El Atlético paga su racanería
Los de Aguirre, obsesionados con dejar la portería a cero, se hacen remontar en el minuto 94
El Atlético se llevó de Soria un punto, un empate y solo eso, porque a diez segundos del final tenía los tres puntos y la victoria pese a que había despachado el partido con desdén, a la ligera, casi sin esmero. Aguirre, el equipo, todo el Atlético, se presentaron en Soria con la intención, con la obsesión de dejar la portería a cero, y en ello estuvieron casi hasta el final, pero el Numancia tuvo tres palos, otro penalti no señalado y un gol fantasma. El gol, de penalti y al final, puso a cada uno en su sitio, aunque la racanería del Atlético podría haber merecido un castigo mayor.
La primera ocasión la tuvo el Numancia, a balón parado, intrascendente, pero sirvió para perder el aire funcionarial y la sensación de estar en Primera de prestado. Quero comenzó a tomar contacto con el juego, a buscar a Perea, al que a poco que le amagase le partía la cintura. La consigna era tirar desde cualquier sitio y por poco espacio que hubiera. El choque era del Numancia y el Atlético se dejaba dominar, aguantaba atrás, incluso Maniche, Agüero o Simao aparecían en defensa para echar una mano y se ausentaban de su puesto habitual de trabajo. No había ocasiones, no había peligro, no había casi nada.
FICHA DEL PARTIDO
1 - Numancia: Juan Pablo, Juanra, Pavón, Sergio Ortega, Cisma; Nagore, Moreno (Bellvís, min.64); Del Pino (Gorka Brit, min.76), Barkero, Quero; Goiria.
1 - Atlético de Madrid: Leo Franco, Perea, Heitinga, Ujfalusi, Pernía; Máxi Rodríguez (Raúl García, min.81), Maniche, Assuncao, Simao (Luis García, min. 86); Agüero (Sinama Pongolle, min.77) y Forlán.
Árbitro: Ramírez Domínguez (colegio andaluz). Mostró cartulinas amarillas a Maxi Rodríguez (min.18), Perea (min.86) y Sinama Pongolle (min.86), en el Atlético de Madrid, y Nagore (min.78), y Quero (min.85), en el Numancia.
Goles: 0-1: Min. 34. Diego Forlán; 1-1: Min. 94, Barkero (penalti)
Incidencias: Lleno en el estadio de Los Pajaritos con más de nueve mil espectadores en las gradas para ver el encuentro entre Numancia y Atlético de Madrid, correspondiente a la décimo segunda jornada de liga en Primera división.
Tuvo Agüero que acercarse a esperar el rechace de un saque de esquina, corrió, aguantó un par de patadas y le entregó un balón casi perfecto a Forlán que se estrelló en la manopla del portero. Había sido algo aislado, aisladísimo, porque el empeño seguía siendo el mismo, guardar el empate y esperar a tener una. Mientras, el Numancia no paraba, probaba sin descanso la banda de Perea para llegar hasta Leo Franco. Allí se juntaban Barquero y Quero para ahogar al colombiano y generar todo el peligro que había en el césped pero el Numancia tiene, como buen equipo pequeño, un problema con el gol. Y en esas Simao se cambió de barrio, se fue hasta la banda derecha, le llegó una pelota, la primera y colocó un pase prodigioso a Forlán. Le dejó solo ante Juan Pablo y el uruguayo acarició el cuero para dejarlo en la red.
El gol había llegado en la segunda ocasión, a la media hora de partido. El plan de Aguirre quedaba ratificado y a partir de ahí había hasta que exagerarlo sin ningún complejo. Forlán pudo volver a marcar un minuto después del gol, pero el gol era margen más que suficiente, pensaba Aguirre, para dedicar la hora de futbol y frío que quedaba en aguantar y pensar en el partido de Champions del miércoles.
El Numancia insistió en su ánimo, en sus ganas, y todo dictaba que si el Atlético no remataba la faena estaba destinado a sufrir. Goiria probó a Leo Franco de lejos, Ortega envió un cabezazo al larguero, Kresic movía el banco y añadía calidad a su ataque con Bellvis, Nagore y Brit repetían con el palo, al final fueron tres, Leo Franco sacó sobre la línea, o de dentro de la portería, un cabezazo de Goiria. El Atlético estaba acorralado pero la aplicación era la misma, tibia, destensada y esperando el final, la victoria, los tres puntos y al PSV Eindhoven. Y a diez segundos del final Perea empujó a un delantero, el árbitro pitó el penalti y Barkero lo convirtió en el empate.