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Reportaje:

El petróleo enciende la mecha de la inflación

El alza del crudo desborda las previsiones, aunque la economía española parece encajar mejor el golpe que en el pasado

Alejandro Bolaños

La curva de la inflación de este año apenas se había desviado hasta ahora del trazo que dibujaron analistas y responsables públicos en sus previsiones para 2007. Pero el precio del petróleo, que esta semana ha superado la barrera de los 88 dólares por barril de brent, ha ido más allá de lo que se preveía. Y los expertos retocan sus predicciones para reflejar un repunte de los precios de consumo en el último trimestre.

El color negro petróleo teñía todas las estimaciones sobre el devenir de los precios en 2007. Las cartas estaban marcadas desde el año anterior: el crudo, inflamado por la presión internacional contra Irán (cuarto productor mundial), comenzó una escalada que se empinó con la guerra de Líbano. En agosto se llegó a los 78,6 dólares y empezó entonces un descenso igual de vertiginoso: el acopio de los países industrializados se combinó con un invierno cálido y el precio cayó hasta los 53 dólares.

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La OPEP restringió su producción para forzar a los países industrializados a aligerar sus inventarios. Y los expertos coincidieron en vaticinar una progresiva recuperación del precio del petróleo en 2007. La influencia del valor del crudo en el nivel general de precios permitía anticipar el camino que seguiría la inflación. El secretario de Estado de Economía, David Vegara, marcó los límites de esta trayectoria: moderación del crecimiento de los precios hasta niveles cercanos al 2% anual en agosto, y repunte hasta rozar el 3% a final de año.

La primera parte de la previsión del Gobierno se confirmó: el IPC marcó el mínimo de la legislatura en agosto, con una subida del 2,2%, para reflejar un súbito incremento un mes después, hasta el 2,7%. Pero lo que parece cada vez más difícil, con el precio del petróleo batiendo récords, es que la escalada se pare en el 3%.

En los informes más recientes de los servicios de estudios, sólo los analistas de Caixa Catalunya apuestan a que la inflación no desbordará el 3% a finales de año. La Fundación de Cajas de Ahorros y el BBVA creen que llegará al 3,2%, y el Instituto Flores de Lemus, adscrito a la Universidad Carlos III, la sitúa en el 3,4%.

Los expertos en los vaivenes a corto plazo del mercado energético también se han visto sorprendidos. Creían que la moderación del crecimiento económico rebajaría la demanda y frenaría la sangría de los inventarios. Pero el crudo almacenado en EE UU volvió a reflejar esta semana un recorte notable (5,3 millones de barriles), lo que reduce la capacidad de respuesta si viene un invierno frío. El conflicto entre Turquía y los kurdos en Irak y las nuevas tensiones entre Irán y EE UU también pesan en el ánimo del mercado.

"Hay que acostumbrarse a un precio del barril por encima de los 80 dólares, el mercado está reconociendo tendencias a largo plazo", advierte Miguel Ángel Lasheras, presidente de la consultora Intermoney Energy. Para Lasheras, el precio del petróleo se está ajustando a su valor real en la estructura económica de los países industrializados. Y además, refleja su escasez (BP calcula que las reservas conocidas sólo darían para mantener este ritmo de abastecimiento 40 años más), el coste de los recursos alternativos (energía nuclear, renovables) y el peso en la demanda mundial de India y China.

"Es muy posible que en los próximos cinco años el petróleo supere la barrera de los 100 dólares por barril", concluye.

El impacto del precio del petróleo ha sido tradicionalmente mayor en España que en otros países desarrollados, por lo que la situación se plantea como una reválida para la política económica del Gobierno. La debilidad nace de la dependencia energética española, que ha cambiado poco: el petróleo (importado casi en su totalidad) cubre el 50% de la demanda de energía primaria en España, frente al 37% en la UE.

La apreciación del euro mitiga el golpe. En 2002, el barril de brent le valía más a las economías que se manejaban en euros (30) que a las que compraban en dólares (25). Ahora, el precio en dólares (roza los 90) triplica de sobra el de hace cinco años, mientras que en euros (61) sólo lo dobla.

Otro factor clave en el impacto de la subida del petróleo en la economía española son los efectos de segunda ronda. Con esta expresión, los economistas se refieren a cómo repercuten los sectores productivos el incremento en sus costes por un alza del precio de la energía que gastan. Hasta ahora, esos efectos en la economía española eran también apreciables: las empresas repercutían en los precios al consumidor la mayor parte del alza de los costes. Una situación que los economistas traducen como indicador de un bajo nivel de competencia.

El Ministerio de Economía se apoya en dos datos para sostener que esos efectos de segunda ronda son menores esta vez. El repunte en septiembre ha sido muy similar al del resto de la UE, por lo que el diferencial (ahora 0,6 puntos porcentuales) sigue en niveles mínimos desde 2001. Economía destaca además que la evolución de precios en los bienes industriales no energéticos, los más expuestos a la competencia internacional, es muy moderada (0,4% anual), por debajo incluso del promedio europeo. Los próximos meses permitirán aclarar si esta vez la economía española aguanta mejor el chaparrón del petróleo.

Una plataforma de extracción de petróleo instalada en el Mar de China.
Una plataforma de extracción de petróleo instalada en el Mar de China.AP

Más dinero para pensionistas y asalariados con convenio

Una subida tan notable de la inflación como la que prevén los expertos para el último tramo del año tiene un efecto paradójico: los 8,5 millones de pensionistas y el 80% de los trabajadores amparados por convenios (unos 7 millones de personas) recuperan poder adquisitivo. La razón está en que el Gobierno toma como referencia la subida anual del IPC de noviembre para compensar a los pensionistas la desviación de inflación sobre el incremento fijado en los presupuestos (un 2%). En cuanto a la cláusula de revisión salarial, se activa cuando el dato del IPC de diciembre supera la subida prevista en los convenios.Sin embargo, para comprobar si se gana o se pierde poder adquisitivo, lo que se tiene en cuenta es la inflación media. "El salario no te lo gasta en un mes, sino a lo largo de todo el año", indica Carlos Martín, del servicio de estudios de Comisiones Obreras.En 2007, aun con el incremento previsto para el último trimestre, la inflación media rondará el 2,7%. Los analistas sitúan el IPC de noviembre y diciembre alrededor del 3,2%. Eso quiere decir que el Gobierno compensará a los pensionistas con una subida por encima del impacto de los precios en su poder adquisitivo (en 2005, en una situación parecida, fueron 1.800 millones). Y las cláusulas de revisión salarial retroactiva (el 66% de los asalariados bajo convenio) tendrán un efecto similar. Claro que en los años que ocurre al revés (caída de la inflación en el último trimestre), entonces pensionistas y asalariados pierden poder adquisitivo. "La referencia debería ser la inflación media", concluye Martín.

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