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La UE recibe la respuesta de Irán al paquete de incentivos ofrecido por el G-6

El embajador de Irán en Bruselas da la posición de Teherán al jefe de la diplomacia europea, Javier Solana

Irán ha entregado hoy su respuesta al paquete de incentivos que el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, le presentó en nombre del G-6 hace tres semanas para que suspenda su programa de enriquecimiento de uranio. Según ha confirmado la oficina del Alto Representante de Política Exterior y Seguridad Común, el embajador iraní en Bruselas ya ha entregado la respuesta a Solana, en una carta firmada por el ministro de Exteriores, Manuchehr Mottaki. El llamado G-6, incluye a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido y Francia) más Alemania.

De acuerdo con la televisión iraní, el jefe del equipo negociador iraní, Said Yalilí, ya había dicho ayer al jefe de la diplomacia europea que "la República Islámica de Irán ha preparado y presentado una respuesta a la carta que le enviaron los ministros de Exteriores de las seis grandes potencias con una perspectiva constructiva y creativa, que subraya los puntos comunes".

Yalilí, que no dio mayores precisiones sobre el contenido de esa contestación, se refería a la existencia de una propuesta iraní previa para resolver los problemas del mundo, incluida la crisis nuclear. Sin embargo, ese documento, al que ha tenido acceso EL PAÍS, es un texto genérico en el que no se hace ninguna referencia a la suspensión de su programa de enriquecimiento de uranio, que la comunidad internacional teme que sirva de base para fabricar bombas atómicas. De hecho la oferta presentada por Solana decía que las negociaciones podían empezar tan pronto como Irán renunciara a esa actividad.

Aunque en la propuesta del G-6 no se decía de forma expresa, el enviado europeo explicó durante una conferencia de prensa posterior a su reunión con Yalilí que para romper el actual clima de desconfianza había propuesto una doble suspensión (freeze for freeze, en inglés), según la cual Irán se abstendría de incrementar su programa nuclear y la comunidad internacional, de aumentar las sanciones. Solana dio a entender que esto sería por un tiempo limitado. "Nada comparado con los 10 años que se tarda en construir una central nuclear", declaró.

Aunque, la suspensión del enriquecimiento de uranio ha constituido siempre la línea roja de Irán, durante esta semana las declaraciones de algunos altos cargos han dejado entrever un tono más conciliador. Una web local, Fararoo, incluso citaba el miércoles una fuente anónima según la cual Irán aceptaría suspender ese programa durante seis semanas si recibía una petición formal al respecto. La página también decía que el jefe de la Organización Iraní de la Energía Atómica, Gholamreza Aghazadeh, había mencionado ante la comisión de energía del Parlamento que Occidente había aceptado que podían tener 3.000 centrifugadoras. La propuesta presentada por Solana reconocía el derecho de Irán a "investigar, producir y utilizar energía nuclear con fines pacíficos" y le ofrecía apoyo a la investigación y desarrollo en ese campo a medida que se restaurara la confianza.

Aunque nadie espera un giro de 180 grados en la política nuclear iraní, resulta significativo que Yalilí anunciara que volverá a reunirse con Solana antes de que concluya el mes iraní de tir (el 20 de julio). Sin embargo, algunos analistas y diplomáticos consultados en Teherán temen que Irán pueda aceptar entrar en negociaciones con el único objetivo de evitarse nuevas presiones internacionales mientras afianza su programa nuclear.

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