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Reportaje:ECONOMÍA GLOBAL

El perverso petróleo

La frágil economía de Sudán sufre por la crisis mundial y por su excesiva dependencia de la exportación de crudo

Nada es para siempre. La crisis económica mundial puede acabar súbitamente con el milagro económico sudanés, que en la última década ha triplicado su PIB y le ha situado a la cabeza del crecimiento africano. Gracias al tirón del petróleo, sus finanzas han sido inmunes a los constantes conflictos políticos, guerrillas y crisis humanitarias que le han afectado, y que en estos momentos le mantienen en un delgado equilibrio que podría desmembrar el Estado fruto de las luchas intestinas entre regiones, religiones y caciques locales.

Paradójicamente, este año se cumple una década desde que empresas chinas e indias comenzaran la extracción y producción de crudo en Sudán, pasando por alto el bloqueo de EE UU que aconsejó a empresas americanas y europeas no invertir en un régimen contrario a los intereses de Washington. En 10 años, la producción de petróleo ha aumentado un 250% hasta los 428.000 barriles por día, generando un alza anual del PIB del 7,9% como promedio de los últimos cinco años, hasta los 46.200 millones de dólares en 2008.

La caída del precio del barril pone en riesgo incluso la integridad del país

En estos momentos, el petróleo y sus derivados representan el 94% de los ingresos por exportación y aportan el 19% del total del PIB sudanés. No obstante, este boyante crecimiento ha hecho que el Estado se olvidara de la producción agrícola (35% del PIB), históricamente el sostén del país, del empleo y de la supervivencia de su población. Las guerras entre las diferentes regiones que piden autonomía han generado miles de refugiados y han desmembrado la estructura agropecuaria. Sin ayuda estatal, se han desplomado las producciones de algodón (-18,5%), sésamo (-39,5%) y caucho (-5,9%).

Por el contrario, sólo en el último año la producción de crudo creció un 33%, y la de sus derivados, un 11%. Esto ha generado que durante el último lustro el crecimiento medio haya sido de al menos cuatro puntos más por el efecto del crudo. En 2007 y 2008, Sudán creció por encima del 10%, gracias en parte a los elevados precios del petróleo que rondaron los 150 dólares por barril. No obstante, para este curso se espera un crecimiento del 2% o 3%, con una previsión de 49 dólares para el valor internacional del crudo.

Del lado internacional tampoco se ve una solución. China -que compra el 40% de la producción local- , India y los países árabes han reducido su consumo de crudo sudanés, al tiempo que las inversiones se han paralizado por la creciente inestabilidad política. Una crisis que se ha agravado este año por el requerimiento de la Corte Penal Internacional sobre el presidente Omar al Bashir, por crímenes contra la humanidad cometidos hace una década. Según la UNCTAD, en 2006 la inversión extranjera directa logró su récord con 3.541 millones. Pero a partir de 2007, las inversiones cayeron hasta los 2.436 millones.

Esta radical contracción en los ingresos estatales se ha traducido en una situación crítica. Las regiones tienen cada vez más problemas para pagar los sueldos de los empleados públicos, y el Ejecutivo ya ha advertido que este trimestre no han tenido nuevos ingresos y que antes de finalizar el año las reservas de divisas se acabarán con toda probabilidad. La única posibilidad es recurrir a la financiación internacional, aunque los problemas políticos pueden frenar cualquier ayuda de los países más desarrollados. Esto si no estalla antes una revuelta.

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