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Escándalo sexual en la Asamblea de Ortega

La oposición acusa a los sandinistas de ofrecer dinero y "muchachas" a cambio de apoyo en el Parlamento

Carlos S. Maldonado

Los nicaragüenses, aficionados como son a las telenovelas, han seguido con interés un culebrón que nada tiene que ver con las producciones brasileñas, colombianas o mexicanas tan aclamadas en este país. La historia se produce en la Asamblea Nacional de Nicaragua, y tiene como protagonista a una joven diputada del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), acusada de ofrecer favores sexuales a un diputado opositor a cambio de que éste apoye leyes que favorecen al Gobierno, incluida una controvertida reforma constitucional que permitiría la reelección indefinida del presidente, Daniel Ortega. En torno a esta trama se desarrollan historias de extorsión y compra de favores que involucran sumas de miles de dólares.

Todo comenzó con la denuncia pública que hizo el jefe de la bancada del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Ramón González, quien afirmó la pasada semana que el Frente Sandinista compra voluntades en el Parlamento nicaragüense a partir de "combos" que incluyen desde becas universitarias en el exterior, cargos diplomáticos y grandes sumas de dinero, hasta "propuestas indecorosas y muchachas". González dijo que el FSLN le ofreció "una joven" al diputado liberal Porfirio Castro, aunque no reveló el nombre de esa muchacha.

La denuncia capturó de inmediato la atención de la prensa, que cuestionó al diputado Castro sobre la supuesta propuesta. Castro mencionó el nombre de la diputada sandinista Xóchitl Ocampo, una ex presentadora de telediarios que a sus 25 años es la legisladora más joven del Parlamento. Castro dijo que el FLSN, a través de Ocampo, le "insinuaba algo".

"Me decían 'diputado, usted nos podría acompañar en algo'. Xóchitl puede ser una forma para llegar a hacer cualquier oferta. Lo más idóneo para ellos, para tratar de mantener un vínculo, es con una dama, y ellos la están utilizando, es una estrategia", dijo Castro. Y dicho esto, el escándalo llevó a la Asamblea a las primeras planas y a los noticieros de mayor audiencia de los medios nicaragüenses.

Ocampo, como era de esperar, negó todas las acusaciones y hasta amenazó con demandar a los periodistas que publicaron las declaraciones de Castro. Pero la diputada cometió el error de afirmar públicamente que era Castro el que la "piropeaba" y minutos después apareció frente a las cámaras en el hemiciclo de la Asamblea, estrechándole la mano al diputado que la había denunciado, lo que despertó más sospechas entre la prensa.

"Yo he recibido propuestas indecorosas de ellos porque son unos grandes irrespetuosos. Su misma bancada me ha dicho que cuando él se me acercaba a estarme dando piropos lo regañaban y le decían que se apartara de mí. Debo dejar claro que en ningún momento yo soy la representante de mi bancada para negociar. El que se me ha acercado es él [Castro] a mí, a darme piropos de vez en cuando", dijo Ocampo.

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Este escándalo está acompañado por supuestos sobornos del FSLN a diputados de la oposición, a los que supuestamente les ofrece sumas de hasta 60.000 dólares (unos 40.000 euros) para que apoyen las iniciativas de los diputados oficialistas. El último caso denunciado es el del diputado liberal Carlos Olivas, quien abandonó la bancada de su partido y ahora es aliado del FSLN. Los diputados del PLC afirman que Olivas "fue comprado", aunque nadie puede comprobar el uso de sobornos y prebendas por parte del partido gobernante. El Frente Sandinista hace uso de estas supuestas extorsiones para lograr una mayoría simple (47 votos de los 92 que conforman la Asamblea) para poder aprobar las reformas constitucionales que perpetuarían en el poder al presidente Ortega.

En un giro inesperado de la trama, los diputados Castro y González negaron haber afirmado el uso de "combos" y favores sexuales por parte del Frente Sandinista y dijeron que eso había sido un invento de los periodistas que dan cobertura a la Asamblea. Los reporteros reaccionaron furiosos y abandonaron una sesión especial organizada el jueves pasado con motivo del Día Nacional del Periodista. "Se están tratando de lavar las manos con una acusación que ellos hicieron", dijo a EL PAÍS el periodista Ludwin Loásiga, amenazado con ser demandado por la diputada Ocampo.

Algunos diputados pidieron que se investigara el uso de este tipo de extorsiones dentro del Parlamento, pero el diputado opositor José Pallais no cree que esas investigaciones se realicen. Por el momento, la Junta Directiva de la Asamblea Nacional, dominada por diputados sandinistas, ha dicho que analizará el caso en la sesión de este martes y hasta se habla de aplicar sanciones contra los diputados Castro y González, como castigo por el escándalo en el que han involucrado a este poder del Estado. Los nicaragüenses, mientras tanto, siguen atentos al culebrón que protagonizan sus legisladores.

El diputado Porfirio Castro.
El diputado Porfirio Castro.ISIDRO HERNÁNDEZ
La diputada Xóchitl Ocampo.
La diputada Xóchitl Ocampo.ISIDRO HERNÁNDEZ

Bigamia y prostitución

No es la primera vez que los diputados nicaragüenses protagonizan un escándalo. En el año 2000, el entonces diputado liberal Marlon Castillo entró al hemiciclo del Parlamento amenazando con suicidarse con un arma de 9 milímetros. La razón era la tensión por el acoso del que supuestamente era víctima por parte de los medios, tras las denuncias hechas por su esposa, Maritza Sequeira, quien lo acusó de usurpación de identidad, bigamia y negarse a pagar pensión alimenticia a sus hijas. En ese entonces la Junta Directiva de la Asamblea Nacional le impuso una sanción de tres meses. Cumplida la sanción, Castillo regresó a su escaño.

Otro escándalo se produjo en 1998, cuando debido a un correo electrónico que circuló por la Asamblea, se supo que el diputado suplente Roberto Calderón, del Frente Sandinista, ofrecía servicios sexuales a través de un número de móvil que publicaba en los clasificados de los diarios. En esa ocasión, el diputado Calderón se defendió argumentando que ejercía la prostitución "por necesidad".

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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