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El Madrid también respira en la Euroliga

Los de Joan Plaza vencen al Armani Jeans Milano con una canasta de Bullock y suman su segundo triunfo en cuatro días

El Real Madrid ha calmado las aguas turbulentas por las que discurría en la ACB en la pista del DKV Joventut, al que derrotó el domingo pasado a domicilio, y ha tranquilizado también el movimiento de la nave en la Euroliga, ayudado por un calendario que le brindaba otro partido en casa, frente al Armani Jeans Milano italiano, que ha resuelto con un final de infarto y dos puntos decisivos, como no, de Louis Bullock.

Vivía en el alambre antes de saltar a la cancha del Joventut y de recibir al bloque de Piero Bucchi y, despachados ambos escollos, puede permitirse el lujo de disfrutar mejor temperatura ambiente.

Se lo debe a Felipe Reyes y, desde luego, al estadounidense Bullock, autor de la canasta que permitió al grupo español enjugar cinco puntos de desventaja en el último minuto para ganar por un solitario tanto. El pívot campeón del mundo eleva las miras de un equipo respaldado por los resultados y el juego de la mano de Joan Plaza que, esta temporada, por primera vez, se enfrenta a una puesta en escena complicada. El Madrid parece uno con Reyes en pista y otro cuando el ex colegial coge sitio en el banquillo.

REAL MADRID 70 - 69 ARMANI JEANS MILANO

Real Madrid (21+16+19+14) 70: Sánchez (-), Bullock (8), Mumbrú (8), Massey (15), Reyes (15) -cinco inicial-, Hosley (-), Papadopulos (-), Llull (11), Hervelle (10) y Tomas (3).

Armani Jeans Milano (20+18+15+16) 69: Hawkins (13), Sangare (2), Hall (21), Thomas (9) Rocca (4) -cinco inicial-, Vitali (6), Katelynas (4), Beard (2), Mordente (5) y Bulleri (3).

Árbitros: Belosevic (SRB), Rocha (POR) y Jasevicius (LTU). Excluyeron por personales a Beard (m.32) y Rocca (m.40).

Incidencias: encuentro correspondiente a la cuarta jornada de la primera fase de la Euroliga 2008-09 disputado en el Palacio Vistalegre ante unos 6.000 espectadores.

El Madrid despegó con mejor aspecto que nunca esta temporada. El estadounidense Louis Bullock veía aro (dos triples en el primer cuarto), el también americano Jeremiah Massey firmaba once puntos

como titular, el rebote ignoraba a los italianos y la producción local dentro de la zona dictaba sentencia. Diez puntos en la pintura y el buen funcionamiento global anunciaban un distanciamiento madridista inminente (21-12). Pero Reyes enfiló el banquillo, entró Papadopulos y, sin saber porqué, sin que el heleno fuera responsable único y directo, el cuadro milanés levantó el vuelo.

Bullock, decisivo otra vez

El Milano cogió el mando del tanteo mediante un parcial de 0-10 (21-22), enseñó los dientes (2-17 y 23-29 m.16) y Reyes tuvo que abandonar urgentemente la placidez de la banda para regresar al meollo de la pugna. El belga Axel Hervelle asumió esa parte del trabajo. El ala-pívot alteró las sensaciones. Hervelle convirtió la figura de un bloque sumido en la confusión en el perfil de un conjunto que empieza a desplegar las alas. Al menos en lo estético, un aspecto de tremenda influencia en lo psicológico. Aunque también en lo práctico. El Madrid abandonó los bandazos entre la desorientación y la esperanza para asentarse entre ambos extremos y trazar un camino de estabilidad para aplacar la inquietud de un rival sumido en las urgencias que provoca la necesidad de triunfos (0/3 en los tres primeros partidos continentales).

Bullock nunca ha rehusado la responsabilidad de un lanzamiento decisivo. El 70-69 hay que gradecérselo al compromiso del estadounidense. La ocasión de intentarlo a la constancia de Reyes y a la entrega de un equipo que está, en lo humano, por encima de los resultados. El madrileño está salvando de la quema a los blancos. Bullock también. El griego Lazaros Papadopulos, un enorme jugador, no acaba de sacar lo que lleva dentro, los problemas físicos han afectado a varios jugadores, y el nacionalizado Venson Hamilton necesita tiempo y el calendario no atiende a planificaciones de ningún tipo (CSKA Moscú, Tau Vitoria, DKV Joventut....).

Los blancos han planificado el curso con la intención de carburar como la seda más tarde, cuando la manga ancha se cierra y las consecuencias de cada resultado brotan según suena la bocina, cuando ya no hay errores gratuitos. El concepto entra dentro de lo habitual. Los equipos grandes saben que el reparto de habichuelas queda lejos, que disponen de un margen inicial para el borrón que, con el paso de las jornadas, desaparece. La estrategia, por generalizada que sea, requiere un mínimo y el Madrid echa de en falta resortes para vadear ileso la etapa de ajustes y plantarse en el tramo caliente de la temporada con solidez.

Sergio Llull penetra a canasta ante el italiano Modeste
Sergio Llull penetra a canasta ante el italiano ModesteAFP

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