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Reportaje:La formación del profesorado

El nuevo maestro

Magisterio durará cuatro años y para impartir secundaria será preciso hacer un 'master'

J. A. Aunión

El profesor ya no es ni el sabio al que admiraba toda la sociedad, ni su trabajo se debe limitar a impartir lecciones magistrales a los niños y adolescentes. Ahora se le pide que dé las clases de forma interactiva, sepa resolver conflictos, utilice ordenadores en el aula, eduque en valores y enseñe a los niños a aprender por sí solos y a discernir entre los conocimientos poco fiables que pueden encontrar en Internet de los realmente solventes. Una tarea amplísima para la que estos profesionales necesitan una formación inicial muy distinta a la que se les ha dado hasta ahora y una formación continua que les permita estar siempre al día sobre las novedades en astronomía, sanidad o genética. Los cambios sociales de las últimas dos décadas han revolucionado la sociedad del conocimiento y, con ello, los planteamientos en los que estaba basada la educación.

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Ante esta situación, el Gobierno está ultimando la reforma de la formación inicial del profesorado. La propuesta incluye la sustitución de las siete especialidades actuales por dos títulos: Maestro de educación infantil y la de Maestro de educación primaria. Las otras especialidades (Audición y Lenguaje, Educación Especial, Educación Física, Música, y Lengua Extranjera) aparecerán especificadas el título en forma de Menciones.

También se modificará su duración: la actual diplomatura de tres años pasará a ser una titulación de Grado en Magisterio de cuatro años (240 créditos europeos, cada uno de los cuales supone entre 23 y 30 horas de trabajo). El Ministerio de Educación ha propuesto que las otras especialidades figuren en el título como "menciones" y las universidades podrán diseñar alguna más. Las carreras se están revisando para adaptarlas al Espacio Europeo de Educación Superior, que tiene el objetivo de lograr una educación universitaria homologable en toda la UE en 2010. Éstas son otras novedades de la reforma:

- Relación con las familias. Los expertos aseguran que la implicación de las familias en la escuela es fundamental para la educación de los jóvenes. Otra de las novedades que se introducirán es el estudio de contenidos que preparen a los docentes establecer para saber mantener una buena relación con la familia y el entorno social del alumno. Una de las nuevas materias que se cursarán en Magisterio, según la propuesta de directrices de estos títulos presentada por el Ministerio de Educación (que las universidades tendrán que completar y convertir en asignaturas concretas), se llama Familia y Escuela.

- Autonomía de los centros. El fomento de la autonomía de gestión de los centros es otra de las herramientas que reclaman profesores y expertos para mejorar la educación. Los alumnos de Magisterio tendrán que conocer cómo se organiza un centro, cuáles son los distintos modelos para una gestión de calidad, cómo se prepara y se evalúa un proyecto pedagógico o cómo organizar al profesorado para tomar decisiones académicas.

- Memoria de las prácticas. Además de la teoría, los alumnos de Magisterio pasarán un periodo de prácticas en las escuelas "revisado", que puede llevar hasta un año (entre 40 y 60 créditos). En la actualidad, esas prácticas son de cuatro meses y adolecen en muchos casos, según explica el director del Instituto Superior de Formación del Profesorado, Antonio Moreno, de falta de contacto entre los dos profesores que tutelan estas prácticas, uno de la universidad y otro del colegio. La pretensión es "que se estreche esa colaboración y que el alumno conozca el funcionamiento del centro y su relación con el entorno", además de la función clásica de este periodo: aprender, sobre el terreno, a enseñar.

Al final, el alumno redactará una memoria, que será evaluada en la universidad y que recibirá una calificación que puede ser negativa y obligar a repetir el proceso. En esa memoria deberá plasmarse un conocimiento sobre la realidad escolar del centro (como la estructura académica, el profesorado o el entorno social, cultural, económico del colegio).

- 'Master' en secundaria. Los masters que se deberán cursar para ser profesor de secundaria constarán, según la previsión del Gobierno, de 60 créditos (un año). Esto sustituirá al actual Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP), en vigor desde 1970 aunque modificado en algunas universidades, y a menudo muy criticado porque resuelve la formación inicial de los profesores en apenas seis meses en los mejores casos. También ha sido muy criticado otro modelo de CAP que propuso el último Gobierno del PP, que establece dos años de estudio.

La estructura y contenidos de los nuevos masters aún no se han definido de forma definitiva. Pero presumiblemente se cursarán tras cualquier título de Grado (en Matemáticas, Filología, Química...), constarán de un año con dedicación completa y se contemplarán un periodo de prácticas y una memoria cuyo contenido irá en la misma dirección que las definidas para los maestros de primaria. Para el responsable del CAP en la Universidad de Sevilla, Luis Martín, lo más importante en la definición de estos masters es establecer un modelo que "simultanee las prácticas y la formación teórica".

- Incentivos. Una vez completada la formación inicial, el reto es ilusionar al maestro y mantener su interés por la docencia a través de incentivos. El texto de la futura Ley Orgánica de Educación (LOE) habla de potenciar la carrera docente, pero no concreta cómo. "No hay ninguna duda de que habrá vías por las que la dedicación, el interés, las ganas de trabajar y mejorar la calidad de la escuela se traducirán en mejoras en su propia profesión y también económicas", señala Moreno. Y cita un ejemplo de reconocimiento no económico para quienes se encarguen de la biblioteca escolar, desarrollen labores de tutoría durante las prácticas de los futuros docentes o de gestión o dirección: descargarles de tareas lectivas. Otra cuestión que se intentarán incentivar por esta vía es la participación de los profesores en grupos de investigación y de innovación.

El Gobierno prevé que en los masters habrá menos alumnos que en el CAP -sólo al curso a distancia diseñado en la Complutense se presentan unos 14.000 licenciados al año y otros 8.000 en las universidades Andaluzas-. Además, entre el curso 1999-2000 y 2002-2003 ha bajado el número de estudiantes en las 84 facultades de Educación españolas de 98.343 a 90.016.

Niños valencianos atendidos por dos profesoras durante un examen.
Niños valencianos atendidos por dos profesoras durante un examen.CARLES FRANCESC

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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