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El español conquista Brasil

Juan Arias

En la pizarra de una de las clases de español del Colegio Édem, de Río de Janeiro, se puede leer: "¿Qué cuadro pintó Picasso en 1937?". La profesora no pretende enseñar sólo el idioma. Se esfuerza en hablar de música, pintura o cine español. Una de las alumnas, Julia Kligerman Antunes, de 16 años, que estudia segunda media (que equivale a 1º de bachillerato español), resume la opinión de muchos jóvenes brasileños: "Estudio español porque estoy convencida de que, para cuando yo entre en el mercado de trabajo, esta lengua va a ser fundamental en Brasil. Pero, además, me gusta todo lo que tiene que ver con España".En Brasil, las universidades, los colegios y las academias de idiomas no han esperado a que se apruebe definitivamente la ley que impondrá la enseñanza obligatoria del español en los tres últimos años de primaria para impartirlo. Muchas de ellas van más allá y lo enseñan en casi todos los cursos. Las últimas enmiendas a la ley se aprobaron el pasado agosto en el Senado y ahora sólo queda esperar la ratificación del Congreso.

Un deseo antiguo

El colegio Édem está situado en la calle de las Palmeras del castizo barrio de Botafogo. Las clases de castellano ya son allí obligatorias en el primero y segundo año de enseñanza media (que equivalen a los españoles 4º de ESO y 1º de bachillerato) y optativas en el tercero (2º de bachillerato). Es un colegio privado con 500 alumnos, muy buscado por las familias de clase media por las posibilidades de sus medios educativos. Su director, Rico Cavalcanti, justifica así el haber decidido colocar el español como asignatura obligatoria: "Para nosotros era un deseo antiguo. Siempre hemos considerado que el español es la lengua más próxima a la nuestra. Lo hemos hecho pensando en el futuro bilingüe al que se encamina Brasil".

La profesora de español de este colegio, Tais de Almeida Mezquita, que se formó en las universidades de Salamanca, Navarra y Málaga, dice que cuando ella escogió estudiar español en la Universidad Federal de Río de Janeiro era la única que estudiaba esa lengua. Ella fue una de las pioneras en formar la primera asociación de profesores de español en Brasil, que fue la que promovió la aprobación de la actual ley que impone el estudio obligatorio del español en todo el país.

El director y la psicóloga del centro, Cybele Gurgel, opinan que "no se trata sólo de dar la posibilidad de aprender una lengua; se abre una puerta al país para entrar en una nueva cultura: la hispana y latina, más cercana para los brasileños que la anglo-norteamericana". De ahí que el aprendizaje en el Édem se haga a través del conocimiento de la música, la literatura, el cine y el arte españoles.

Todos se están adelantando a lo que el director del español Instituto Cervantes de São Paulo, Paco Moreno, llama "un clima favorable hacia el español y lo hispánico, que se hace cada día más evidente". El Cervantes ha impartido en un año cursos de formación para más de 1.000 profesores, y han desfilado por el centro para impartir conferencias y participar en actos culturales algo más de 4.000 personas. Moreno añade que lo más notable es que la clase trabajadora se está ahora dando cuenta de la importancia del español para el futuro de sus hijos.

Las universidades, tanto las públicas como las privadas, se están viendo desbordadas ante la petición de cursos de español. La universidad privada Estácio de Sá, una de las más enraizadas en Río de Janeiro, cuenta ya con cinco centros de enseñanza del español. Zulema Zbrun de Puma, una argentina que ejerce de coordinadora general de esos centros de español, dice que trabajan en colaboración con las Universidades Asociadas de América Latina (Uniaal), una organización formada por siete centros con sede en esta universidad de Río. Por el momento, todos sus profesores son latinoamericanos, aunque están buscando también españoles. "Brasil se ha dado cuenta de que España está poniendo sus ojos en este país", dice la coordinadora, "por eso, la búsqueda de la lengua española no es sólo por el interés por los países del Mercosur".

En la Universidad Estácio de Sá existen ya cursos para todos los gustos. "La gente se está dando cuenta", dice Dayra, una de las profesoras, que vive desde hace 18 años en Brasil, "de que hay una serie de profesiones para las que va a ser indispensable el español, como las de comunicación, publicidad, secretariado, hostelería, relaciones internacionales, medicina y, sobre todo, para las empresas".

Pedro Calavia, director del colegio español Miguel de Cervantes de São Paulo, con 1.500 alumnos y otros 900 alumnos en los cursos nocturnos de español, confirma que todas las empresas, y no sólo las de participación española, están pidiendo con urgencia que el colegio les organice cursos dentro de sus mismas empresas. Una de las últimas que lo han solicitado ha sido la compañía de automóviles Ford. Calavia afirma que se está conjugando en Brasil la necesidad de estudiar español con la búsqueda de la cultura española. Una demostración ha sido el enorme espacio que los periódicos, el cine y la televisión han dedicado al Oscar de Almodóvar.

Escasez de material para seis millones de alumnos

J. A Río de Janeiro

En cuanto el Congreso apruebe definitivamente la obligatoriedad del español para unos seis millones de estudiantes, el gran problema va a ser la falta de material didáctico y humano, afirma Paco Moreno, director del Instituto Cervantes de São Paulo. "Brasil se encuentra ante decisiones importantes, a las que tendrá que hacer frente", dice. Por lo que se refiere al material didáctico, todos los profesores se quejan de que para los cursos de idiomas sólo pueden contar con libros importados de España, pero que no están adaptados para Brasil. En cuanto a los libros que van a ser necesarios para el estudio oficial del español en las escuelas, algunas editoriales brasileñas compradas por la española Anaya están empeñándose en preparar parte de ese material didáctico, pero sin dar abasto.

En los colegios visitados por este periódico, por el momento las clases de español las están dando con fotocopias de libros y de periódicos o revistas. En este sentido, la llegada a Brasil de la edición internacional de EL PAÍS ha sido muy bien recibida. El material didáctico supone al mismo tiempo un reto y una apertura de trabajo para las editoriales.

Otro de los problemas es el del material humano. Como afirma Pedro Calavia, director del colegio de español Miguel de Cervantes, de São Paulo, el problema para el Gobierno de Brasil va a ser la preparación de profesores titulares bien formados. En el colegio español, por ejemplo, todos los profesores son titulados en la Universidad. Pero, ¿qué va a pasar con esos casi 200.000 profesores de castellano que va a necesitar Brasil para sus escuelas? Paco Moreno piensa que, por una parte, subirá el nivel de preparación de los profesores, pero que, por otra, tendrán que improvisarse muchos profesores y eso podría hacer bajar el nivel general de los mismos.

Los actuales profesores de español en Brasil aseguran que no tienen problemas de trabajo. "Al contrario", afirma Zulema Zbrun, de la Universidad Estácio de Sá, "a los profesores de español se los están rifando. Y todos los que dan clases en colegios o universidades son después muy buscados, sobre todo por empresarios y ejecutivos para clases particulares".

Existen academias de idiomas que hasta ahora daban fundamentalmente cursos de inglés y que ahora les ofrecen gratis un curso de español a todos los que se matriculen de inglés. Y es que el estudio del castellano se está convirtiendo incluso en un anzuelo que se utiliza en la misma publicidad.

¿Cuál será la futura lengua del país?

J. A Río de Janeiro

El lingüista norteamericano Steven Fischer, de 52 años, actual director del Instituto de Lenguas y Literaturas Polinesias en Nueva Zelanda, que se hizo famoso en 1990 tras haber conseguido descifrar las inscripciones de la isla de Pascua, acaba de sorprender a los brasileños al afirmar que en un futuro lejano Brasil tendrá una nueva lengua, nacida de la mezcla del español y del portugués. Según ha afirmado a la revista Veja, eso es inevitable porque Brasil "está rodeado por países que hablan español" y no sólo el portugués se va a ver fuertemente influido por el español, sino también éste por el portugués.

Dicha nueva lengua, que podría nacer de la fusión de dos lenguas, como ocurrió un día en la creación del inglés, para Fischer no sería nada negativo: "Las lenguas, como los seres vivos, están en continua transformación y proceso de enriquecimiento". Según el lingüista, de los 6.800 idiomas que hoy se hablan en la Tierra, dentro de 300 años apenas quedarán 24 y, entre ellos, el inglés, el chino y el español serán los más hablados en el planeta, y la mayoría de las personas dominará una de esas tres lenguas. Piensa Fischer que otras dos lenguas que no desaparecerán serán el árabe y el hebreo, dada la importancia religiosa de las mismas, como ya aconteció con el latín en otros tiempos.

Transformaciones

Según el filólogo, "los idiomas no son piedras, sino esponjas", y el portugués de Brasil ha sufrido ya tantas transformaciones que "aún es la misma lengua, pero con enormes diferencias". Y añade: "Si esa tendencia continuase, nos hallaríamos enseguida ante dos idiomas. Los brasileños ya no entenderán a los portugueses. No es que los brasileños hablen un portugués equivocado, es que lo hablan con una gramática diferente".

Para el filólogo, las transformaciones sufridas por el portugués brasileño, que se va a ver ahora más influido aún por el español, "es una prueba de su fuerza y de su vitalidad, no de su debilidad". Según señala, las lenguas que a lo largo de los tiempos no se innovaron acabaron siendo sustituidas por otras. Y recuerda que, de las 10.000 palabras más usadas del inglés, el 32% son de origen anglosajón, y el 45%, del francés.

Fischer explica el conocido fenómeno de que las personas de habla portuguesa entienden mucho mejor a un español que al revés, por la existencia de los sonidos nasales en el portugués y porque los que hablan dicha lengua no pronuncian el final de los palabras. "De ahí que los españoles", dice Fischer, "se sientan más perdidos al oír hablar portugués que no al revés".

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