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Los mercados ignoran el triunfo del PP y renuevan la presión sobre la deuda

Jornada negra en las Bolsas europeas por las dudas sobre la 'triple A' de Francia

El viernes el principal problema de la sociedad española era el desempleo. Hoy lo sigue siendo. El viernes la deuda pública española alcanzaba el 66% del PIB. Hoy, también. El viernes había dudas de que España pudiera cumplir el objetivo de déficit para este año (el 6%). Hoy, persisten. A este guión que ha marcado hasta ahora la tormenta financiera que asedia la deuda española -y la de muchos países del euro- se atuvieron ayer los mercados. La victoria contundente de Mariano Rajoy pasó inadvertida. No tiró hacia arriba de los índices de Bolsa ni alivió la presión sobre la prima de riesgo (que repuntó hasta los 463 puntos básicos, 19 más que el viernes). Tampoco al contrario.

"Esta es una crisis de deuda, y la deuda el viernes es la misma que hoy", sentencia de forma lapidaria José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. "La victoria del PP estaba descontada", apunta Ignacio de la Torre. El profesor del IE Business School echa mano de la socorrida frase que explica muchas de las cosas que pasan en los mercados a diario. Un argumento al que también se sumó a última hora de la noche a Standard & Poor's (S&P).

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En una nota, la agencia considera que el triunfo electoral de Mariano Rajoy no influye en la calificación crediticia de la deuda pública española, que mantiene en AA-, con perspectiva negativa. Aunque sí apunta que "la clara mayoría" lograda por el PP "podría facilitar la implementación anticipada de medidas de reforma". Goldman Sachs, sin embargo, criticó que Rajoy haya sido "vago" en sus propuestas.

Así que a la espera de que Rajoy aclare su programa y su equipo, la mano que movió ayer los mercados procedía de Moody's (la agencia de calificación de deuda volvió a dar un toque a Francia), del Banco Central Europeo, que mantiene un programa de compra de bonos muy limitado, y de la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas en Washington para pactar una vía de recorte del abultado déficit de Estados Unidos.

"La subida de las tasas de interés de los bonos franceses en el mercado y el deterioro de sus perspectivas de crecimiento pueden tener consecuencias negativas", avisa Moody's a Francia. Si se ve forzada a afrontar unos costes de financiación "elevados y persistentes", crecerán "las dificultades que afronta el Gobierno" y ello tendrá "implicaciones de crédito negativas". Traducido, la agencia amenaza ahora seriamente con desclasar la nota francesa a mediados de enero, la fecha que se dio el mes pasado para tomar una decisión al respecto.

Moddy's admite que el Gobierno tiene la voluntad de superar los problemas, pero considera que no puede controlar algunos factores de riesgo como "las perspectivas de crecimiento y la crisis de la deuda europea", lo que coloca a París en un endiablado círculo vicioso: "Las medidas de austeridad, que elevan una presión fiscal ya de por sí alta, pueden comprometer el crecimiento, lo que puede suponer la necesidad de más austeridad", aseguraba la nota.

Las palabras de Moody's también repercutieron en los mercados. Las sufrió la prima de riesgo italiana que subió hasta los 474 puntos básicos y, por supuesto, la francesa que escaló hasta los 155. No ayudó en nada que se supiera que el BCE apenas compró 7.894 millones en bonos la semana pasada, una cantidad que se antoja escasa cuando la deuda total de Italia y España suma unos 2,4 billones de euros.

De la Torre señala que la sesión de ayer también se vio muy afectada por la falta de sintonía en Estados Unidos entre republicanos y demócratas sobre cómo controlar el déficit, tal y como pactaron en agosto cuando aumentaron el techo de gasto de Washington. Ayer se vislumbraba que republicanos y demócratas estaban a punto de fracasar. "Ahora comienza un año electoral y los mercados creen que hasta noviembre [del año que viene] no se va a hacer nada", señala De la Torre.

Con esta perspectiva, Wall Street perdió posiciones desde el primer momento. El Dow Jones, de hecho, volvió a registrar pérdidas anuales. Su caída lastró las últimas horas de la sesión en Europa, donde los índices selectivos perdieron casi todos más del 3% (solo el FTSE 100 de Londres perdió menos, el 2,6%).

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