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Reportaje:La región más conflictiva

Víctimas sin rostro en Waziristán

Las autoridades impiden el acceso de las ONG a las zonas de combate por razones de seguridad - Cerca de 155.000 personas han huido de sus casas

Ángeles Espinosa

Al menos 155.000 personas han tenido que abandonar sus hogares y sus fuentes de ingresos por la operación del Ejército paquistaní en Waziristán del Sur. La prohibición oficial de que los extranjeros acudan a la zona de combates y a las comarcas vecinas les ha convertido en un número sin nombre ni rostro. La falta de seguridad en Dera Ismail Khan y Tank, donde han buscado refugio, incluso ha impedido que la ONU reparta ayuda este mes. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha denunciado esa falta de acceso. Nadie sabe cuántos civiles han perdido la vida.

"El reto ahora es tener acceso a los desplazados", afirma el coordinador humanitario de la ONU para Pakistán, Martin Mogwanja. Según él, la ONU está preparada para hacer frente a la crisis y ya ha repartido comida y otros productos de primera necesidad en agosto y septiembre, a través de las ONG locales con las que colabora. No ha podido distribuir la ayuda para octubre. "A medida que el Ejército preparaba su operación militar, los insurgentes también aumentaron sus actividades y se hizo mucho más difícil para el Gobierno garantizar la seguridad", explica.

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El CICR también ha denunciado "restricciones muy severas" para los trabajadores humanitarios. "Es imperativo poder facilitar atención médica eficaz y sin restricciones a los enfermos y heridos, y asistencia a los desplazados y a las familias que les acogen", recordó el viernes el jefe de operaciones del CICR para Asia del Sur, Jacques de Maio, quien se quejó de la escasa información sobre lo que pasa en la zona.

"Estamos atrapados entre el Gobierno y los talibanes", declaraba Mohammad Roshan, un residente de Waziristán del Sur, a la BBC. "Hemos perdido todo y estamos atrapados aquí hasta que acaben los combates". Otros testimonios recogidos por la prensa local hablan de falta de ayuda cuando logran salir de la zona de combates. Algunos incluso apuntan a que se trata de un castigo de las autoridades hacia los Mehsud, la tribu que aporta el grueso de las fuerzas a los talibanes paquistaníes. El ministro de información, Qamar Zaman Kaira, negó ese extremo y aseguró que se les estaba prestando toda la ayuda posible.

"Hemos recibido quejas, pero no es posible verificarlas porque no se nos permite desplazarnos allí", admite Ali Dayan Hasan, investigador principal para Human Rights Watch en Pakistán.

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Esta vez no hay campamentos. Al rechazo que las poblaciones tribales sienten a compartir espacios con extraños, se suma que los waziris abandonan cada año las montañas antes de la llegada del invierno y suelen tener acomodo en las llanuras de Dera Ismail Khan. Por eso, las autoridades se han limitado a abrir cinco puntos de registro de desplazados en la capital de ese distrito, que tiene el mismo nombre, y en la localidad de Tank, en las que muchos han sido acogidos por parientes. Ese registro es el que, en teoría, da acceso a la ayuda.

"En los últimos 10 días han llegado unas 75.000 personas", señala el coordinador humanitario de la ONU, cuya agencia para los refugiados, ACNUR, colabora en las tareas de registro. Otros 80.000 se habían inscrito antes de que se iniciara la ofensiva terrestre, lo que eleva la cifra de desplazados 140.000. Al lado de los casi dos millones que abandonaron el Valle del Swat y los distritos vecinos la primavera pasada, parece una cifra modesta. Sin embargo, comparativamente es igual o más grave, ya que las operaciones militares se concentran en un tercio de Waziristán del Sur, cuya población total se estima en 600.000 personas.

Además, debido al bloqueo de carreteras, es posible que algunas familias desplazadas no hayan logrado llegar a los puntos de registro. El diario The News se hacía eco ayer de que al menos 593 familias arribaron a Dera Ismail Khan, después de un largo rodeo de 12 horas, al sur de la zona de combates. Nadie sabía cuántas más se habían quedado allí, exhaustas o sin medios para seguir el viaje. También hay noticias de que otras han huido hacia Waziristán del Norte. Una vez más, la falta de acceso impide tener datos fiables.

Por la misma razón tampoco se ha sabido hasta ahora que las 80.000 personas que huyeron durante el verano no lo hicieron solamente por temor a eventuales combates. Como parte de los preparativos para su ofensiva, las fuerzas de seguridad impusieron un bloqueo económico y de movimientos al territorio de la tribu de los Mehsud desde julio. Muchos de los cultivos de frutas y verduras se pudrieron en los campos por falta de salida a los mercados. La medida causó también problemas de abastecimiento a la población.

Una desplazada se asoma a la ventana de su autocar en Chunda.
Una desplazada se asoma a la ventana de su autocar en Chunda.AFP

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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