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LIGA | SEVILLA 1 - ALMERÍA 4

Emery desnuda al Sevilla

El Almería exhibe su juego de conjunto con una goleada ante los de Jiménez

Salió el Sevilla como solía. O no. Llovía como si no lo hubiera hecho nunca y los anfitriones arrancaron con cinco oportunidades de gol en apenas un cuarto de hora. Todos ellos remates de cabeza, en su gran mayoría creados por Capel. Luis Fabiano, Keita, y Kanouté, que desperdiciaron los afilados pases de Capel y otros de Alves a saque de falta o como consecuencia de los mismos. Nadie preveía entonces que el Sevilla acabaría desperdiciando la oportunidad de acercarse a los puestos de Liga de Campeones que le brindaba la victoria del Betis en el Calderón.

El Almería sobrevivió a la estampida inicial sevillista e incluso le dio tiempo de mostrar lo que se curra los partidos su entrenador, Unai Emery. A los cinco minutos, Juanma Ortiz no llegó por poco a uno de los centros diagonales al área prescritos por Emery y, otros tantos minutos después, el mismo jugador estrelló en la cruceta de la portería de Palop su cabezazo en el primer palo de un saque desde la esquina. Hasta que uno de esos balones diseñados al área sevillista que había dibujado Emery en su pizarra acabó en la red. Un golazo de cabeza. Lo imprevisto fue que el rematador fuera Alves. Y hasta dejó de llover.

Ese gol cambió el partido radicalmente, tanto lo que se preveía que podía suceder como lo que ya se había presenciado. La salida sevillista dejó de parecer tan arrolladora y el hecho de que sus oportunidades -algunas muy buenas, eso es innegable- fueran remates de cabeza se empezó a interpretar como fruto del buen trabajo de presión y concepción del espacio del cuadro de Almería. En sus peores momentos, los de Emery consiguieron impedir que los sevillistas trenzaran su juego. Lo único con lo que no habían podido había sido con Capel, al que Bruno pateó, zarandeó y abroncó sin descanso. Otro logró táctico de los visitantes fue que a Alves se le saliera la cadena. El lateral no pudo subir, cuando no le cogían la espalda le cerraban los huecos de pase y carrera, y en defensa fue el de los malos días. El gol era algo impepinable. Y lógico.

A partir del gol, el Almería aprovechó la tregua que dio el chaparrón para desplegar un fútbol dinámico, trabajado, generoso. Algo que el Sevilla de la actualidad no puede contener. De hecho, antes del descanso, el Almería falló un penalti y vio como el árbitro le anulaba un gol en una jugada de estrategia. Se pitó fuera de juego, pero la jugada la hacía legal Mosquera, que rompía -para mal, obviamente- la línea de la defensa. El fichaje del colombiano ha supuesto una de las mayores crisis del Sevilla en este agitado curso. El entrenador ha llegado a variar su manera de defender para intentar minimizar sus habituales pifias y la directiva ha defendido por todos los medios, de los chabacanos a los matoniles, su pertinencia y acierto hasta el punto de acercar al cisma a la afición. Esta situación inexplicable quizá sea una de las explicaciones de la delirante actualidad de este equipo ayer campeón y hoy pelele martirizado ayer por el Almería que le metió otro par de goles y encajó otro, casi por misericordia.

Palop intenta detener un dsiparo del Almería.
Palop intenta detener un dsiparo del Almería.EFE

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