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Los profesores reclaman que el pacto les dé más autoridad

Los docentes ven el acuerdo educativo necesario, pero improbable - Creen más importante aumentar el nivel de exigencia que discutir la duración del bachillerato

Carmen Morán Breña

Los profesores opinan que el pacto educativo es necesario, pero no tienen confianza en que salga adelante. Ellos están dispuestos a favorecer ese acuerdo, y creen que los sindicatos también están por la labor, aunque en menor medida. La Iglesia y el PP, dicen en una encuesta, son los que menos disposición tienen a alcanzar acuerdo alguno, seguidos de empresarios y nacionalistas.

Así opinan de un pacto sobre cuya viabilidad el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, dijo que querría pronunciarse a finales de marzo, pero cuyo debate se prolongará, al menos, hasta mediados de este mes. Un total de 625 profesores, de todos los niveles de la enseñanza no universitaria, han opinado mediante una encuesta vía Internet elaborada por el Centro de Análisis Sociales de la Universidad de Salamanca. Cuanta más edad tienen los consultados, menos probable ven el pacto. Se ha hablado a lo largo de décadas sobre la necesidad de sacar la educación del debate político y siempre se ha quedado en agua de borrajas. Sobre si esta vez será verdad son más optimistas los docentes de la escuela privada que los de la pública. Y los de Bachillerato son los más pesimistas de todos.

Cuanto más mayores, más difícil ven que se alcance un consenso
Lo más importante: más financiación y medidas contra el fracaso escolar
Un 36% cree que a los 14 debería acabar el tronco formativo único
Las mujeres desean más que los hombres jubilarse anticipadamente

Respecto al contenido de ese pacto, son curiosos los elementos que profesores y maestros destacan, en mayor medida, como irrenunciables: el aumento del gasto en educación hasta un 7% sobre el PIB, medidas contra el fracaso y el abandono escolares y refuerzo de la autoridad del profesor y del nivel de exigencia, entre otros de los citados en los primeros lugares de la lista.

Al final de ella aparecen cuestiones más académicas como la edad límite para concluir las enseñanzas comunes e iniciar las distintas vías educativas (itinerarios), algo que, sin embargo, ha constituido una de las grandes batallas entre los políticos y entre los pedagogos. Unido a ello estaría la conveniencia o no de alargar el actual bachillerato de dos cursos, que tampoco está entre las prioridades de los profesores ante el pacto.

La subida de sueldo sólo está entre las prioridades irrenunciables para un 31%, aunque la mitad de los consultados la considera deseable. Y, como último detalle, si las comunidades autónomas tienen que tener más o menos competencias educativas, casi podría decirse que no les importa en absoluto. O, por lo menos, que a la mitad le parece "prescindible" en el contexto del pacto. Está a la cola de los factores irrenunciables.

En este cuestionario, que forma parte de un barómetro más amplio, aún incompleto, y que pilotan los profesores de la Universidad de Salamanca Mariano Fernández Enguita y Jaime Rivière, los docentes opinan sobre la duración de la Secundaria obligatoria, que en la actualidad es hasta los 16 años. Más de la mitad reduciría esas enseñanzas comunes a los 15 o menos años. Un 36% cree que a los 14 debería acabar el tronco formativo único, como ocurría hasta los años noventa, con la EGB. Los que creen que a los 12 debería finalizar esta etapa son una minoría integrada casi exclusivamente por los mayores de 50 años, que estudiaron con ese modelo. "La LOGSE, [16 años de educación común obligatoria y dos de Bachillerato] siempre fue bien recibida por los maestros, pero mal por los profesores de Bachillerato. Son dos tradiciones, la igualitaria y la meritocrática, que no han llegado a entenderse, sin contar con que de ese nudo en la ordenación del sistema dependen también sus condiciones de trabajo y sus oportunidades de carrera", explica Fernández Enguita.

El cuestionario también incorpora preguntas sobre la jubilación, una de las cuestiones que mayor interés ha suscitado siempre en este colectivo. Más de la mitad de los consultados (56,3%) querría que la jubilación LOGSE, a los 60 años e incentivada, se completara, además, con la posibilidad de dejar el aula y dedicarse a otras tareas en su horario. El 77% apoya la llamada jubilación LOGSE y casi otro tanto considera que debería ser definitiva. La idea de jubilarse con las mismas condiciones y edad que el resto de los trabajadores o de los funcionarios no les convence nada.

Las mujeres muestran más deseo de jubilarse anticipadamente que los hombres, y los jóvenes más que los veteranos, algo que Fernández Enguita achaca, descartada la fatiga o las dificultades en el trato con los alumnos, "quizá a una menor vocación por el trabajo que se está desempeñando", en el caso de los jóvenes. "O una actitud menos comprometida". "Y su mayor demanda entre las profesoras podría obedecer a que son o van a ser abuelas", dice.

Entre los profesores de la pública se aprecia también un mayor afán por abandonar el trabajo respecto de sus colegas de la privada. "Eso podría deberse a unas condiciones más duras, pero no parece probable, pues, aunque pueden tener alumnos algo más difíciles, en contrapartida trabajan menos horas y menos días y cobran más. Lo que sí parece es que son más celosos de sus privilegios y más conscientes de su capacidad de obtenerlos o mantenerlos como funcionarios", explica Fernández Enguita.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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