cobrándolo, pero unos 15.000 no tendrían derecho a él.

¿Por qué esta medida? 'Porque se dan contradicciones grandísimas contra las que hay que luchar', explica Chozas. 'En 1997 había 62.000 parados agrarios más en Andalucía y Extremadura que en 2001, según datos de la EPA, pero el gasto del subsidio de desempleo creció en 34.000 millones. Hay 62.000 parados menos y 34.000 millones más de subsidio para los parados ¿Cómo se explica eso?'

'¿Y cómo se mide el paro agrario?', se pregunta el secretario general del SOC, Diego Cañamero, quien no da crédito a esas cifras. '¿Cuándo cuentan los parados? ¿En la época de recolección de la fresa, en la de las naranjas, en la del melocotón? En el campo varían mucho las encuestas en función de cuando se hagan... Además, esas cifras no tienen en cuenta la inflación. Aumentan los millones destinados al subsidio porque aumenta el coste de la vida', sentencia Cañamero.

El líder del Sindicato de Obreros del Campo tiene 46 años, un móvil con la música del himno de Andalucía y dos hijos también jornaleros. Empezó a trabajar en el campo desde los ocho años y nunca fue al colegio.

'No sólo hemos comprobado que ha bajado el paro en Huelva y Almería a la vez que aumentan allí los subsidios por desempleo', continúa Chozas, el secretario de Empleo, 'sino que está probado que desde 1996 el 75% de las nuevas altas son mujeres, y en su mayoría de edad madura, de más de 40 años. No parece que sea eso un reflejo de la realidad del campo'.

'Nosotros somos los primeros que no queremos fraude', asume Cañamero. 'Los subsidios sin trabajar te crean mentalidad de sumiso y agradecido. Claro que hay mujeres que no han visto el campo ni en la tele y que cobran el subsidio. Nosotros les llamamos las de las uñas largas. Pero también se ha magnificado mucho. La inmensa mayoría de la gente se pelea por trabajar. Y se desplaza a donde sea. A la vendimia en Francia, por ejemplo, van 10.000 andaluces todos los años; al espárrago de Navarra, 7.500; al tomate de Murcia, 2.500, y a la fresa de Huelva, 20.000 cordobeses y sevillanos cada año. La prueba es que todos los niños de temporeros son unos fracasados escolares. Llegas a Huelva y el maestro no conoce la personalidad de tus críos. Después vas a Jaén, y lo mismo. Pero la gente se mueve y trabaja'.

El secretario de Empleo refrenda las palabras del jornalero: 'Es verdad que el SOC ha denunciado el fraude de la gente que vive en zonas residenciales y cobra el subsido, pero...'. Aquí llega el punto donde discrepan Chozas y Cañamero. '... Pero la reforma no se hace sólo para subsanar un fraude. El fraude se puede controlar. La reforma, sin embargo, la hacemos para facilitar que los que verdad necesitan protección la tengan. Y que tenga más protección quien más trabaje'.

'Pero es que en el campo, con la reforma del PP, necesitaríamos trabajar seis años para tener derecho a tres meses de subsidio', se queja Cañamero.

'Es que esas cifras son erróneas porque extrapolan el actual sistema', señala Chozas. Si alguien echa 35 peonadas en el campo y después trabaja en la construcción, en hostelería o donde sea, que lo declare y que se le pague por ello. No pretendemos ahorrar nada con no pagar subsidios a los jóvenes, sino cambiar la mentalidad, invertir en formación. Con el actual subsidio estamos convirtiendo a todos en peones, sin crear especialistas. Si formásemos un buen número de tractoristas, no les faltaría empleo'.

En medio de tanta discrepancia se cuela un rayo de esperanza. El Gobierno y los sindicatos se sentarán en los próximos días a debatir a fondo sobre el subsidio agrario. Y nadie ha dicho la última palabra todavía.

Manifestantes del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), el pasado 1 de mayo en Sevilla.
Manifestantes del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), el pasado 1 de mayo en Sevilla.GARCÍA CORDERO

¿Vagos por no ir a la fresa?

Hay un problema evidente en el sector de la fresa en Huelva: 'Cuando los empresarios hacen ofertas adecuadas a convenio, no las han podido cubrir. Y han tenido que recurrir a polacas', señala el secretario general de Empleo, Juan Chozas. ¿Es que los jornaleros huyen del trabajo? Asensio Maestro, 37 años, jornalero del pueblo de 700 habitantes Isla Mayor del Guadalquivir, a 30 kilómetros de Sevilla, explica su caso: 'Con lo poco que me deja el subsidio (21.600 pesetas al mes) y otro poco que pueda sacarme poniendo redes para pescar cangrejos, gano casi lo mismo que en la fresa. Y no tengo que aguantar a un tío detrás pegándote voces si te vas a orinar, si pides agua para beber, si te fumas un cigarro...'. Su hermano Salvador, de 48 años y con tres hijos, comenta también su caso: 'Yo estuve en la fresa ocho días, y porque un día dejamos de trabajar porque es que no se podía con el agua que estaba cayendo encima, ya nos despidieron. Además, es que no cumplen el convenio. Cuando no se puede trabajar por inclemencias meteorológicas el patrón tiene que pagarte el 50% del jornal. Y a partir de las dos horas trabajadas, el 100%'. 'Y el salario es una miseria. En Huelva te pagan 4.700 pesetas al día y a eso hay que descontarle las 700 de gasolina para la furgoneta. No compensa'. Juan Chozas, secretario de Empleo, señala: 'A ese señor le diría: 'siga usted así, con el subsidio y con las chapuzas que pueda conseguir en su pueblo. Pero a los jóvenes les tenemos que meter otro esquema en la cabeza'.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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