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El precio de los carburantes empieza a ceder tras el retroceso del petróleo

La gasolina y el gasóleo se abaratan un 5% en las últimas tres semanas

Todo es cuestión de perspectiva. Llenar el coche de carburante es mucho más caro que hace un año. Un depósito medio de súper 95 cuesta 66 euros, ocho más que el año pasado. Y si el coche gasta diésel, la factura ha aumentado en 15 euros, hasta rondar los 70. Pero, tras cinco meses de subidas sin pausa, los carteles de las gasolineras asustan ahora un poco menos. En tres semanas, el precio de los carburantes ha caído un 5%, en la estela de lo que ocurre con el petróleo, que bajó más del 20% en el último mes.

El boletín petrolero que publica cada semana Bruselas refleja el descenso de precios en las gasolineras españolas, que se repite en toda la UE: el pasado lunes, el precio promedio del litro de súper 95 era de 1,212 euros, mientras que el litro de gasóleo costaba 1,262 euros. A mediados de julio, cuando los carburantes batieron su último récord, la gasolina superaba los 1,27 euros y el diésel rozaba los 1,33 euros.

El descenso del crudo eleva la presión sobre el BCE para que baje tipos

Los carburantes son ahora más baratos, sí, pero las asociaciones de consumidores reclaman un recorte mayor. "Las bajadas del precio del petróleo tardan mucho en repercutirse y nunca se hace en su totalidad", argumentó la portavoz de la OCU, Ileana Izverniceanu. "Las subidas se reflejan con la velocidad del relámpago", añadió Rubén Sánchez, de Facua. Las asociaciones exigieron a la Comisión Nacional de Competencia (CNC) que indague si hay acuerdos de precios.

La CNE acaba de cerrar una investigación similar sobre las distribuidoras de carburantes que inició en 2007. Y aunque no detectó pactos irregulares, sí aboga por que se intensifique la supervisión sobre cómo se forman los precios en las gasolineras. A estas críticas, la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) opone que la materia prima (el crudo refinado) supone sólo un 40% del precio final de los carburantes -los impuestos suman un 50% y la logística y los márgenes empresariales el 10% restante-, y que las fluctuaciones del petróleo suelen afectar al precio final en esa proporción, aunque con cierto retraso.

El mes pasado, cuando petróleo y carburantes batían récords, el precio del crudo era más de un 100% superior al de julio de 2007, mientras la gasolina subía un 16% y el diésel un 35%.

El explosivo encarecimiento del petróleo, en combinación con el estrangulamiento de los mercados financieros, ha puesto en jaque a la economía de los países avanzados. Pero en el último mes, la presión se ha aflojado. Y los expertos creen que es algo más que un alivio pasajero. "La demanda se ha resentido por los precios y los inversores están retirando dinero del mercado", aseguró Eugen Weinberg, analista de Commerzbank, "la burbuja está estallando, esperamos que la corrección del precio continúe".

El brent, crudo de referencia en Europa, volvió a caer ayer y bajó de los 117 dólares (75,5 euros). Y lo hizo pese a que un importante oleoducto en Turquía quedó fuera de juego y a que la tensión entre EE UU e Irán (cuarto productor mundial) vuelve a aumentar. Si el vaticinio de los expertos se cumple, el precio del crudo, aún muy volátil, continuará en retroceso a medio plazo. Algo que debería seguir notándose en las gasolineras y, finalmente, en la inflación. Este escenario puede persuadir al Banco Central Europeo para bajar los tipos de interés del 4,25% actual, aunque los analistas creen muy improbable que eso vaya a suceder en la reunión que celebra hoy su consejo de gobierno.

Vista de una gasolinera situada en la calle de Aragón de Barcelona el pasado mes de junio.
Vista de una gasolinera situada en la calle de Aragón de Barcelona el pasado mes de junio.EDU BAYER

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