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La UE rechaza las nuevas trabas checas para el Tratado europeo

Klaus exige una aclaración sobre los derechos fundamentales

Andreu Missé

La UE no está dispuesta a ceder a las nuevas exigencias planteadas por el presidente checo, Václav Klaus, como condición para rubricar el Tratado de Lisboa. El presidente checo desveló ayer que sólo firmará el texto si se incluye un pie de página de dos líneas a la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Klaus expuso esta condición de última hora en una conversación telefónica mantenida con Fredrik Reinfeldt, primer ministro de Suecia, que ostenta la presidencia de turno de la UE. Reinfeldt le replicó que "es un mensaje equivocado en el momento equivocado para la UE".

La entrada en vigor del Tratado de Lisboa, que potencia la capacidad de actuación de la Unión, está pendiente de la resolución de un recurso ante el Tribunal Constitucional checo, presentado por 17 senadores del partido de Klaus y de la rúbrica del tratado por los presidentes checo y polaco.

El presidente polaco dice que mañana ratificará el texto de Lisboa

Después de una jornada enloquecida de noticias contradictorias procedentes de Varsovia, el presidente polaco, Lech Kaczynski, se ha decidido a rubricar el tratado el sábado en una ceremonia a la que quieren dar una cierta solemnidad. Al acto ya ha confirmado su asistencia el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

Klaus no quiso dar ninguna pista sobre el contenido de la adenda que quiere incluir a la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. La Carta tendrá el mismo valor jurídico que los Tratados de la Unión, cuando el Tratado de Lisboa entre en vigor, por disposición expresa del mismo.

La Carta de Derechos Fundamentales fue solemnemente proclamada por la Comisión Europea, el Consejo y el Parlamento en diciembre de 2000. La validez jurídica que le da el Tratado de Lisboa fue discutida por Reino Unido y Polonia, que exigieron la inclusión de un protocolo al nuevo tratado. Las peticiones de Klaus podrían tener alguna relación con el opting out logrado en su momento por estos dos países.

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El protocolo incluido a petición de Londres y Varsovia dispone que "a fin de no dejar lugar a dudas, nada de lo dispuesto en el título IV de la Carta (derecho laboral, seguridad social, vida familiar, protección de la salud y del medioambiente) crea derechos que se puedan defender ante los órganos jurisdiccionales de Polonia y Reino Unido, salvo en la medida en que Polonia o Reino Unido hayan contemplado dichos derechos en su legislación nacional". Añade que "cuando una disposición de la Carta se refiera a legislaciones y prácticas nacionales, sólo se aplicará en Polonia o en Reino Unido en la medida en que los derechos y principios que contiene se reconozcan en la legislación o prácticas de Polonia o del Reino Unido".

La pretensión de Klaus es que la nota a pie de página fuera acordada en la próxima cumbre europea de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en Bruselas el 29 y 30 de octubre. El presidente de la Unión precisó: "Necesitamos una clarificación sobre lo que pide exactamente él [Klaus]". Y añadió: "Debemos esperar primero el proceso del Tribunal Constitucional".

El tribunal, cuyos miembros son nombrados por el presidente checo, ha asegurado que decidirá sobre el tema urgentemente.

Mientras tanto, Klaus empieza a ceder. El presidente checo atendió ayer finalmente a la petición de reunirse hoy con el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, para valorar los perjuicios que está causando el retraso de la entrada en funcionamiento de las nuevas instituciones. Buzek se reunirá con los presidentes de las dos Cámaras y el primer ministro checo, Jan Fischer. También el ministro de Exteriores sueco, Carl Bildt.

El eurodiputado popular Íñigo Méndez de Vigo interpreta las demandas de Klaus como una señal de que "está dispuesto a rendirse y sólo busca alguna justificación". En su opinión, "Klaus no tiene otra salida que la de firmar el tratado".

La República Checa está resultando la primera perjudicada por su política obstruccionista. En una reciente reunión con representantes de los Veintisiete, produjo hilaridad su aspiración de acoger la sede de la Agencia sobre Asilo.

Václav Klaus, en febrero.
Václav Klaus, en febrero.AFP

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