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Reportaje:

Menos carga para el virtuoso

Unos 40.000 alumnos de secundaria podrán convalidar asignaturas del conservatorio - Un tercio deja la música al no poder conciliar ambas enseñanzas

Elisa Silió

María, de 15 años, cursa 4º de ESO a salto de mata. Tiene un buen expediente, no ha repetido nunca -aunque a su edad lo han hecho cuatro de cada 10 alumnos en España- pero le cuesta horas de sueño. A su carga lectiva en el instituto -30 horas semanales- suma las seis que pasa en el conservatorio profesional de música, y eso sin contar la hora y media que ensaya al violín a diario en casa y lo que dedica a los deberes.

Un tercio de los jóvenes abandonan los conservatorios profesionales de música -antes estudios medios, de seis años de duración- por no poder conciliar tanta enseñanza. Desde el curso 2009-2010 se convalidarán asignaturas de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y de Bachillerato que compartan el 75% del temario con el de los conservatorios. El Ministerio de Educación, Política Social y Deporte acaba de aprobar esta medida a la que calcula que se avendrán a unos 41.000 estudiantes.

El artista profesional sólo habrá de cursar las materias comunes del Bachillerato

El Ministerio subraya la "flexibilidad" de la ley de educación que, con miras a frenar el abandono escolar temprano, permite que se obtenga el título de Bachiller de cualquier rama si se aprueban las materias comunes y se cuenta con un título de las enseñanzas profesionales de música o danza.

Quien tenga aprobado en el conservatorio de enseñanzas profesionales el primer curso de instrumento principal o voz tendrá convalidada la Música de los tres primeros años de ESO. Y el segundo curso del conservatorio equivaldrá a Música de 4º de ESO. Los bailarines también se verán beneficiados -la música de sus dos primeros cursos profesionales se equipara a sus horas en la ESO- y los deportistas de élite estarán libres de examinarse de Educación Física.

Los informes de los que dispone Educación concluyen que muchos alumnos abandonan los conservatorios profesionales en el último curso porque les coincide con el inicio del Bachillerato. "A mí me hacían estudiar, pero hoy en esta era de la cultura del ocio e Internet es muy difícil que un niño estudie música, está disperso. El niño no sigue si no tiene un padre que esté detrás con el violín hasta que aprecie el placer de la técnica. Hay que estar pendiente hasta que sea capaz de tocar una sintonía que ha oído en la televisión o cuando adquiera notoriedad al tocar en las reuniones familiares y se sienta bien", piensa Jordi Roch, director de Juventudes Musicales de España.

En Bachillerato se prevén convalidaciones para asignaturas humanísticas generales -Literatura Universal, Historia del Arte o Historia de la Música-, otras más específicas propias del Bachillerato de Artes Plásticas y Diseño -cultura audiovisual o artes escénicas- y otras directamente relacionadas con el nuevo Bachillerato de Música, danza y artes escénicas.

Si el alumno se aviene a este nuevo plan de estudios, renuncia a que la asignatura le haga media con el resto y eso, por otra parte, resulta una desventaja para el alumno que previsiblemente obtendría una muy buena nota en esas materias.

El Bachillerato de Música, danza y artes escénicas arranca el próximo curso y se podrá impartir en los propios conservatorios para que los jóvenes no tengan que desplazarse. "Esta nueva rama no está concebida para formar a futuros expertos profesionales -para eso están los conservatorios superiores- sino para gente que quiera luego acceder a la universidad. Ello queda reflejado en el temario", opina Juan López, subdirector general de ordenación académica.

Roch aplaude este aligeramiento del temario pero recuerda que "un músico tiene que tener una formación humanística". "Tocar es una gimnasia que hay que practicar cada día porque si no se pierde, pero también hay que cultivarse. La cultura está unida a la personalidad, y sin ésta, carácter y técnica uno no puede ser un excelente músico", sostiene Roch. "Pero cuidado, igual que todos sabemos leer aunque pocos lleguen a ser escritores o periodistas, todo el mundo tiene que saber algo de música. Es un elemento formativo básico para, entre otras cosas, el equilibrio psicomotriz. Ya lo decía el húngaro Zoltán Kodály: "El niño tiene que aprender música desde nueve meses antes de nacer".

Dos violinistas en el Conservatorio Reina Sofía de Madrid.
Dos violinistas en el Conservatorio Reina Sofía de Madrid.GORKA LEJARCEGI

Sólo mayores de 19 años

La ley educativa sólo permite acceder a los estudios superiores de conservatorio -con un título equivalente al universitario y con autonomía de los centros dentro del marco europeo- a los mayores de 19 años o a aquellos que han aprobado el Bachillerato. Una limitación que deja fuera de las aulas a brillantísimos músicos que no alcanzan la edad. "Antes admitías a un chico dotado de 16 años y ahora te ves obligado a hablar con los institutos o las consejerías de educación para que sean sensibles y le dejen matricularse", explica Pedro Purroy, director del Conservatorio Superior de Música de Zaragoza.

"Normalmente, el chico que tiene capacidad musical la tiene también para otras áreas de conocimiento. Lo que ocurre es que se angustia, no puede con todo", prosigue Purroy. Él, profesor de análisis musical se felicita de estas nuevas convalidaciones pero destaca la necesidad de que los jóvenes tengan una formación multidisciplinar. "De física y matemáticas deben de saber al máximo. Manejan conceptos, como la teoría de grupos, muy próximos a la música. La música no se puede separar de otras áreas. Los grandes músicos eran muy cultos. Einstein tocaba el violín y se planteó dedicarse a ello".

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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