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Brasil se blinda con la compra a Francia de armas por 8.700 millones

Lula adquiere el primer submarino nuclear de Latinoamérica y 50 helicópteros

En el marco de la festividad de la independencia brasileña, con profusión de desfiles militares y ante miles de invitados, Brasil y Francia alcanzaron ayer un ambicioso acuerdo de cooperación en materia de defensa que consolidará al país suramericano como la primera e indiscutible potencia militar del subcontinente. París, que con el acuerdo logra su objetivo de exportar por primera vez su avión de combate Rafale, ha aceptado transferir tecnología punta a Brasil para la fabricación de este aparato y del primer submarino nuclear de la región. Francia gana de esta manera presencia e influencia en Suramérica, mientras Estados Unidos sólo encuentra obstáculos para establecerse militarmente en Colombia.

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"Estos acuerdos son literalmente históricos", afirmó el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en la conferencia de prensa común convocada tras la reunión con el dirigente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasilia. Además de los cazas, cuyo precio está por concretar, el acuerdo militar incluye el desembolso por parte de Brasil de 12.300 millones de dólares (8.700 millones de euros), de los que 9.000 millones de dólares (6.400 millones de euros) serán destinados a la compra de material, como los cuatro submarinos convencionales Scorpene, otro sumergible nuclear y 50 helicópteros de transporte EC-725. El resto del presupuesto irá dirigido a la construcción de los astilleros en los que serán fabricados los submarinos y las plantas para construir los helicópteros.

En un comunicado conjunto de ambos Gobiernos, París y Brasilia también anunciaron ayer el inicio de las negociaciones para la adquisición por parte brasileña de 36 cazas de combate Rafale. De esta manera, Francia gana la batalla comercial frente a Suecia, que competía en la licitación brasileña con su modelo Gripen, fabricado por Saab, y Estados Unidos, que pretendía colocar varias unidades de su caza F/A18 Super Hornet, de Boeing. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, consiguió apuntalar la venta de sus aviones tras aceptar las exigencias de su homólogo brasileño sobre la transferencia de la tecnología necesaria para la fabricación en Brasil de los cazas. Este punto ha sido clave para que las negociaciones hayan llegado a buen puerto, ya que Brasil no quiere limitarse a una mera operación comercial y busca un valor añadido para su industria aeronáutica.

Entre otras contrapartidas, Francia también comprará diez unidades de la aeronave de transporte KC-390, que aún se encuentra en fase de desarrollo por la compañía aeronáutica brasileña Embraer. Francia también se ha comprometido a que su industria aeronáutica colabore en el desarrollo de los nuevos aviones brasileños de transporte militar.

"Vamos a producir equipos que reforzarán la capacidad tecnológica de Brasil para proteger y fortalecer su riqueza natural", dijo Lula en clara referencia a los hallazgos petrolíferos descubiertos en una inmensa área de bolsas de crudo de excelente calidad que recorre las costas de los Estados de Espíritu Santo, Río de Janeiro y São Paulo, ya bautizada como presal. "Siempre debemos tener presente que el petróleo ha sido la causa de muchas guerras. Nosotros no queremos guerra ni conflictos", insistió.

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El acuerdo de cooperación franco-brasileño supone el espaldarazo definitivo al programa de Lula para modernizar sus Fuerzas Armadas. El objetivo de Brasil es contar en 2020 con la mayor fuerza naval de Latinoamérica, equipada con submarinos, navíos de pequeño porte, corbetas, misiles de largo alcance, torpedos, aviones y helicópteros, todo ello de tecnología punta.

Para Brasil, estrechar los lazos con Francia también tiene una importancia trascendental, principalmente en su cruzada diplomática para obtener una silla en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Nicolas Sarkozy y Lula da Silva charlan en el palacio de Alvorada. A la derecha, Marisa Leticia, esposa de Lula.
Nicolas Sarkozy y Lula da Silva charlan en el palacio de Alvorada. A la derecha, Marisa Leticia, esposa de Lula.AP

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