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Las turbulencias persisten pese a la intervención de los bancos centrales

El Euríbor repunta por séptimo día consecutivo y el euro supera los 1,55 dólares

Claudi Pérez

Los académicos estadounidenses han elegido como palabra del año 2007 subprime, traducida al castellano como hipoteca de alto riesgo, tóxica, basura e incluso loca. La crisis que desataron esas subprimes en agosto se ha convertido en una espiral que afecta a todo el sector financiero, y ha llegado a la economía real en forma de desaceleración en Europa y de recesión en EE UU.

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Los académicos estadounidenses han elegido como palabra del año 2007 subprime, traducida al castellano como hipoteca de alto riesgo, tóxica, basura e incluso loca. La crisis que desataron esas subprimes en agosto se ha convertido en una espiral que afecta a todo el sector financiero, y ha llegado a la economía real en forma de desaceleración en Europa y de recesión en EE UU. La Reserva Federal norteamericana salió el martes al rescate con un plan de medidas extraordinarias con el apoyo de varios bancos centrales, incluido el europeo. Las Bolsas han respondido. Pero poco más. Las turbulencias persisten. Las grandes casas de análisis, desde Citigroup a Goldman Sachs, dudan de la efectividad de esas medidas. Pese a todos los esfuerzos, las subprime y sus consecuencias tienen cuerda para rato.

La Fed y el BCE, entre otros, han anunciado inyecciones masivas de liquidez -un total de 240.000 millones de dólares- y la creación de una ventanilla para que la banca pueda utilizar activos financieros ligados a hipotecas, que ahora mismo nadie quiere en los mercados. En otras palabras, solucionar de un plumazo los persistentes problemas de falta de liquidez y de confianza. Pero eso no ha ocurrido: el mercado interbancario, en el que los bancos se prestan entre sí, seguía ayer seco.

Los tipos de interés a los que se prestan dinero los bancos -el Euríbor- subieron tanto en Europa como en EE UU: justo lo contrario de lo que tenía que haber sucedido. Eso indica que el mercado de crédito sigue estancado. "Misión no cumplida. Al menos todavía", resumía el economista Paul Krugman.

El Euríbor a tres meses subió hasta el 4,6%, una cifra que no se veía desde los primeros días de enero. Y a 12 meses -el que se emplea para calcular las hipotecas- el índice se encaramó hasta el 4,58%, en su séptima subida consecutiva. Hay dinero, pero éste no circula.

"Las medidas van a ser útiles, pero no solucionan los problemas de confianza. Los bancos no se tienen fe, no se prestan dinero. El mercado de crédito va a seguir tensionado", explicó Pablo Guijarro, de AFI.

La gran mayoría de los analistas opina lo mismo. Al fin y al cabo, las inyecciones de liquidez se han anunciado, pero no llegarán hasta dentro de unos días. "El estrés de los mercados financieros va a permanecer muy alto a pesar de las acciones coordinadas de los bancos centrales", dijo Laurence Mutkin, del banco de inversión Morgan Stanley. "Las turbulencias no han acabado en el sistema financiero y sobre todo en los mercados de crédito", abundó Fiona Lake, de Goldman Sachs, según Bloomberg.

La crisis ha puesto en entredicho el halo de infalibilidad que tradicionalmente han tenido los banqueros centrales. Ni las rebajas de tipos en EE UU ni las continuas inyecciones de liquidez a ambos lados del Atlántico -que duran ya más de seis meses- permiten ver el final del túnel. Los bancos son reacios a conceder préstamos y los impagos aumentan en Europa y, sobre todo, en Estados Unidos.

La última intervención liderada por la Reserva Federal "parece más bien un conjunto de medidas desesperadas para seguir calmando las sucesivas tensiones derivadas de la crisis", según los analistas de Citigroup. "Con un simple alivio de las presiones de liquidez no es suficiente para recuperar la confianza", resumió Charles Diebel, estratega de Nomura International.

A juicio de los expertos, la crisis financiera sólo remitirá cuando los mercados perciban que los bancos se han recapitalizado. Y no se descartan medidas aún más contundentes: el número dos del Fondo Monetario Internacional, John Lipsky, adelantó ayer que los Gobiernos deben "barajar todas las opciones, incluido el uso de fondos públicos para salvaguardar el sistema financiero". "A estas alturas hay pocas dudas de que los riesgos de una mayor escalada de la crisis van en aumento", dijo.

Desplome del dólar

Los problemas se acumulan en los cuarteles generales del BCE y de la Fed. Los mercados temen que la agresividad de los bancos centrales obedezca a que manejan datos muy negativos tanto para la banca -que empezará en breve a publicar resultados- como para el conjunto de la economía estadounidense. El dólar se resintió ayer de esos temores: el euro pulverizó los 1,55 dólares por unidad, en una fenomenal escalada que dura ya varios meses.

La divisa estadounidense vive sus horas más bajas coincidiendo con la debilidad creciente de la economía norteamericana. "Las medidas de la Fed no son la panacea, como mucho son una aspirina para el dólar. El euro puede llegar a 1,57 dólares a corto plazo", según el pronóstico de Merrill Lynch.

Pero no todo son malas noticias. Pese a que no hubo descensos en el Euríbor, los expertos destacaron que los indicadores de riesgo en el mercado de crédito sí empezaron a remitir. Y las Bolsas se dieron ayer un segundo respiro en un arranque de año que está siendo devastador. Tras la sacudida del martes -posterior a la intervención conjunta de los bancos centrales-, las subidas volvieron a ser generalizadas, empezando por Londres y París (1,5%) y con el Ibex a la cola de Europa en ganancias (0,58%).

Las Bolsas mundiales "esperan un nuevo recorte de los tipos de interés estadounidenses la semana próxima", aseguró Pablo Guijarro. "Pero los vaivenes bursátiles van a continuar con toda seguridad", añadió.

El nerviosismo en los mercados se traduce en una acumulación inusual de récords: el petróleo parece no tener techo y batió ayer, de nuevo, su máximo, con el Brent por encima de los 106 dólares por barril.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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