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FÚTBOL | SEVILLA

Un año sin Puerta

El sevillismo recuerda al jugador, que falleció tras desplomarse en la primera parte del partido ante el Getafe, en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán

Los jugadores de Sevilla en la primera edición de Trofeo Antonio Puerta el pasado 23 de agosto
Los jugadores de Sevilla en la primera edición de Trofeo Antonio Puerta el pasado 23 de agostoAFP

Se cumple hoy un año del fallecimiento de Antonio Puerta, período en el que los sevillistas han añorado con resignación a un fino interior izquierdo del que siempre se recordará el zurdazo que valió para eliminar al Schalke 04 y que el club andaluz volviera a una final medio siglo después. La pasada iba a ser la temporada de Puerta, querido por la afición, con la categoría de internacional absoluto conseguida y presumible titular por la banda izquierda del ya poderoso Sevilla FC, y todo ello a sus 22 años. Además, el sevillano esperaba entonces un hijo y recientemente había ampliado y mejorado significativamente el contrato con su club de siempre.

Toda la felicidad se truncó en la jornada inaugural de la temporada 2007-08 en la Primera División, cuando el sábado 25 de agosto Puerta cayó desplomado en la primera parte del partido ante el Getafe que se disputaba en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. El sevillista se desvaneció en el área local ante la preocupada reacción de su compañero más cercano, el central serbio Ivika Dragutinovic, y la perplejidad de cuarenta mil espectadores que poblaban las gradas del estadio. Las atenciones médicas del primer momento y el hecho de que el futbolista saliera por su propio pie del terreno de juego tranquilizó los ánimos y no hizo presagiar lo que posteriormente ocurrió.

Puerta, ya en los vestuarios, volvió a sufrir varias paradas cardiorrespiratorias y tuvo que ser trasladado de urgencia en una ambulancia al Hospital Virgen del Rocío. El canterano entró en el centro sanitario en muy mal estado y luchó contra la muerte durante tres días, hasta que se anunció su fallecimiento a primera hora de la tarde del martes 28 de agosto. La noticia cogió a los jugadores, técnicos y dirigentes sevillistas en Atenas, donde esa misma noche el equipo se jugaba ante al AEK de Lorenzo Serra Ferrer el pase a la fase de grupos de la Liga de Campeones. El partido fue aplazado y se regresó de urgencia a la capital andaluza para asistir a todos los multitudinarios actos fúnebres que se organizaron.

Antonio Puerta Pérez, nacido en Sevilla el 26 de noviembre de 1984, se crió en el barrio de Nervión, muy cerca del Sánchez Pizjuán, y se formó como futbolista en los escalafones inferiores del Sevilla FC. Debutó en Primera División el 21 de marzo de 2004, de la mano del hoy entrenador del Athletic de Bilbao, Joaquín Caparrós, y fue en un partido como local ante el Málaga. En la temporada 2004-05 Puerta alternó presencias en el primer equipo con su participación en el filial, en el que un ex jugador también canterano, zurdo e internacional y ahora entrenador de la primera plantilla, Manolo Jiménez, lo mimó hasta convertirlo en el futbolista desequilibrante que acabó por ser.

Al final de esa campaña el sevillista tuvo un papel destacado en la obtención de la medalla de oro para España en los Juegos del Mediterráneo de Almería 2005. Asiduo desde entonces en las convocatorias de la selección sub'21, Puerta tuvo la oportunidad de debutar como internacional absoluto en un partido oficial ante Suecia, en octubre de 2006. Toda su brillante y rápida trayectoria profesional quedará en la historia del fútbol nacional, pero el sevillismo siempre tendrá en un sitio preferente el gol que marcó el 27 de abril de 2006. Aquella noche, jueves de Feria de Abril, una excepcional volea con su pierna buena, la izquierda, en la prórroga del choque ante el Schalke 04 alemán hizo retumbar las repletas gradas del Sánchez Pizjuán.

El Sevilla se clasificó para su primera final en 44 años y le permitió, posteriormente, ganar la Copa de la UEFA, primer título del club en seis décadas y primero de una serie de cinco (dos copas de la UEFA, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y una Supercopa de España) en quince meses que asombró al mundo futbolístico europeo, un gafe que pareció romper el desde entonces ''héroe de Nervión''.

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