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Deterioro económico

Las señales de alarma por la crisis inmobiliaria y financiera se disparan

La venta de viviendas se hunde - Blesa dice que "da miedo" el peso del ladrillo en algunos bancos y cajas - Trichet advierte que lo peor no ha pasado

Íñigo de Barrón

Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, ha dicho en voz alta lo que muchos ejecutivos comentan sotto voce desde hace semanas. La crisis golpeará mucho más de lo que estaba previsto a los bancos y cajas de ahorros españoles. La frase clave ha sido que "da miedo la parte de los balances de algunas entidades soportada por ladrillos". La sentencia adquiere especial resonancia tras saberse que la venta de viviendas se desplomó un 27% en el arranque de año, al tiempo que el presidente del Banco Central Europeo advierte que lo peor de la crisis financiera aún no ha pasado.

El hecho de no tener el veneno de las hipotecas de alto riesgo en sus balances (el origen de este terremoto que está torpedeando a algunos de los mayores bancos de EE UU), no evitará que la banca española sufra un fuerte golpe por vía indirecta: la falta de liquidez. La prueba es que en Bolsa, los grandes bancos ya han perdido alrededor de 36.000 millones de capitalización desde que empezó la crisis.

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No importa que el sector financiero español tenga la segunda menor morosidad de los países desarrollados, alrededor del 1%. De nada les servirá contar con 34.000 millones de provisiones extraordinarios, un escudo anticrisis que no tiene parangón en ningún otro sistema financiero... Los grandes inversores internacionales apenas financian a los bancos y cajas porque están convencidos de que se avecina una crisis inmobiliaria sin precedentes en España. El Banco de España encendió las primeras alarmas en el verano de 2006. Pidió encarecidamente al sector que redujera la financiación de hipotecas porque los pisos subían demasiado. Apelaron a la prudencia del banquero, pero pocos le hicieron caso.

El mercado inmobiliario siguió calentándose. Después de EE UU y Reino Unido, España es donde más han subido los pisos en los últimos seis años, financiados por la banca española. Ahora los grandes fondos de pensiones y compañías de seguros temen la resaca de ese festín. Han leído demasiados artículos en la prensa anglosajona anticipando una debacle en el mercado hipotecario español. Su dilema es sencillo: no correr riesgos en España porque no podrían justificarlos si un día llega la caída. Sus clientes les echarían en cara que estaba claro que la burbuja se iba a pinchar.

Pocas entidades pueden sobrevivir sin financiarse en los mercados. Miguel Blesa comentó ante un grupo de periodistas en Viena, que "el mercado recela de la exposición al riesgo inmobiliario de las entidades y costará mucho tiempo erradicar este temor". En enero pasado, Blesa anticipó que cuando la morosidad crezca "lo hará de forma brutal". No obstante, suavizó la situación al decir que en España no hay ni bancos ni cajas con grandes problemas que hagan pensar en un proceso de fusiones o quiebras.

La situación se complica porque las entidades no tendrán más remedio que acudir a los mercados para financiarse, según Caja Madrid. Blesa aseguró que "este semestre tanto Caja Madrid como otras entidades tendremos que salir a los mercados, aunque sea a costa de pagar más porque las emisiones vencen y no hay más remedio que refinanciarlas. Los efectos de esta situación se verán en unos meses", concluyó.

Otro alto ejecutivo, esta vez de un banco, está convencido de que la marcha del producto interior bruto marcará la línea roja de la crisis financiera en España. "Si bajamos del 2% vamos a ver cosas muy fuertes", anuncia.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, no animó ayer a los pesimistas. En una comparecencia en Bruselas dejó claro que todavía "no hemos dejado atrás lo peor" de la crisis financiera. Además, no habrá ayudas: el BCE no rebajará los tipos de interés en la zona euro, dado el repunte de la inflación.

Los bancos centrales de Europa, Estados Unidos y Reino Unido intentan paliar la situación con inyecciones de liquidez, pero no están teniendo el efecto deseado. Como dijo ayer Blesa, ese dinero "sólo es financiación para uno o dos meses. Sirve de poco si persiste la desconfianza y la iliquidez de los mercados". En esta línea, Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), reconoció hace días que "la tormenta financiera ya está durando demasiado" y pidió urgentemente medidas para solucionarla. Desde las cajas el mensaje lanzado fue que se hicieron provisiones a costa de reducir el beneficio porque "estamos en momentos de niebla y miedo", según Juan Ramón Quintás, presidente de la CECA.

Oficialmente, el Banco de España ha quitado hierro a la situación y ha dicho que la banca mantiene una gran fortaleza, pese al deterioro del mercado inmobiliario que se explica por una crisis en el lado de la demanda y en el de la oferta. La primera se debe a que los clientes posponen la compra de pisos a la espera de que los precios se moderen. La oferta se frena porque las familias compradoras encuentran más obstáculos para financiarse.

Los inmobiliarios respondieron ayer al desplome en las ventas que certificó el INE. La Asociación de Promotores y Constructores de España pidió que se tomen medidas para controlar la "crisis financiera" que afecta al sector inmobiliario, una actividad que calificó como "estratégica", motor de la economía y un importante sustento del consumo.

Una pareja pasea ante una valla con carteles de pisos en venta y en alquiler en Madrid.
Una pareja pasea ante una valla con carteles de pisos en venta y en alquiler en Madrid.JOSÉ S. GUTIÉRREZ

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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