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Reportaje:

El primer superávit de la democracia

Las cuentas públicas salen de números rojos gracias al tirón de la economía y los bajos tipos de interés

Pocas veces un ministro de Economía se puede permitir el lujo de presentar unos Presupuestos tan brillantes. Lo hizo Pedro Solbes esta semana, con la satisfacción de haber cerrado 2005 con el primer superávit de la democracia. El excedente es del 1,1% del PIB, 9.950 millones de euros, unos 240 euros por español. Es la primera vez que ocurre en el conjunto de las administraciones públicas (Gobierno central, Seguridad Social, comunidades autónomas y ayuntamientos), y es la primera vez también que el Gobierno central sale de números rojos.

Las cifras son tan redondas que hasta la oposición las califica de "buenas". Elvira Rodríguez, ex secretaria de Estado de Presupuestos con el PP, y en la actualidad secretaria de Economía y Empleo del partido, no le quita mérito, pero recuerda que ya en 2003 prácticamente se alcanzó superávit. Un cambio en la contabilidad nacional convirtió el superávit de unas décimas que entonces comunicó el Gobierno del PP en un exiguo déficit del 0,03% del PIB, según recuerda la diputada popular.

El PP califica las cifras de "buenas", aunque no las considera "sostenibles"
El esfuerzo de ajuste fiscal en estos dos años es similar al realizado en la anterior legislatura
"La parte central de la estrategia del Gobierno es rebajar la deuda pública", explica Solbes

Ese cambio obligó a incluir ese año el balance de algunas empresas y organismos en las cuentas públicas. Por ejemplo, en el caso del Estado, entraron a formar parte de su contabilidad organismos como la Comisión Nacional de la Energía, la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones, o el Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial. En el caso de las comunidades hubo que incluir, entre otros, el resultado económico de las televisiones autonómicas. Desde entonces forman parte del sector público, igual que ha sucedido en 2004 con Mintra, la polémica sociedad de infraestructuras de la comunidad de Madrid.

Hasta Solbes, muy poco dado al triunfalismo, ha calificado de "verdadero hito en la historia de la Administración pública" el superávit de 2005. "El esfuerzo de consolidación fiscal en estos dos años [de Gobierno socialista] es similar a todo el realizado durante la anterior legislatura", un punto del PIB, añade. En la UE, sólo España y Finlandia han cerrado el pasado año con excedente en sus cuentas públicas.

Una explicación plausible es la que da el propio ministro: "Siempre he pensado que todos los Gobiernos son, en realidad, un Gobierno de coalición entre el ministro de Hacienda y todos los demás". Cualquier ministro del Ejecutivo de Zapatero sabe que, con el Presupuesto, alegrías, pocas. Solbes tiene bastante sujeta la correa, como cabía esperar de un ex comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios.

Además de la mano firme del ministro, el primer Presupuesto completo gestionado por el Gobierno socialista ha tenido a favor el viento de la economía. Con un crecimiento nominal (sin descontar la inflación) del 8%, los ingresos tributarios han crecido un 14,1%, la tasa más alta de los últimos 16 años. Y ha habido un menor gasto en intereses de la deuda pública (descenso del 5,9%). Estos dos factores explican la mayor parte del buen cierre presupuestario de 2005.

El problema es que estas cifras "no son sostenibles", incide Elvira Rodríguez. El ministro Solbes también lo reconoce, e incluso hace hincapié en ello. "Nada garantiza que la pendiente de crecimiento de los ingresos vaya a ser la misma en 2006; no van a tener una evolución tan optimista", dijo Solbes durante la presentación pública de estas cifras. El aviso es para mantener a raya a los ministros del gasto y para justificar una reforma fiscal, como la que se prepara, bastante más que prudente.

El pronóstico de los principales servicios de estudios, de la oposición y del propio equipo del Ministerio de Economía es que la demanda interna se va a desacelerar este año. Un crecimiento nominal del gasto de los hogares del 8% como el que se alcanzó el pasado año no parece que pueda repetirse. El freno más importante lo puso el pasado jueves el Banco Central Europeo (BCE) con su decisión de subir los tipos de interés hasta el 2,5%.

Con el consumo de las familias a todo gas, el aumento de los precios de la vivienda y de las gasolinas y la inflación (deflactor del PIB) en el 4,4%, la recaudación del IVA creció el pasado año un 12,1%. El impuesto sobre la renta, la principal fuente de recaudación, ha aumentado un 14,7% sobre la cifra de 2004. El crecimiento del empleo (3,1%) y de la remuneración de los asalariados (6,1%) explican ese tirón del IRPF. Igual ha ocurrido con las cotizaciones sociales, que se han beneficiado del proceso de regularización de inmigrantes.

Dentro de los ingresos, el gran empuje ha venido dado por el impuesto de sociedades, que crece nada menos que un 24,9% sobre las cifras del año anterior. Los espectaculares beneficios de las grandes empresas en 2005 (un 47,5% de crecimiento en las sociedades del Ibex 35) explican la elevada recaudación el pasado año. También ha habido el pasado año algunas plusvalías extraordinarias que no tienen repetición.

El hecho es que el aumento de la recaudación fiscal (14,1%) supera en casi cinco puntos al crecimiento de la demanda interna, cuestión que no es habitual. Hacienda explica que ha podido haber alguna "sobrerreacción" en algún impuesto, que no se va a mantener en 2006 y que incluso va a dar lugar a mayores devoluciones. Añade que en una situación económica buena, como la actual, "la gente declara mejor", además de insistir en que se ha intensificado la lucha contra el fraude fiscal.

La otra parte de la balanza es la del gasto público, que presenta una ejecución mucho más ajustada. El crecimiento es de sólo el 3,1%, aunque la comparación con 2004 es engañosa. El pasado año, el equipo de Solbes regularizó la deuda de Andalucía y el saneamiento de Renfe, lo que ha engordado la cifra de gastos en 2004. Sin esas dos operaciones, es decir, en términos más homogéneos, el aumento del gasto en 2005 habría sido del 7,7%.

Las inversiones han crecido un 8,1%, aunque, según asegura Elvira Rodríguez, "en realidad no hay proyectos nuevos; el nuevo Gobierno únicamente está sacando del cajón algunos de los que dejamos y ajustando otros". La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, lo corroboró de alguna forma el pasado jueves cuando pidió a Solbes que destinara algo del superávit a nuevas infraestructuras.

Con las inversiones al ralentí y sin haberse cumplido los pronósticos sobre un aumento de los tipos de interés el pasado año, Solbes ha gestionado el gasto público con relativa comodidad. No va a ocurrir lo mismo este año, por lo que respecta al precio del dinero, como ya apuntan las últimas decisiones del BCE y la mayoría de los pronósticos.

Por eso Solbes no echa las campanas al vuelo por un solo año de éxito y se preocupa más por garantizar el futuro. "La parte central de la estrategia del Gobierno es rebajar la deuda pública", explica. El objetivo es reducirla en 10 puntos del PIB durante esta legislatura. Desde el 46% sobre el PIB heredado del Gobierno del PP, hasta el 36%. "Cuanto menor deuda tengamos", explica Solbes, "mayor margen tendremos para hacer frente a situaciones futuras, como el envejecimiento de la población".

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