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TENIS | COPA DAVIS

El dobles evita una sentencia fugaz

La derrota de Robredo y López deja viva la eliminatoria tras las victorias de Ferrer y Nadal

Retumban los consejos del estadounidense Robert Seguso, y su eco explica que Serbia siga viva para luchar contra España otro día en la eliminatoria de la Copa Davis (2-1). Primero, Novak Djokovic perdió lastimosamente (6-3, 6-3 y 7-6) contra David Ferrer bajo un sol de martirio. Luego, Rafael Nadal salió con los cañones escupiendo pólvora sobre la tierra rojo sangre, donde Janko Tipsarevic, -confundido "la pista era una playa, de las peores en las que he jugado", se quejó-, acabó derrotado (6-1, 6-0 y 6-2) al son de los martillos, con los obreros aún retocando la grada deformada por la que se suspendió la primera jornada. Y entonces, llegó Nenad Zimonjic, Ziki, un perro viejo del dobles. Y al tiempo, rapado como un marine, le siguió Viktor Troiki, un joven escuchando sus consejos. Y juntos, mientras el sol de Benidorm se volvía sombras, justo cuando España soñaba con cerrar la eliminatoria en un solo día, derrotaron a Feliciano López y Tommy Robredo (7-6, 6-4 y 7-6) , citando mañana a Nadal y a Djokovic sobre el albero (10.00, La 2). "Nadie gana a Serbia en un solo día", se rió Zimonjic.

Al principio de todo, Seguso. Un ex número uno en dobles, la mano que guió a Zimonjic en el despertar de su carrera, según cuenta su biografía. No es una cosa cualquiera. Seguso, con su inseparable Ken Flach, ganó Wimbledon, Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos. Seguso, implacable, se hizo con el oro olímpico. Y ahí, en la final de los Juegos de Seúl, igual que en la de Wimbledon, Seguso marcó a fuego y hierro dos carreras españolas: las de Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal, los derrotados. Zimonjic, el campeón de Wimbledon en dobles, el ex número uno del mundo, de 32 años, jugó ayer siguiendo al pie de la letra el manual de Seguso. "Fue nuestro máximo rival", recuerda Casal sobre Seguso. "Robert se complementaba muy bien con Flach, pero era el que le llevaba, el que dominaba la situación", continúa, estableciendo por adelantado un paralelismo con la pareja Zimonjic-Troiki. "Tiraba muy fuerte y era muy peligroso, porque si no le movías te mandaba zambombazos", añade. "Tenías que estar al ciento por ciento, porque si flaqueabas, él, con su potencia, te podía. Dominaba muy bien los espacios, sacaba bien, y tenía un juego basado en una bola pesada, muy muy pesada. Su pelota, aparte de con fuerza, venía con ese peso, y con eso en espacios cerrados...". Con eso en espacios cerrados no se podía, igual que no pudieron ayer Robredo y Feliciano con la bola pesada, el saque plomizo y el dominio de los pasillos de ese serbio con cara de sultán que responde por Zimonjic.

Su victoria le da un respiro a Djokovic, cariacontecido tras la derrota. "No he encontrado mi ritmo: llevo sin jugar sobre tierra desde junio de 2008", dijo. "Hemos podido entrenarnos poco, y David [Ferrer] ha jugado muy bien. Si hubiera sido más paciente en los momentos cruciales...". Con igual crudeza, aunque suene extraño, fue juzgado Nadal por su propio banquillo, pese a que sólo cedió tres juegos a Tipsarevic. "Toda la semana, durante los entrenamientos, estuvo pegando palizas. Ahora ha estado inestable", dijeron desde el equipo. "Por eso precisamente es el número uno", abundó Nicolás Almagro; "porque jugando irregular, sin necesidad de hacerlo extraordinario, aplasta a los rivales". "Contra Djokovic espero jugar bastante mejor que ante Tipsarevic", dijo él mismo, después de reconocer que había cometido errores, y cuando aún no sabía que hoy, por imperativo televisivo, deberá levantarse bien temprano para jugar su partido. "Sólo con uno de mis mejores niveles tendré opciones".

El público está avisado. Nadal, ese campeón al que trata con la proximidad reservada a los héroes de todos ?"¡Vamos Rafa, que tengo la paella lista!", le gritan; "¡Tiene miedo! ¡Se le ve en los ojos!", le aconsejan?, juega hoy contra Djokovic. Ocurre en Benidorm, se enfrentan dos de los tres mejores del mundo, y los serbios sueñan con un milagro. Habla Obradovic, su técnico: "Sabemos que Rafa es muy bueno, pero Djokovic es de esos jugadores que siempre hacen daño".

"No sé cómo está soldado esto"

El equipo serbio solicitó un certificado que asegurase la seguridad de la instalación

Se juega el tie break decisivo del dobles, grita la afición como nunca durante la jornada —"¡Este partido, lo vamos a ganar!"— y Dionisio Díez, el ingeniero responsable de la instalación, presta más bien poca atención a lo que ocurre sobre la pista del parque Terra Mítica de Benidorm. Ante sus ojos se extiende una cinta de plástico de la policía local de Benidorm con un claro mensaje: "No pasar". El mismo equipo serbio no se tomó la situación de la instalación a broma. Según explicó el doblista Zimonjic, traduciendo a Obradovic, su seleccionador, tanto la federación de su país como la internacional exigieron a la organización un certificado en el que se especificase que el uso de la remodelada instalación era seguro. El acceso a la escalera que llevaba hasta los graderíos de la esquina noreste estaba cerrado a ambos lados. Faltaba el primer escalón, un imponente trozo de metal que dejaba más lejos de lo imaginable el suelo. La chatarra descansaba medio doblada entre papeles, banderas y botellas vacías, y Díez no se lo explicaba. "No sé cómo está soldado esto", le dice a un compañero.

Más de 14.000 espectadores y 6.000 vehículos se acercaron hoy al recinto en el que se celebra la eliminatoria de la Copa Davis entre España y Serbia, que hoy volverá a abrir sus puertas a los aficionados a las nueve de la mañana. Minutos antes de que llegaran, según reconocieron fuentes de la organización, todavía había obreros trabajando en las instalaciones para arreglar los desperfectos causados en la grada por el temporal del jueves, con vientos de más de 80 kilómetros por hora, que obligó a suspender la primera jornada. El ruido de los martillos, sin embargo, no cesó ni siquiera cuando empezaron los partidos. Había obreros con cascos, chalecos fluorescentes, arneses, herramientas y cuerdas moviéndose por los pasillos. "Había algún asiento suelto que hubo que cambiar durante el partido", explicó uno de estos operarios.

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