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Inquietud en los mercados

La presidenta de S&P cesa en medio de la polémica sobre las agencias de calificación

La empresa ha sido muy criticada por no alertar a tiempo de los problemas en los mercados

Los problemas financieros derivados de la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EE UU se ha cobrado una nueva víctima entre los grandes nombres de Wall Street. La agencia de calificación de riesgo Standard & Poor's (S&P), muy criticada a ambas orillas del Atlántico por no haber alertado a tiempo de los problemas en los mercados de crédito, acaba de desprenderse de su presidenta, Kathleen Corbet, que llevaba sólo dos años en el puesto. La ejecutiva será sustituida por uno de sus subordinados, Deven Sharma. S&P eludió vincular el cambio con la crisis.

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McGraw-Hill, compañía propietaria de Standard & Poor's, evitó precisar los motivos del relevo y se limitó a decir que Corbet, de 47 años, abandona la agencia de calificación para afrontar otros proyectos profesionales. Pero al observar la cotización bursátil del grupo, se constata que sus títulos han caído como consecuencia de la ola de críticas que S&P está recibiendo por su papel en las turbulencias que azotan desde hace semanas a Wall Street.

Hace un mes, cuando empezaba a forjarse la crisis, las acciones de McGraw-Hill se pagaban por encima de los 60 dólares. Ayer, tras un repunte de casi un 1%, apenas lograban superar los 50 dólares, tres por encima del mínimo anual que marcó el pasado 21 de agosto.

Kathleen Corbet asumió la presidencia de S&P en 2004. Sustituyó entonces a Leo O'Neill, enfermo de cáncer. La ejecutiva tenía un perfil bajo.

El cambio en la presidencia de S&P se produce dos semanas después de que la Comisión Europea anunciara que está investigando a las agencias de clasificación de riesgo por no avisar a los inversores de los problemas que estaban aflorando en el negocio de las hipotecas de alto riesgo en EE UU. Bruselas teme que estas firmas hayan puesto por delante los intereses de sus clientes, en lugar de informar al inversor de los peligros que afrontan las compañías del sector.

El trabajo de las agencias de medición de riesgo, como S&P, se guía por un código de conducta voluntario en vigor desde finales de 2004 y que acaba de ser revisado a comienzos de este año. La centenaria firma neoyorquina se reparte el 80% del negocio con su gran rival, Moody's. Una cuarta parte de los 3.010 millones de dólares facturados por McGraw-Hill durante el primer semestre procedían de S&P.

Su actuación en los prolegómenos de la crisis actual recuerda estos días a muchos inversores los abusos que llevaron al estallido de la burbuja tecnológica en Wall Street, a principios de la década, y a la ola de escándalos financieros protagonizados por la eléctrica Enron y el operador de telecomunicaciones WorldCom. En esta ocasión, los críticos dirigen su dedo acusador hacia Standar & Poor's y Moody's por haber sido demasiado optimistas sobre las condiciones del mercado.

Las agencias de calificación responden a esta oleada de críticas y de comparaciones con eventos pasados diciendo que hicieron sus análisis lo mejor que pudieron basándose en los datos que le pasaban sus clientes. Es más, desde S&P se reitera que la salida de Corbet no tiene nada que ver la crisis actual en el negocio de las hipotecas de alto riesgo en EE UU.

En este sentido, el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, dijo ayer que las entidades hipotecarias y bancos que invirtieron en deuda vinculada a créditos de alto riesgo están siendo muy celosos a la hora de presentar el estado real de sus cuentas. Es más, reconoció que las pérdidas ocasionadas por esta tormenta en el mercado de crédito están siendo mayores "de lo que proyectaron los más pesimistas".

Un riesgo que puede prolongarse aún más si se siguen endureciendo las condiciones de crédito para las empresas y los consumidores.

Kathleen Corbet, en una comparecencia en Washington en febrero de 2005.
Kathleen Corbet, en una comparecencia en Washington en febrero de 2005.BLOOMBERG

UN SECTOR BAJO SOSPECHA

La Comisión Europea investiga si las agencias de calificación de riesgo cometieron alguna irregularidad

El trabajo de empresas como S&P y Moody's se guía por un código de conducta voluntario

Las dos grandes del sector se reparten el 80% del negocio

S&P aporta una cuarta parte de los beneficios de su matriz, McGraw-Hill

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