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AUTOMOVILISMO | FÓRMULA UNO

Hamilton arrolla, Renault toca el cielo

El británico firma una victoria impecable en una carrera marcada por el podio de Nelsinho; Alonso finaliza undécimo

En solitario y sin sobresaltos primero y como un experto al final, enmendando el grave error del equipo en la estrategia, Lewis Hamilton salió del Gran Premio de Alemania por la puerta grande. Casi tan grande como el hueco que Felipe Massa le abrió en los últimos compases de la carrera, cuando la lotería de los accidentes y una mala decisión de McLaren casi le arruinan la carrera al británico. Así, conduciendo en otra órbita, inalcanzable, Hamilton se despega en la clasificación de pilotos de los dos de Maranello, ninguno capaz de hacerle sombra en pista. Hace dos semanas le regaló una victoria a su gente en casa; hoy, el alumno agradecido se la brindó a McLaren en su feudo. Sin errores, con un ritmo endiablado y lecciones de pilotaje incluidas.

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La aparición del coche de seguridad acabó con la distancia de 11 segundos que el británico mantenía sobre Massa, y el equipo decidió no pasar a repostar con el pitlane abierto. Hamilton lo pagó al final, cuando cargó combustible. Regresó cuarto a la pista, y demostró que además de correr bien en solitario sabe protagonizar espectaculares remontadas. Lidió con Massa y le adelantó sin miramientos, y en la misma curva rebasó un par de vueltas después a Nelsinho Piquet, que aprovechó la carambola del safety car con el accidente de Timo Glock. Pero la carrera tenía un merecido dueño, y ni Massa ni Nelsinho pudieron frenarle.

Massa, aparentemente el único que podía hacer sombra a Hamilton, pasó tan desapercibido como su compañero de filas, Kimi Raikkonen. Se afincó en su segunda plaza, dio tralla a Hamilton en las cuatro primeras vueltas y después, viendo que la distancia que les separaba era de más de tres segundos, dejó puesto en su Ferrari el piloto automático, limitándose a controlar el ritmo en pista y a Kovalainen en el retrovisor. Al final la carrera se le puso de cara, pero no lo aprovechó y McLaren castigó al carioca.

Lo demás fue un guión preestablecido: en los garajes, la lucha; en la pista, una tranquila procesión. Obedientes, los pilotos protagonizaron una carrera tediosa sin adelantamientos salvo en la salida, en la que Hamilton salió lanzado por delante de Massa y Kovalainen. Raikkonen volvió a quedarse clavado con el apagón, y sólo Robert Kubica alcanzó una posición, la de Fernando Alonso, que una vez evidenció los problemas de tracción de su R28. Kubica era cuarto y, salvo los envites Trulli-Raikkonen-Alonso y Coulthard-Button, el panorama no varió más hasta el primer repostaje.

El más perjudicado fue el asturiano. De principio a fin. Sin ritmo para adelantar a sus predecesores, el asturiano esperó el primer parón y allí se volvió a encontrar con Trulli. Una vez más, el Toyota del italiano se interponía en su camino como una losa infranqueable. No fue el único problema. El baile de boxes le relegó a la novena posición y la aspiración del bicampeón se esfumó vuelta a vuelta.

Glock alimenta la carrera

La vuelta 35 volvió más espectacular la carrera. Timo Glock rompió el eje trasero de su monoplaza y regó la pista de fibras de carbono. La carrera se relanzó con todos los depósitos cargados, salvo el de Hamilton y Nelsinho, que cargó justo antes del accidente del alemán. El de McLaren se aplicó para sacar toda la ventaja posible a sus perseguidores antes de repostar, pero no fue suficiente.

Regresó cuarto, en donde la fiesta comenzó a animarse. Volvieron los adelantamientos (Raikkonen sobrepasó a Bourdais, Rosberg, Alonso, Trulli y finalmente a Kubica), los accidentes (Coulthard y Barrichello), los abandonos (Webber, por rotura de motor) y el fiasco para Alonso, que lo intentó con Vettel y con Rosberg, pero acabó relegado a la undécima plaza cuando se cumplía la vuelta 49.

Por delante también varió. Hamilton cargó gasolina y salió cuarto. Heikki Kovalainen no quiso interrumpir el ritmo de su compañero y se apartó. Luego le llegó el turno a Massa, que aguantó hasta la curva seis, y después a Nelsinho, impotente ante la velocidad del McLaren. Todo volvía a su cauce y Hamilton lideraba de nuevo, caminando con paso triunfal hasta la meta. El inglés se dispara en la tabla, confirma aún más su candidatura y se despeja rivales en su camino hacia su primer título. La Fórmula Uno necesita un revulsivo para no convertirse en un monólogo de autor.

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